“Hay cosas que ni Maradona vio...”, anunciaron en la presentación del material que fue sacado a la luz como parte de un homenaje en el mes de los 60 años del Diez. Un Diego Maradona con 30 años, en ojotas, irrumpe en el entrenamiento de la selección argentina a días de enfrentar a Brasil por los octavos de final del Mundial de Italia 90. La gran noticia por esas horas era el tobillo lesionado del capitán argentino.
“Aquí llega Diego, ¿cómo está maestro?”, lo presenta el periodista Enrique Moltoni en la entrevista que compartió el noticiero TeleNueve y que fue presentada como “material inédito”. “Bien...”, advierte un Maradona con cierta incomodidad.
— Estamos preocupados por vos
— Yo estoy más preocupado que todo el mundo porque la lesión la tengo...
— ¿Dónde es la lesión Diego?
— Aquí, la podés mirar
“Fijense ustedes, esta es la lesión”, advierte Moltoni mientras le toma el tobillo izquierdo con su mano y lo muestra a cámara para dar fe de las palabras del líder de un equipo que había perdido con Camerún en el debut de la fase de grupos, pero había logrado la clasificación tras vencer a la Unión Soviética (2-0) y empatar con Rumania (1-1).
“Decían que yo había inventado... Entonces se la muestro a los argentinos más que nada, a los italianos no. A los italianos no porque no creen nada, creen que es todo invento. No le creen al doctor Madero. No voy a la conferencia de prensa y dicen: ‘¿Por qué no viene? Hay que multarlo’. Y yo tenía el pie que no podía caminar", reclama Maradona en ese segmento del por entonces llamado Nuevediario.
Aquel 24 de junio de 1990, Maradona fue protagonista estelar del clásico contra Brasil por los octavos de final. Tras sufrir durante todo el partido contra un equipo que había clasificado con puntaje perfecto en su grupo tras superar a Suecia, Costa Rica y Escocia, hizo una magistral jugada para dejar habilitado a Claudio Paul Caniggia, quien anotó un gol histórico.
“Sí, te vimos muy mal y no te quisimos molestar por eso. ¿Qué pensás para el domingo?”, le preguntó el periodista. “Que en fútbol existen los milagros. Nosotros sabemos bien que somos inferiores a Brasil, eso no lo podemos esconder. No se lo voy a esconder yo a los argentinos. Pero que los argentinos se queden tranquilos que el milagro existe en el fútbol y que nosotros queremos hacer el milagro”, reconocía Diego.
En esa entrevista también hace una particular referencia a una polémica que se había generado por sus salidas a las “discotecas”.
— Cuántas cosas que se escribieron ayer, ¿no? Que te habías ido a una discoteca, una cantidad de cosas... Es increíble, ¿no?
— Yo estoy tranquilo. Sé lo que hago. Tengo 30 años. Ya lo hablamos muchísimas veces. Las discotecas, las discotecas me gustaron siempre... Lo que pasa es que ahora estoy en un Mundial que es mi vida, es mucho más importante que una discoteca...
Argentina venció a Brasil 1-0 en octavos de final y se encaminó a la final tras ganarle por penales a Yugoslavia (0-0) y al local Italia (1-1). Finalmente, el camino terminaría con una derrota polémica ante Alemania en la final por 1-0.
A 30 años de ese suceso, Maradona revivió su dolorosa lesión en el tobillo meses atrás en una entrevista con Infobae: “Pocas veces sentí tanto dolor como en ese Mundial. No sé cómo me aguantó el tobillo. Me acuerdo que me lo rompen con Rumania de un puntinazo. Ese partido, muchos no se acuerdan, pero fue tremendo, nos cagamos a patadas. Porque ellos dieron, pero nosotros también. Me acuerdo que llegué al vestuario en el entretiempo y no podía pisar. El médico me dijo que no podía salir al segundo tiempo. ¡Era el partido que nos clasificaba o nos dejaba afuera! Ni muerto me lo perdía. Así que me infiltraron en el vestuario y salí a jugar así”".
"De ahí en más todos los partidos me infiltraban y, en la medida que pasaban los días, peor se me ponía el tobillo. En el partido con Brasil, cuando le doy el pase a Cani, sentí un pinchazo tremendo. Yo me quedé tirado viendo cómo Cani hacía el gol y sentía un dolor infernal. Creo que me levanté de la alegría del gol, pero no sentía el tobillo”, recordó de su emblemática asistencia al Cani.
“Yo sentía como que me agarraban el tobillo con una tenaza y me lo retorcían. Solo no sentía dolor en los 90 minutos, porque lo único que me importaba era dejar todo en la cancha. Casi no me entrené en todo el Mundial por el dolor. No me ataba los cordones, en la concentración andaba en ojotas y las ganas que tenía fueron las que me hicieron llegar hasta el último partido", reconoció.
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