El boxeo es un noble arte que requiere de todos los sentidos, especialmente aquel que pondere la estética.
La lucha de la UFC, cada vez más popular en el mundo por sumar cultores, tener una gran organización y un impecable marketing, no requiere de tal virtud pues siempre la fuerza será el factor fundamental del éxito.
Un frente a frente entre un pugilista y un luchador de Artes Marciales Mixtas, podría generar un interesante show sustentado en las preferencias de millones de espectadores y sus consecuentes dilemas, pero tal evento no debería considerarse un combate, siempre sería un enfrentamiento; en definitiva, un show.
Es en tal sentido que cada vez cobra más fuerza un nuevo intento de Conor McGregor –paradigma y aún estrella de la UFC– por enfrentarse contra un “monstruo” del boxeo, el filipino Manny Pacquiao quien es el actual campeón mundial welter de la AMB y que antes fuera titular de ocho categorías.
El potencial cruce no está aún definido pues el contexto presenta un conflicto macro adicional: “la UFC contra el boxeo”. Es sabido que ante la evolución del negocio y su imparable ritmo, la UFC no quiere darle oportunidad a que exponentes famosos del pugilismo como lo fuera Mayweather en su momento y lo es desde hace 25 años Pacquiao, pongan en riesgo el prestigio de celebridades como McGregor, pues él simboliza –más que otros– el avance de la jaula sobre el ring.
No es el único desencuentro previo pues el CEO de la UFC, Dana White, se opone a que McGregor haga ese show y también a que realice una presentación con fines benéficos para víctimas afectadas por el Covid-19 ante Dustin Poirier, el próximo 12 de diciembre en Dublin, Irlanda.
No obstante McGregor, alentado por la familia Real de Arabia Saudita, quiere el mano a mano con Pacquiao y éste que hace más de un año no produce un dólar –su último combate fue contra Keith Thurman en julio del 19– estaría dispuesto a aceptarlo.
El nudo que traba el anuncio es aún más complicado pues la compañía que fue comprada por los hermanos Frank y Lorenzo Fertitta y por Dana White en el 2010 por 2 millones de dólares, acaba de ser vendida nuevamente. En ésta oportunidad la Ultimate Figthing Championship (UFC) que ya había sido adquirida por 1.600 millones de dólares en el 2018 ha sido transferida al grupo WME-IMG por 4.000 millones de dólares. Los traspasos dejaron afuera a los hermanos Fertitta pero no a Dana White quien seguirá siendo el CEO de la pujante compañía y ésta se opone a compartir shows con el boxeo tradicional. El razonamiento es que el público de la UFC supera al del boxeo en una proporción de 5 a 1 y tal prevalencia resultará imposible trasladarla a una negociación de bolsas y porcentajes razonables.
El antecedente más relevante de un enfrentamiento entre un luchador y un boxeador sobre el ring fue el que protagonizaron Floyd Mayweather y Conor McGregor el 27 de agosto de 2017 en T-Mobile Arena de Las Vegas, oportunidad en la cual Floyd jugó con McGregor y le ganó por KOT en el 10° asalto. Pudo ser peor para el luchador irlandés, pues el árbitro Robert Byrd al intervenir indebidamente salvó a McGregor del último golpe, el que hubiera significado un nocaut anestésico y horizontal sobre la lona.
La recaudación de ese show generó entre el público asistente, más el pay per view y la venta de otros derechos internacionales un volumen de 600 millones de dólares de los cuales 300 fueron para Mayweather y 100 para McGregor, tras estimar la suma de los porcentajes que excedieron las bolsas fijas: 75 millones para el irlandés y 100 para Floyd al momento de subir al cuadrilátero. Fue en tal aspecto que Dana White, el CEO de la UFC, sintió injusto que quien más compradores del evento había aportado, menos obtuviera de ganancias. No obstante, la estrella que universalizó el interés por ver el show fue Floyd, sin dudas.
