En Cuenca, un pequeño pueblo de 150 habitantes ubicado en la región de Castilla de la Mancha en España, era poco frecuente ver a una niña jugando al fútbol. Sin embargo, con solo 13 años, Milagros Martínez Domínguez ya disfrutaba de patear una pelota junto a sus compañeros de escuela. Con el tiempo, la vida le depararía nuevas oportunidades para romper esquemas y tabúes: en 2019 hizo historia al convertirse en la primera mujer entrenadora de un equipo masculino en Japón.
Son las 21 en el país asiático, las 9 de la mañana en Argentina y la española atiende la videollamada de Infobae desde su departamento en Suzuka, la ciudad de 200 mil habitantes en la que se respira automovilismo (allí se corre el Gran Premio de Fórmula 1) y a la que se fue a vivir hace casi dos años. “Por esos tiempos era muy raro que una chica quisiera jugar con los chicos, pero igual nos dejaban. A veces había burlas entre los niños del tipo 'Es mejor que vos y es una chica”, pero con los compañeros no había problemas", recordó sobre sus inicios en el deporte.
Milagros, que hoy tiene 35 años, descubrió la pasión por el fútbol de pequeña, cuando acompañaba a su padre a ver partidos en la televisión del bar de su pueblo. Sus tres hermanos varones no desarrollaron amor por el deporte, pero para ella se volvió su forma de vida: luego de jugar con sus compañeros de escuela pasó a un equipo femenino y llegó a desempeñarse durante algunas temporadas en la segunda división de España, aún cuando reconoce que no fue una futbolista muy virtuosa.
Fundación Albacete fue el club en el que desarrolló su carrera como jugadora y el que le dio la oportunidad de formarse como entrenadora. “Cuando jugaba en la segunda división entrenaba niños pequeños para ganar dinero. Ahí le agarré el gusto a dirigir. Con el tiempo me ofrecieron entrenar al equipo filial del Albacete. Para mí fue un sueño hecho realidad. Tuve un grupo de niñas muy jovencitas que venían del futsal y logramos hacer un equipo muy bueno. Una de ellas, incluso, hoy juega en la selección española: a Alba Redondo la tuve desde los 9 o 10 años. Fueron los tiempos que me inspiraron y que me hicieron querer dedicarme a esto”, comentó.
El 2014 fue un año trascendental para Mila, como todos la llaman. Su club cambió de directiva, se fue el DT del equipo femenino principal y le ofrecieron el cargo debido a que ella ya llevaba mucho tiempo como asistente. No dudó en aceptar. Entró a mitad de temporada y, luego de cinco años consecutivos de derrotas en la instancia de Playoff, logró el ansiado ascenso a la primera división en un partido que se disputó en el estadio principal ante 5 mil personas.
Con la entrenadora al frente, Albacete logró la permanencia en la máxima categoría. Pero, luego de tres años, la dirigencia decidió buscar un nuevo DT y la corrió al cargo de coordinadora de la cantera. Un año después, la desvinculó de la institución de manera definitiva luego de 13 años de trabajo en distintas funciones. “En ese momento parecía todo cuesta arriba y que se me acababa el mundo. Pero igual que los clubes siguen adelante cuando se van los entrenadores o los jugadores, nosotros tenemos que hacer lo mismo. Por mucho que queramos a un club, al final cada uno tiene que seguir su camino”, sostuvo.
Era junio de 2018 y Mila no lograba reinsertarse laboralmente como entrenadora. Había mandado su currículum a diversos clubes y había charlado con varios contactos, pero las oportunidades no aparecían. “Eso me hizo sentirme decepcionada después de dedicarme tantos años al fútbol femenino cuando nadie daba un peso por él”, reflexionó. Para no estar tanto tiempo sin dirigir, se sumó a un equipo de tercera división que estaba cerca de su casa.
Por esos tiempos, el club Suzuka Point Getters, que por ese entonces se llamaba Suzuka Unlimited y que tenía menos de diez años de existencia en las ligas semi-profesionales de Japón, estaba en la busca de una entrenadora. En su afán por llamar la atención y que se hable del equipo, los directivos querían hacer algo que nunca hubiera pasado en la historia del país: que una mujer dirigiera a un equipo masculino. Fue allí cuando los caminos del club y de Milagros se cruzaron.
Yuriko Saeki, quien trabaja en el Villarreal femenino en España, ofició de intermediaria. El 20 de diciembre de 2018 Milagros envío su currículum a las autoridades del Suzuka Unlimited y diez días después le confirmaron que su propuesta había sido aceptada y que debía presentarse a entrenar en dos semanas. En muy poco tiempo, y con cierto drama familiar por irse tan lejos, la DT desarmó su vida en España y viajó por primera vez al continente asiático.
