Barcelona le ganó 2-1 al Dínamo de Kiev por el Grupo G de la Champions League y acumula puntaje perfecto (nueve unidades en tres partidos). Sin embargo, la actuación del equipo ante un rival inferior con una gran cantidad de bajas a raíz de un brote de coronavirus, dejó preocupados a Ronald Koeman y a la afición culé. Lionel Messi provocó y anotó el penal que abrió el marcador (Gerard Piqué amplió la ventaja con un cabezazo tras cesión de Ansu Fati) y dejó algunas grageas de su talento. Sin embargo, no pudo romper una maldición que lo persigue desde hace más de tres meses.
La Pulga, de 33 años, lleva cinco goles en la nueva temporada; todos de penal. En su favor, acarrea una efectividad envidiable desde los 12 pasos: convirtió los últimos 11 que ejecutó y apenas falló uno de los últimos 15. Pero no logra gritar con el balón en movimiento (o, en su defecto, de tiro libre) desde el 8 de agosto, cuando los blaugranas derrotaron 3-1 a Nápoli por la Champions League. Desde entonces pasaron 12 cotejos en los que, a pesar de contar con situaciones de gol, el arco no se le abrió al astro rosarino.
El oprobioso 2-8 ante Bayern Múnich por la Champions pasada, tres duelos en la presente edición y seis cotejos por la Liga de España; más dos con la Selección por Eliminatorias. Todo eso pasó sin que el delantero lograse marcar, a excepción, dicho quedó, de los penales.
A los 3 minutos 35 segundos del partido en el Camp Nou forzó el penal al llevarse la pelota en el borde del área, donde fue derribado. Batió al portero adversario con un zurdazo cruzado, con convicción. Luego remató cuatro veces más al arco. A los 16, el guardameta Neshcheret contuvo su intento. A los 41, otro shot pasó cerca del arco, lo mismo que a los 73 (en este caso, se fue por encima del travesaño). Y a los 57, un tiro libre suyo generó una volada impactante del arquero ucraniano.
No se marchó conforme del campo el capitán. al punto que fue uno de los primeros en abandonar el campo de juego. Fue en el borde del túnel cuando se dio una escena más que llamativa: Mircea Lucescu, entrenador del Dínamo, le pidió la camiseta. Al menos allí, delante de las cámaras de TV, no se la ofrendó. Tal vez sí ocurrió en la zona de vestuarios, algo que Messi ha hecho muchas veces en su carrera.
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