Rafael Nadal continúa haciendo historia en el tenis después de conseguir su decimotercer Roland Garros al vencer a Novak Djokovic con un apabullante 6-0, 6-2 y 7-5. Este título, sin embargo, tiene un sabor especial ya que se dio en un momento histórico que vive el planeta, inmerso en una atípica normalidad producto del COVID-19.
Fueron muchos meses de incertidumbre, de no saber qué pasará ni cuando iba a reanudarse la competencia. El parate deportivo podía afectar seriamente las condiciones físicas de un jugador que está escribiendo sus últimos capítulos dentro del mundo de la raqueta.
Sus lágrimas al ver la bandera española flameando junto al himno en París representaron todo lo que vivió durante el obligado receso, y fue su entrenador Carlos Moya el que reveló lo difícil que fue ese tiempo en “Stand By”.
“Nadie sabe cómo lo pasó estos meses... Ha sido un año muy atípico, pero para todos. Entran muchos factores: mentales, de adaptación, de sobrellevarlo de la mejor manera posible, de superar los malos momentos...”, explicó el español en diálogo con ABC.
“Nos ha tocado hacer de psicólogos a todo el equipo. Los que hemos estado el día a día con él no hemos sido trabajadores, tuvimos que ser muy amigos. Han sido momentos de incertidumbre, momentos difíciles. No había una rutina, sobre todo al principio del confinamiento. No sabíamos cuándo íbamos a volver, qué torneos se jugaban, cuándo estar preparado... Para un deportista de elite, eso es matador”, detalló.
Sin un esquema de entrenamiento definido Moya aseguró que le dieron "total prioridad a la cabeza mientras no tuviéramos el objetivo claro de cuándo íbamos a volver.
“Eso suponía que si un día no queríamos entrenar no se entrenaba, si un día quería hacerlo 15 minutos se hacían 15 minutos, si había que entrenar dos días a la semana se hacía dos días a la semana... Dosificando, y dándole tiempo para que pudiera hacer todo lo que se pudiera hacer teniendo en cuenta las fechas”, remarcó sobre la atípica rutina que llevaron durante el confinamiento.
“Una vez que supimos el calendario, ya nos adaptamos para estar preparados”, afirmó.
En cuanto a su preparación para el Roland Garros, torneo favorito por excelencia del español, el ex tenista de 44 años reconoció que, “el camino al torneo sí que ha sido el más atípico, irrepetible. Una preparación en donde no había un libro de instrucciones ni una guía, hemos ido un poco a ciegas”.
“Ha costado. La gente que no ve el día a día no ha sido consciente de lo que han sido estos meses. No han sido fáciles, pero bueno. Al final, ha tenido una actitud increíble. Se ha podido conseguir con mucho trabajo, el día a día no era fácil. Además de su cabeza y lo que él podía pensar, estaba la situación que ha afectado a todo el mundo”, sentenció antes de destacar que el objetivo que tenía el equipo era “volver al Rafa de antes, a un Rafa competitivo, disfrutando del tenis”.
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