El árbitro del clásico entre Barcelona y Real Madrid fue actor central del duelo. El juez Juan Martínez Munuera recibió el aval de sus colegas del VAR para no cobrar un posible penal sobre Lionel Messi en el primer tiempo y se apoyó en las pantallas de la herramienta tecnológica para cobrar una pena máxima a favor del Merengue en el complemento.
La maniobra ocurrió cerca de los 14 minutos de la segunda etapa cuando llegó un envió al área del Blaugrana desde la izquierda y el defensor francés Clément Lenglet sujetó de la camiseta a Sergio Ramos con el objetivo de evitar que un cabezazo del referente del Merengue.
Desde el VAR llamaron a Martínez Munuera para que revisara la acción y acudió a las pantallas ubicadas a un costado del Camp Nou para mirar en detalle lo ocurrido. La imagen era elocuente: Ramos frenó de golpe, Lenglet se pasó de largo y sujetó claramente de la camiseta a su rival, quien aprovechó la acción y se tiró al suelo para hacer más evidente lo acontecido.
Tras realizar el gesto de la pantalla, el juez marcó el punto de penal y le mostró la tarjeta amarilla al marcador central del Blaugrana. Segundos más tarde, Ramos definió cruzado y, con cierto suspenso, marcó el 2-1 a favor del combinado madridista.
Un detalle no menor es que minutos más tarde, ocurrió en el área del equipo visitante una jugada que también despertó polémicas. Sergio Ramos despejó tras una serie de rebotes y la pelota impactó en el brazo de Raphael Varane. Todos los futbolistas del Blaugrana protestaron por eso apenas sucedió, pero el juez tras escuchar por el comunicador a sus colegas del VAR dejó seguir la acción.
Sin embargo, la maniobra que quedó para el debate ocurrió en el primer tiempo, cuando Messi realizó una jugada magistral en la puerta del área y Casemiro lo cruzó. El brasileño tocó primero la pelota y luego las piernas del futbolista argentino, pero generó la controversia. Martínez Munuera habló con el VAR, pero tampoco revisó lo ocurrido.
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