El contexto actual del espectáculo en el mundo ha debido modificar su planeamiento. Es así como Pacquiao, por ejemplo, que debió exponer su corona el mes pasado en Las Vegas sigue entrenando sin un compromiso futuro ya firmado. Antes de la nefasta pandemia, Manny tenía cuatro rivales alternativos por enfrentar: Terence Crawford (33 años, campeón OMB), Errol Spence Jr. (30 años campeón FIB y WBC), Danny García (32 años) y Mikey García (32 años) considerado por la revista The Ring como el mejor boxeador de la actualidad libra por libra. Precisamente fue Mikey quien el último jueves se anticipó a ejercer presión al declarar que sería él y no Conor el próximo rival de Manny. No obstante, tal afirmación carece de sustento oficial pues a pesar del conflicto en puerta con la UFC, McGregor también sostiene que enfrentará a Pacquiao. Y para ello su manejador ya está en contacto con dos posibles sedes: la del Reino de Baréin en su ciudad capital Manama y la de Arabia Saudita a través del Príncipe Khalid. Fue este monarca quien quedó muy contento tras la pelea desquite que Anthony Joshua le ganó al mexicano Andy Ruiz recuperando la corona en el Diriyah Arena de Riad. El negocio fue razonablemente rentable y el pesado inglés ganó 85 millones de dólares. El Príncipe quiere hacer ahora la revancha de Tyson Fury contra Deontay Wilder o que exponga el titulo frente a Anthony Joshua.
He aquí algunas de las razones por la cuales el enfrentamiento entre Mc Gregor y Pacquiao podría llevarse a cabo en Medio Oriente:
1° Este show solo será posible si una autoridad del deporte nacional otorga el permiso correspondiente. Tal como lo hiciera “excepcionalmente” Las Vegas para la Mayweather-McGregor, se descuenta que una Orden Real lo consentirá en cualquiera de los dos países.
2° El espectáculo podrá realizarse a partir de enero de 2021 y requiere la asistencia de público, cuanto más gente, mejor.
3° A cualquier evento debiera preverse un estadio al aire libre y tanto en las ciudades capitales de Manama (Baréin) como en Riad (Arabia Saudita) la temperatura promedio de enero es de 21° sin lluvias y las sedes postuladas cuentan con modernas infraestructuras, estadios, hoteles lujosos e interés de sus habitantes en este tipo de eventos.
4° Audie Attar, gerente de la empresa Paradigm Sport Manager de Los Ángeles, maneja la carrera de McGregor y también gestiona peleas para Pacquiao. Este es un punto convergente relevante: los une un mismo manager. Esto justificaría una declaración de Jayke Joson, asistente de Manny, quien admitió la semana pasada que Pacquiao y Mc Gregor se enfrentarán en enero de 2021,
5° Pacquiao embolsó en su última pelea contra Thurman un total de 15 millones de dólares: 10 millones fijos y 5 –se calcula– como agregado por otros ingresos: derechos de pay per view, aplicaciones, venta de tickets y de TV internacional.
6° El primer estudio realizado sobre expectativa e interés en el universo del boxeo y la UFC –que aportaría la mayor cantidad de compradores–, le estaría asegurando a McGregor una base de 10 millones de dólares y a Pacquiao un piso de 52 millones de dólares contra no más de los 15 que podría obtener ante Mikey García, frente a quien además, asumiría un mayor riesgo al tiempo que expondría su corona, y
7° Pacquio puede enfrentar a los dos en el mismo año –el 2021– si primero lo hace con Mc Gregor y después con García sin alterar ese orden pues aunque parezca lo mismo no es igual: una derrota contra García anularía el enfrentamiento contra el irlandés mientras que una caída contra Mc Gregor –bastante improbable– no anularía la disputa del campeonato mundial welter contra Mikey.
Adviértase que a este formidable deportista filipino le queda un año de actividad profesional, pues pasó de diputado en el 2010 a ocupar banca como Senador de la provincia de Sarangani en el 2016 gracias al voto de 15.500.000 de conciudadanos y aspira a presentarse como candidato a la presidencia de Filipinas en el 2022. También ese será un enorme desafío pues podría disputar la presidencia contra Sara Duterte, alcaldesa de Davao, hija del actual mandatario Rodrigo Duterte.