La española se estableció en Suzuka. A los pocos días, junto a un asistente que la ayuda con un idioma que hasta el día de hoy no logra dominar, tuvo su primer encuentro con los jugadores del equipo. “Entré al vestuario y todos me miraban. Alguno agachaba la cabeza y se reía. A mí todo el mundo me había dicho que los japoneses eran súper respetuosos, pero yo veía que se reían o cuchicheaban y ahí pensé que me iba a costar más de lo que esperaba. Luego, salieron todos al campo de juego con zapatillas, pregunté por qué y me dijeron que allá trabajaban todo físico. Fue ahí cuando les dije que se pusieran los botines porque conmigo era todo trabajo con pelota y táctico. Ahí me los fui ganando”, reveló la DT.
La adaptación al fútbol japonés masculino no fue simple. Antes de aterrizar en el país, las autoridades del equipo le habían mandado algunos videos e información del plantel para que pudiera interiorizarse de la forma de juego. En cuanto al vínculo con los jugadores, más allá de los entrenamientos, Mila buscó conectar con ellos desde el lado humano preguntándoles por sus trabajos, sus familias y sus vidas personales fuera del deporte. Su llegada al club había sido parte de una estrategia publicitaria, pero la entrenadora terminó demostrando todos sus pergaminos profesionales y se ganó su lugar.
En la actualidad, Suzuka Point Getters juega en la cuarta división de Japón, que es una liga nacional semi-profesional. El plantel entrena todos los días menos los martes y cuenta con jugadores que se dedican exclusivamente al fútbol, mientras que algunos también tienen otros trabajos. Como el equipo es propiedad de una empresa, la mayoría se desempeña en esa compañía. Muchos futbolistas han tenido pasos por equipos de Primera y uno hasta disputó un Mundial Sub 20 con la selección nipona. El objetivo de los directivos es ascender el próximo año o el siguiente, pero para eso necesitan tener el permiso de la federación y cumplir con ciertos requisitos como tener un estadio propio (la construcción se retrasó por la pandemia), contar con un promedio de 2 mil espectadores por partido y quedar entre los cuatro primeros del certamen de su prefectura (región).
“Aquí hay que hacer un fútbol que ellos sientan. Desde el primer día les propuse la tenencia del balón, que el equipo sea protagonista y que intente ser ofensivo sin dejar la parcela defensiva. El año pasado fuimos el tercer equipo que más goles convirtió, pero también uno de los que más recibió. Nuestros partidos eran muy vistosos porque siempre había goles y a los aficionados les gustaba mucho, pero a mí no tanto. Al principio costó mucho con los centrales para que salieran jugando con la pelota desde atrás, no se animaban mucho, pero ahora le han agarrado el gustito. Ellos estaban acostumbrados a mucho juego aéreo, mucho salto, mucha lucha y muchas transiciones y contraataques. Se corría mucho y sin mucho sentido. Hoy tenemos un fútbol más de control y de tocar”, explicó la española, que toma como referentes en su profesión a Diego Simeone en la parte defensiva y a Pep Guardiola por sus innovaciones en el ataque.
En la primera temporada de Mila al frente del equipo, Suzuka Point Getters perdió por penales la final de la prefectura de Mie. Este año, la ganó por 1-0 y se alzó con el título. Fue así como la española se convirtió en la primera mujer en salir campeona como entrenadora de un equipo masculino. Pero sus hitos no terminaron allí: esa corona le valió la clasificación a la Fase Final de la Copa del Emperador y esta semana se transformó en la primera DT en estar en el banco de un equipo en los 100 años que tiene el torneo. Lamentablemente, su club no pudo lograr el triunfo (cayó por un ajustado 3-2).
“Cada vez nosotras estamos más preparadas, lo único que necesitamos es que nos den una oportunidad. Y cuando eso suceda, tenemos que aprovecharla. Cuando una de nosotras lo consiga, para el resto va a ser más fácil. Yo tuve que venir a Japón, estar a 11 mil kilómetros de mi familia y de mis amigos solo para intentar vivir de lo que me apasiona. Un hombre que hubiese ascendido a Primera con un club y lo hubiese mantenido allí durante tres años hubiera conseguido otro equipo fácil. Es cierto que esta es una experiencia muy buena y que a muchos les gustaría vivirla, pero he tenido que dejar mi vida entera”, reflexionó la española respecto de los sacrificios que ha tenido que hacer para ser reconocida en su labor.
