Barcelona derrotó 2-0 a la Juventus por la segunda fecha de la fase de grupos de la Champions League. Y, más allá de que en la Vecchia Signora no estuvo Cristiano Ronaldo, aquejado de coronavirus, los blaugranas dieron una prueba de carácter, imponiéndose con justicia para dejar atrás el tropiezo en el clásico ante el Real Madrid.
Lionel Messi, con un cambio de frente exquisito, habilitó a Ousmane Dembelé para que dibujara una jugada individual en la apertura del marcador. Y otra vez la Pulga, en el epílogo y de penal, firmó el tanto definitivo. Fue una de las grandes figuras del duelo, al punto que la cuenta oficial del Barcelona aguijoneó a la Juventus con su actuación. Las cámaras de TV captaron el momento en el que, consumada la victoria, el capitán, de 33 años, se abrazó con el entrenador Ronald Koeman, con quien tuvo diferencias en el momento en el que el holandés desembarcó en Cataluña.
La imagen, tras una cadena de gestos más fríos de la relación, llegó hasta la mismísima conferencia de prensa. El DT neerlandés contó el detrás de escena de la felicitación mutua. “Mi relación con Leo nunca ha sido complicada. Yo hablé con él en su momento. Lo único que le he dicho al acabar el partido es que había que sentenciarlo antes”, comentó.
“Siempre es importante crear oportunidades Hemos sido superiores. Lo que nos ha faltado es sentenciar el partido. Es el partido del que más satisfecho estoy, sabiendo a quién teníamos adelante jugando fuera de casa”, subrayó en su análisis del cotejo. Gracias a los festejos ante la Juve y el Ferencvaros, Barcelona lidera el Grupo G de la Liga de Campeones de Europa con seis puntos, tres más que los italianos, segundos en la tabla.
“No es bueno destacar a uno de los atacantes, el conjunto a ha demostrado fe, confianza y personalidad”, agregó. Sin embargo, tuvo palabras elogiosas con el juvenil Pedri, de 17 años, y de respaldo hacia Antoine Griezmann, quien volvió a la titularidad con un interesante rendimiento, más allá de que no pudo concretar lo que generó (un remate suyo dio en el palo en el inicio del partido).
“Para cualquier jugador, cuando la suerte no está de su lado, la solución es seguir trabajando. El gol llegará, no tengo dudas”, dijo sobre el francés, qué le había lanzado un dardo público por su falta de continuidad y el espacio que ocupa en su esquema.
Koeman llegó al club bajo la administración de Josep Bartomeu. Y el presidente renunció ayer, cercado por la crisis y la moción de censura que amenazaba con sacarlo del sillón el 1 y 2 de noviembre. ¿Eso cambia el contexto de su trabajo? ¿Corre riesgo su rol si dentro del plazo de tres meses hay elecciones y el nuevo titular de la institución pone bajo la lupa su proyecto?
“Con la decisión del presidente el equipo ha estado muy bien. No nos afecta. No me preocupa, ponemos nuestra energía en el fútbol”, regateó ante la primera pregunta. Pero fueron varias. Y paso a paso fue profundizando su pensamiento.
“No creo que me afecte la salida de Bartomeu. Si me afecta, tendrán que hablar conmigo. Yo trabajo en Barcelona para sacar los mejores resultados. Yo no me siento liberado, ni mucho menos. Cada uno tiene su pensamiento sobre las cosas que han pasado. No puedo decir que me haya sorprendido, el presidente habrá tomado la decisión por el bien del club y por circunstancias de las que no puedo opinar”, cerró Koeman.
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