Este martes se oficializaron los pedidos de pena para algunos de los involucrados en una causa que se desprende de la investigación del FIFA Gate y que busca determinar el pago de sobornos para el adquisición de derechos televisivos de Europa. En esta ocasión los dos nombres apuntados fueron los de Nasser Al-Khelaifi y Jerome Valcke.
La fiscalía suiza solicitó tres años de prisión para el antiguo secretario general de la FIFA y 28 meses para el presidente de beIN Media y del París Saint-Germain (PSG), en ambos casos con suspensión parcial de la pena. Se trata de las primeras condenas de prisión elevadas en suelo europeo en los numerosos casos que han ensuciado el fútbol mundial en los últimos años, tras las penas dictadas en Estados Unidos contra antiguos dirigentes sudamericanos.
El principal acusado, Valcke comparece desde el lunes pasado en el Tribunal Penal Federal de Bellinzona (Suiza), en dos casos relacionados con su búsqueda de dinero para asegurar un elevado modo de vida, resumió el fiscal federal Joël Pahud, citado por la agencia suiza de noticias Keystone-ATS. En el primer caso, la fiscalía le cuestiona haber solicitado en 2013 la ayuda de Al-Khelaifi para comprar una lujosa villa en Cerdeña, en el momento en el que beIN negociaba la prolongación de sus derechos de televisión en el norte de África y Medio Oriente para los Mundiales de 2026 y 2030.
“Personalidad clave del fútbol”, recordó la fiscalía, Al-Khelaifi adquirió la casa por cinco millones de euros (5,86 millones de dólares), a través de una sociedad cedida casi de inmediato a uno de sus colaboradores más cercanos, antes de ponerla a disposición del dirigente francés. El asunto era “privado”, aseguran los dos acusados, sin esclarecer totalmente su motivación pero negando vínculos con el contrato que cerró beIN con la FIFA en abril de 2014.
Valcke reconoce haber planteado su problema económico a Al Khelaifi, debido a sus “relaciones amistosas desde hace años”. Ambos llegaron a un acuerdo “dorado” e incluso “sublime” para la instancia del fútbol, ya que BeIN pagó 480 millones de dólares por dos Copa del Mundo, un 60% más que por los torneos de 2018 y 2022.
Poco importa, respondió la fiscalía: Valcke tendría que haber declarado el montaje alrededor de la Villa Bianca a la FIFA, y que fue por tanto empujado por el patrón de beIN a perjudicar a su empleador, una infracción que conlleva delitos de “gestión desleal” e “instigación”.
Joël Pahud reprochó al empresario qatarí su “desprecio de la justicia”, estimando que había apenas colaborado en los debates, negando haber comprado la estancia en Cerdeña, pese a las pruebas reunidas por los investigadores. La fiscalía no podía sin embargo acusar a los dos hombres de “corrupción”, debido a un acuerdo amistoso concluído a finales de enero entre el dirigente catarí y la FIFA, que retiró su denuncia contra él.
A su vez, en un asunto distinto sobre derechos televisivos en Grecia e Italia, ex dirigente de la FIFA es juzgado por haber recibido 1,25 millones de euros (1,47 millones de dólares) en tres pagos por parte de un hombre de negocios griego, contra el que se piden 30 meses de prisión. En total, la acusación estimó que el experiodista de Canal+ había traicionado en cuatro ocasiones la confianza que le había otorgado la FIFA, pero juzgó que ya había pagado un duro precio a nivel personal desde hace cinco años.
El francés de 59 años, que reside en Barcelona, “sufrió profesionalmente en estos últimos años. No encontró trabajo tras la FIFA”, señaló Joël Pahud. En el inicio de la audiencia, Valcke contó que no había podido abrir una cuenta bancaria en Europa desde 2017, haber vendido su yate y sus joyas y perder en un robo su auto Porsche Cayenne. “He iniciado un proyecto de agricultura en un país”, dijo, rechazando mostrarse más preciso tras hablar de “dos o tres intentos” de reconversión “contaminadas” por intervenciones de la FIFA.
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Con información de AFP