Si se concretare el show en Medio Oriente o donde fuere, Conor McGregor le resultará un objetivo accesible. Veamos algunos aspectos técnicos:
A) Un boxeador se desplaza sobre el ring al compás de Tchaikovsky. Va en puntas de pie como si estuviese bailando el Lago de los Cisnes y la velocidad de traslación le permite entrar y salir de la acción directa eligiendo la distancia para atacar o para defenderse. En cambio un luchador de UFC es vertical y persecutorio en sus movimientos de pies y esto lo torna previsible: el boxeador sabe lo que el luchador se propone hacer, acierta el destino de los golpes que le disparan; el luchador, por el contrario, nunca alcanza a prever qué cosa hará el boxeador pues uno se mueve tenso y contraído –el luchador– y el otro lo hace con elasticidad y soltura.
B) McGregor tiene 32 años, pesa 77 kilos y mide 1.75; Pacquiao tiene 41 años, pesa 69 kilos y mide 1.67. Es probable que el límite de peso para el irlandés no sobrepase los 72 kg o sea encuadrarlo en la categoría de los medianos, hecho que equipararía en parte el nivel de potencia.
C) Tomando como referencia la performance de McGregor contra Mayweather no resulta arriesgado diagnosticar que éste será un enfrentamiento mucho más cruento. Y ello es porqué Pacquiao no tiene ni el equilibrio emocional ni la paciencia de Floyd para manejar con cálculo y frialdad la virtuosa estrategia que convirtió a aquel en uno de los mejores boxeadores de la historia.
D) Mayweather tenía como invariable plan de pelea estudiar y probar la mano del rival en los primeros tres asaltos; presionar y atacar fuertemente en los siguientes tres o a lo sumo cuatro rounds y marcar en ese segmento diferencias de puntuación y dominio. Era de tal manera que lograba debilitar anímicamente al rival y una vez asegurada la ventaja en los puntos reduciría el riesgo a cero evitando cualquier acción friccionante. Finalmente desplegaría variantes visuales los últimos 30 segundos de cada una de esas vueltas para cerrar la faena provocando aplausos que los jurados advertirían.
E) Pacquiao no es Mayweather: no maneja tácticas conservadoras ni especula con momentos propicios; lo suyo es pelear sanguíneamente con la única consigna de atacar y agredir administrando bien las energías. En 25 años de profesional realizó 71 peleas de las cuales ganó 62 (40 de ellas por K.O), perdió 7 y empató 2. Esta incomparable carrera le permitió consagrase campeón mundial de ocho categorías: mosca, supergallo, pluma, superpluma, ligero, superligero, welter y superwelter, reconocidas alternadamente por los distintos organismos internacionales,
F) Frente a Mayweather, el luchador irlandés se esforzó por ofrecer un buen espectáculo: lo atacó, ensayó cientos de golpes –la mayoría sin destino–, siempre estuvo en posición frontal con la guardia muy alta y buscó desesperadamente conectar una mano de nocaut que jamás llegó. Pero Floyd con flexibles movimientos de cintura, neutralizaciones paralizantes sobre los bíceps, elegantes cabeceos y sutiles traslaciones en semicírculo, marcó desde el comienzo la diferencia técnica entre el boxeador que le da sentido a cada partida y la torpeza del luchador que hace previsible el lanzamiento de sus golpes. Fue por ello que Floyd jugó con McGregor y estiró el enfrentamiento voluntariamente hasta los 10 asaltos.
G) Pacquiao jamás haría lo que hizo Floyd pues su naturaleza se lo impediría; antes bien, el filipino tomará a McGregor como un adversario más y si puede lo castigará impiadosamente exponiéndose a un enfrentamiento franco y con riesgos. Esto significa que el irlandés tendrá mayores oportunidades de poder pelear y pegar de las que tuvo ante Mayweather en agosto de 2017 pero al alto precio de exponerse a una histórica paliza.
Una última diferencia: el boxeador lleva el boxeo en el alma; el luchador lleva la lucha en el cuerpo.
El alma siempre es más fuerte…
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