Aunque no son tan comunes, el fútbol mexicano también se ha visto sacudido por muertes repentinas, ya sea de jugadores en activo en nuestro país o de ídolos que murieron en otras latitudes.
En muchos casos, su carrera apenas iniciaba o estaba en su mejor momento, pero otros recién se habían retirado.
En esta época de Día de Muertos, hacemos un recuento de los fallecimientos de futbolistas que han marcado la Liga MX.
Antonio de Nigris (1978-2009)
Surgido de las fuerzas básicas de Rayados de Monterrey, Antonio de Nigris rápido comenzó una carrera de trotamundos, jugando en España, Colombia, Brasil, China, Turquía y Grecia.
También fue seleccionado nacional y falleció cuando defendía la camiseta del AE Larisa de la Super Liga Griega a causa de un paro cardiaco, el 16 de noviembre de 2009
Su hermano retirado hace algunos años, Aldo de Nigris, siempre lo honraba en sus actuaciones con el Tri y Monterrey, donde también fue ídolo.
Christian Benítez (1986-2003)
Una de las muertes más lamentables para el futbol mexicano fue la del delantero y seleccionado nacional ecuatoriano, Christian Benítez, quien fue un referente del América a lo largo de dos años y un ídolo para su hinchada.
“Chucho” falleció de un infarto al corazón el 29 de julio de 2013 en Qatar, con tan sólo 27 años de edad y en plenitud de facultades. Jugaba para el Jaish SC; apenas unas semanas atrás se había desligado de las Águilas del América, a las que condujo al campeonato de liga en el Clausura 2013, amén de que se convirtiera con esta camiseta en el único triple goleador en torneos cortos.
Fue un grande para el balompié azteca, donde dejó un legado de 103 “dianas” y cuatro títulos como máximo anotador, durante su estadía en Santos Laguna y América.
Pablo Hernán Gómez (1977-2001)
Con apenas 21 años, Gómez llegó al fútbol mexicano en 1998, fichado por Morelia. Tras un breve paso en el ascenso firmó con los Tuzos del Pachuca, donde fue fundamental para el primer título de liga, en 1999.
El argentino ya era ídolo de la bella airosa cuando sufrió un accidente en carretera, en el que también murió su esposa; sin embargo, sus hijos sobrevivieron.
Los Tuzos decidieron retirar el número 20 en honor a su delantero.
Miguel Calero (1971-2012)
El portero colombiano llegó a México en 2000 y se convirtió en leyenda con Pachuca. “El Cóndor”, le llamaban, lo cierto es que sus grandes atajadas, su don de mando, su liderazgo, aún se recuerdan en la Bella Airosa.
Llamaba la atención que Miguel Calero saliera a defender su meta con gorra y también que su atlético cuerpo se asemejara al de un super héroe de los comics. Esto lo hacía especial y diferente.
Calero obtuvo cuatro títulos de liga, una Copa Sudamericana y algunos otros logros con los Tuzos. Tras su retiro, en 2011, su vida se apagó el 4 de diciembre de 2012 por un infarto cardiorespiratorio, el cual se presentó luego que se le diagnosticara muerte cerebral por la retrombosis que sufrió unos días antes.
Ezequiel Orozco (1988-2018)
El caso más reciente es el del ‘Cheque’, quien sin ser figura con Necaxa, Jaguares o Atlante, se ganó la admiración de todo el fútbol mexicano durante su batalla con el cáncer de pulmón.
Durante su paso con Murciélagos recibió el apoyo de compañeros y rivales, mientras su club le realizó un homenaje en vida al permitirle ingresar a la cancha durante unos segundos. Tras su muerte, varios equipos decidieron apoyar a su familia.
Octavio Muciño (1950-1974)
Pieza clave en la etapa más brillante del Cruz Azul, Muciño fue asesinado a las afueras de un restaurante en Guadalajara, cuando era jugador de las Chivas.
El joven de 24 años discutió dentro del lugar con un cliente, que lo esperó a la salida para propinarle tres balazos y terminar con su prometedora carrera.
MÁS SOBRE OTROS TEMAS: