Este fin de semana Lewis Hamilton puede convertirse en el piloto más ganador en la Fórmula 1. Si el inglés vence en el Gran Premio de Portugal alcanzará las 92 victorias y batirá el récord de Michael Schumacher, a quien igualó en la última fecha. Hasta es un hecho que el piloto de Mercedes consiga en 2020 su séptimo título, empate al alemán y ambos sean los más campeones en 70 años. Cada vez que se logran estos hitos empiezan los análisis sobre quién fue el mejor de la historia. Según un estudio matemático de The Economist, ninguno de los dos tiene ese mérito sino Juan Manuel Fangio.
Comparar diferentes épocas siempre es un problema y más en el automovilismo con todas sus variables: por el avance de la tecnología y de los autos, los cambios en los circuitos, la variación del sistema de puntaje y porque es tal vez el deporte menos puro en cuanto al factor humano por la incidencia del medio mecánico. Éste punto da en la tecla a los casos de Schumacher y Hamilton que, más allá del talento de ambos, siempre se pone en tela de juicio que su dominio fue en mayor medida por tener el mejor auto. Aunque los dos supieron capitalizar con resultados sus herramientas.
Sin embargo, no hay nada como la frialdad de los números. Por eso el medio inglés realizó un modelo basado en el del matemático Andrew Bell de la Universidad de Sheffield, que es la columna estructural del documental de Netflix, “Fangio: el hombre que domaba las máquinas”. Su estudio se llama “Fórmula para el éxito: Modelo del rendimiento de los pilotos y las escuderías 1950-2014”. Su resultado ya puso al Chueco por encima de todos.
Ese informe destacó la efectividad del Quíntuple, que en sus ocho temporadas (N. de la R: en 1952 no corrió porque tuvo un accidente y en 1958 disputó solo dos de once fechas), en la Máxima obtuvo 24 triunfos, 29 poles positions, 23 récords de vueltas, 35 podios y los títulos de 1951, 1954, 1955, 1956 y 1957, el último con 46 años. En cuanto al porcentaje de victorias sobre carreras corridas, el balcarceño tuvo un 47,05 % (24/51). Le sigue el italiano Alberto Ascari (13/33), con 39,39%, y Hamilton (91/261), 34.87 %.
En tanto que el trabajo de The Economist midió el impacto de los 745 pilotos en la historia de la F-1. Encuentra que los mejores años de Hamilton están muy por debajo de los de los grandes de todos los tiempos, pero también los de Schumacher. El análisis convierte los lugares de llegada en las carreras en puntos, utilizando el sistema 1991-2002: ganador (10 puntos), segundo (6), tercero (4), cuarto (3), quinto (2) y sexto (1). Los puntajes que se dieron fueron ajustados sobre efectos estructurales, como el número y el desempeño pasado de otros pilotos. Luego se dividió por el crédito entre los pilotos y sus autos. Hoy la categoría tiene diez escuderías, con dos corredores y coches cada una.
Por caso, Fangio ganó 49 de los 80 puntos posibles en 1956 (61% de efectividad). El modelo le asigna un 36% de puntos y un 26 a Ferrari, su equipo en esa temporada.
“Desenredar estos factores es complicado. Schumacher pasó la mayor parte de su apogeo en Ferrari, como lo ha hecho Hamilton en Mercedes, dejando escasos datos sobre su trabajo en otros coches”, afirma The Economist.
“Sin embargo, sus compañeros de equipo variaron. Y los corredores que compitieron junto a Hamilton o Schumacher tendían a obtener mejores resultados en esos períodos que en otros lugares. Si los ingenieros de Ferrari y Mercedes impulsaron al segundo piloto, probablemente ayudaron a sus estrellas en un grado similar. Debido a que la mayoría de los conductores cambian de equipo algunas veces, este método se puede aplicar a lo largo de la historia”, continúa el estudio.
Lo de los compañeros es cierto. Por ejemplo: Rubens Barrichello debutó en la F-1 en 1993 y recién ganó su primera carrera en 2000, en su primer año con la Scuderia. Valtteri Bottas comenzó en la Máxima en 2013, pero no venció hasta 2017, cuando llegó a Mercedes y ya suma nueve triunfos. Y un caso para destacar es el de Nico Rosberg. Se inició en la categoría en 2006 y tres de sus 23 victorias fueron en 2012 y 2013, cuando el equipo alemán aún no era el mejor. Además, el germano doblegó a Hamilton en 2016 y fue campeón.
Según el estudio, en el mano a mano entre Schumacher y Hamilton, prevalece el alemán. El Kaiser ganó 1,9 puntos más por carrera de lo que un piloto promedio hubiera logrado en los mismos eventos y autos, superando la marca de 1,8 de Lewis. Limitado este parámetro a sus cinco mejores años consecutivos de ambos, la brecha es mayor: a 2,7 unidades por carrera para Schumi y 2,0 para el inglés. Los dos quedan detrás de Fangio, Jim Clark (1960-1968), Alain Prost (1980-1993) y Sir Jackie Stewart (1965-1973). Pero figuran arriba de Ayrton Senna (1984-1994) y Alberto Ascari (1950-1955). Todos campeones mundiales.
Para llegar a esas 91 victorias, Schumacher y Hamilton corrieron con los mejores monopostos de sus épocas. Pero hace 20 años, los autos de Williams y McLaren eran tan competitivos como los de Ferrari. Al ser Mercedes el mejor equipo y contar con el coche que prevalece desde 2014 con el comienzo de los motores híbridos (a combustión y eléctricos), permite que sus pilotos ganen la mayor cantidad de carreras.
El modelo empleado eleva a los grandes de otras épocas. Les asigna a los pilotos de la década de 1950 el 58 % de los puntos por sus equipos; mientras que hoy esa participación es del 19 %. Además, en los primeros años hubo pocas carreras: Fangio comenzó solo 51, frente a las 306 de Schumacher y las 261 que suma Hamilton.
Por último el informe apunta a destacar a los ingenieros, quienes son los auténticos héroes de la F-1 actual: “Fangio, que era mecánico de formación y ganó títulos con coches de cuatro marcas diferentes (Alfa Romeo, Mercedes, Ferrari y Maserati), era conocido como ‘El Maestro’. Los maestros de la F-1 moderna son ingenieros que se sientan detrás de las computadoras portátiles, no de los volantes”.
El Chueco tenía su taller en Balcarce y armó sus coches para correr y ser bicampeón del TC en 1940 y 1941. Supo repararlos en los Grandes Premios que tuvieron miles de kilómetros. Al llegar a la F-1, a su manejo le puso el plus de su conocimiento en la preparación de los autos y por eso se adaptó a cuatro monopostos distintos para alcanzar la gloria. Puede decirse que fue la combinación perfecta entre el factor humano y el técnico.
La conclusión del estudio puede generar controversia, aunque es para pensar. Por caso, Red Bull tiene al ingeniero más destacado de los últimos 25 años, Adrian Newey (junto a Ross Brawn, jefe técnico de la categoría) y este año es el mejor equipo detrás de Mercedes. Desde el anuncio de la salida de Honda como su motorista a partir de 2022, la casa alemana le negó los fierros: saben que el team austriaco tiene el mejor chasis de la categoría y si le suma su impulsor sería una derrota cantada. Por algo en las últimas décadas las carreras empezaron a ganarse con la contratación de los mejores técnicos.
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