En ese sentido, agregó: “Tenemos que estar preparadas. Las oportunidades van a llegar porque vamos a seguir luchando y golpeando las puertas para que nos dejen entrar, pero necesitamos que la gente que manda nos dé la posibilidad. Yo he tenido que hacer los mismos cursos que un hombre y he tenido que pasar por las mismas situaciones tanto jugando como entrenando. Puedo tomar mejores o peores decisiones, pero eso es algo que me lo va a dar la experiencia. Al final, no creo que haya ninguna diferencia”.
La española explicó, además, que ahora que el fútbol femenino tiene mayor visibilidad y difusión (y, sobre todo, dinero), hay muchos entrenadores varones que quieren entrar en ese mundo, coartando las oportunidades de muchas mujeres que vienen trabajando hace años para hacer crecer a la disciplina. “Cuando hay una mujer entrenadora, lo primero que se pone sobre la mesa es el tema de su conocimiento: se preguntan si sabrá. Bueno, dame la oportunidad y te lo demostraré. Quizás piensan que los hombres saben solo por ser hombres, aún sin tener la experiencia que hemos tenido nosotras. Por eso nos enojamos: solo queremos ser como los demás. No queremos favores, sino tener las mismas oportunidades”, recalcó, y sostuvo: “Como directoras técnicas nos pasa lo mismo que a los varones: que un jugador se enoje por no jugar o tener que hacer los planes de los partidos. Todo es exactamente igual, no cambia nada. Lo que cambia es la mentalidad de algunas personas y nosotras tenemos que intentar darla vuelta”.
Por estos días, Japón ha sido noticia debido a que el equipo masculino Hayabusa Eleven fichó a la delantera Yuki Nagasato, campeona del mundo en el 2011 con su selección, sentando un precedente en cuanto a la organización del fútbol mixto. Sobre este hecho,la española, opinó: “Me parece fantástico. Hay muchas jugadoras japonesas que una vez que vuelven de jugar en Estados Unidos o en Europa siguen una tradición que es muy fuerte aquí, que es la de casarse y formar una familia. Me parece genial que ella vuelva para seguir jugando al fútbol y es maravilloso que la federación se lo permita. Ojalá se pudiera hacer en otros países porque creo que podrían jugar mujeres y hombres juntos perfectamente en muchas categorías”.
El primer año de Mila en Japón fue vertiginoso por el ritmo de entrenamientos, la demanda de los medios y los partidos. Por esos tiempos, incluso, tuvo la oportunidad de reunirse una tarde con Andrés Iniesta, que juega en el Vissel Kobe de ese país, para compartir un café y charlar de fútbol y de sus días lejos de España. Sin embargo, el 2020 no ha sido fácil para la entrenadora: la pandemia de coronavirus pausó los entrenamientos y demoró el inicio de la liga hasta julio, por lo que se vio obligada a pasar mucho tiempo sola y sin actividades. Esa situación la hizo pensar seriamente en que, a pesar de que atraviesa un buen momento profesional en Asia, su plan a mediano plazo es regresar a Europa.
“Mi vida es un poco aburrida fuera del fútbol. Son muchas horas sola. Hay ocho horas de diferencia con mi país, terminas un partido y no se lo puedes contar a nadie. No puedes ver la tele. Son tonterías que cada día se hacen más grandes. Me gustaría acercarme más a España. Estoy muy lejos y esta liga es larga porque normalmente comenzamos en enero la pretemporada y terminamos de jugar en diciembre, así que no puedo moverme de aquí en todo el año. Las condiciones aquí son mejores y es cierto que es un país muy bueno para vivir, pero estoy muy lejos de casa”, lamentó la directora técnica.
Aunque no descarta del todo seguir en Asia (el próximo año la liga femenina japonesa se hará profesional y ya son muchos los equipos que han solicitado entrar), Mila tiene varios frentes abiertos en Europa: le gustaría ser asistente de un equipo masculino o estar al mando de alguna selección nacional.
“Quiero seguir creciendo como entrenadora. En Europa el fútbol femenino está muy bien trabajado. Francia y Alemania llevan unos años, Italia e Inglaterra han avanzado mucho. España se ha estancado un poco con el tema del coronavirus y tardó en saberse cuando empezaba la liga. ¿Si me quiero ir del fútbol masculino? Es que el femenino es lo que he vivido desde pequeña y tengo un cariño muy especial. El objetivo es seguir creciendo, dedicarme a esto y contar con un proyecto muy bueno”, concluyó.
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