El año 1979 fue inolvidable para el piloto italiano Graziano Rossi. El 16 de febrero fue padre de Valentino. Y a fin de esa temporada logró el tercer lugar en la categoría de 250 cm3 del Campeonato Mundial de Motociclismo. Fue a bordo de una Morbidelli que llevó el número 46, ese que luego inmortalizó su hijo, quien se convirtió en el más famoso sobre las dos ruedas. Por su talento, sus nueve títulos ecuménicos y su carisma que le generó millones de seguidores en todo el planeta. Todos contagiados por una fiebre amarilla (el color que lo identifica) que se expande a nivel global con picos de temperatura en su país y en otros como la Argentina, en particular desde la vuelta del MotoGP. The Doctor, como se lo conoce, anunció que en un “99 por ciento” seguirá corriendo y quiere escribir más páginas de su notable trayectoria. Esta es su historia.
Sus inicios. Fueron primero en las cuatro ruedas. Graziano corrió hasta 1982. Dos años después, por pedido de su mujer Stefania, preocupada por la seguridad de Vale que no se bajaba de su bicicleta, le compró un karting. A esta altura su familia se mudó de Urbino a Tavullia y el pequeño Rossi ganó el campeonato regional de 100 cm3 en 1990. En 1991 empezó a correr en minimoto, pero los karts le gustaban más. Aunque por un tema económico su papá lo convenció de que era imposible continuar el camino del automovilismo y que si quería seguir corriendo debía hacerlo en las motos. En 1992 y 1993 empezó su camino definitivo en las dos ruedas.
Rossifumi. En 1994 corrió en el certamen nacional de 125 cm3 con una Cagiva y vivió un quiebre interno. El 24 de abril madrugó para ver la carrera de 500 cm3 (hoy MotoGP) del Gran Premio de Japón. Lo impactó un joven japonés de 19 años, Norifumi “Norick” Abe (Honda), que en su debut en la categoría reina le peleó el triunfo a los reyes de entonces, el campeón 1993, Kevin Schwantz (Suzuki), y Mick Doohan (Honda), que heredó la corona por cinco temporadas. A 9.700 kilómetros de distancia, a Vale lo marcó la forma de correr del novato nipón (último campeón del medio litro de cilindrada en su país). De hecho empezó a usar el apodo de Rossifumi, una combinación de su apellido y el nombre del japonés. Ese día se juró que siempre iba correr con actitud combativa. Y no defraudó ya que ese estilo de manejo junto con su talento fueron un cocktail explosivo que le valió millones de fanáticos en todo el planeta..
Mundial. Luego de ser campeón en su país y tercero en el torneo europeo de 125 cm3 con Aprilia, en 1996 debutó en el Mundial en la misma divisional. Tenía 17 años y compartió los circuitos con su ídolo Abe, que se convirtió en el primer nipón en ganar en su país en 500 cm3. Ese “samurái” lo inspiró a Rossi y en 1997 ya ganó su primer título mundial y repitió en 1999, ya en 250 cm3.
The Doctor. En 2000 de la mano de Honda pegó el salto a 500 cm3 y fue subcampeón. El resto de la historia es muy conocida: los siete campeonatos en la categoría mayor, tres con Honda, de 2001 a 2003; y luego con Yamaha, 2004, 2005, 2008 y 2009. Se sumaron otros tres subcampeonatos seguidos entre 2014 y 2016. Estuvo dos años en Ducati (2011 y 2012) donde no logró ningún triunfo. Desde su primera coronación en la división mayor empezó a usar el apodo Il Dottore o The Doctor, porque en Italia se le llama “Doctor” a aquel que se lo considera importante.
Sus números. En el Mundial sumando las tres divisionales:
Victorias: 115, 12 (125 cm3), 14 (250 cm3) y 89 (500 cm3 /MotoGP). Una cada tres competencias.
Carreras: 408.
Es el que tiene más podios: 235 (1 cada casi dos competencias).
Poles positions: 65.
Récords de vuelta, 96.
En 25 temporadas mundialistas su peor posición final en un certamen fue en su debut cuando culminó noveno.
Rossi está tercero en la tabla histórica de los que más lograron campeonatos en el Mundial. La lista la encabeza su compatriota, Giacomo Agostini, con 15 (8 de 500 cm3 y 7 de 350 cm3) y luego el español Ángel Nieto, con 13 (7 de 125 cm3 y 6 de 50 cm3). Hay otros dos que también alcanzaron los nueve cetros, el inglés Mike Hailwood (4 en 500 cm3, 2 en 350 cm3 y 3 en 250 cm3) y el italiano Carlo Ubbiali (3 en 250 cm3 y 6 en 125 cm3). Vale se destaca por su mayor mérito en la categoría reina.
Furor en Termas. Desde que el Mundial de Motociclismo volvió a la Argentina en 2014 se generó una explosión detrás de Rossi. Él acepta el pedido de fotos, siempre y cuando no lo toquen. En 2015 la fiebre amarilla llegó a su punto más alto cuando le ganó la carrera al español Marc Márquez, quien quedó afuera por una caída tras un toque a la moto del italiano.
Es tal la adoración por Valentino, que en este circuito hasta tiene su monumento. Se trata de una escultura del artista uruguayo Joaquín Arbiza. La obra fue hecha a partir de chatarra con 9.000 piezas y con 30.000 puntos de soldadura. La moto pesa 250 kilos y su figura 70 kg.
Sus símbolos. Más allá de su predilección por el color amarillo, Vale rompió el molde y marcó estilos. Desde 1996 usa en su casco los dibujos del sol y la luna. Afirma que representan las dos caras de su forma de ser. Por un lado la luz por su carisma y talento para brillar en el deporte. Por otro un lado oscuro, porque su ambición y competitividad son muy grandes, usando todas sus habilidades dentro y fuera de la pista para llegar a lo más alto.
Máximos rivales.
125 cm3: el japonés Noboru Ueda y el italiano Ivan Goi.
250 cm3: los italianos Loris Capirossi y Max Biaggi, y los japoneses Tetsuya Harada y Tohru Ukawa.
500 cm3/MotoGP: repitió con Biaggi y Capirossi, y sumó al brasileño Alex Barros, el australiano Casey Stoner y los españoles Sete Gibernau, Jorge Lorenzo y Marc Márquez.
Automovilismo. Un todo terreno. Su pasión lo llevó a probar una Ferrari de Fórmula 1 (hay quienes dicen que podría haber sido compañero de Michael Schumacher). También se subió a un coche de la NASCAR, del Mundial de Rally, disciplina que le cae bien ya que ganó siete veces el Monza Rally Show, despunta el vicio en los derrapes del drift y hasta hubo rumores sobre una posible participación en el Dakar.
¿Cambia de equipo? En lo personal está de novio con una italiana llamada Francesca Sofia Novello y según el medio CorseDiMoto, se casarían a fin de temporada.
Frases.
“Doy lo mejor de mi cuando apenas queda tiempo, cuando todo está en el límite y todo el mundo tiene prisa”.
“No acepto perder, no soporto la derrota”.
“No existe el piloto perfecto, ni siquiera Valentino Rossi lo es, si no nada tendría sentido para seguir”.
“Uno nunca se cansa de ganar, eso es imposible, es casi un vicio”.
“Cuando perdés, ante la prensa, tu equipo o tu novia le echás la culpa a los neumáticos, a la moto o a las condiciones del circuito. Eso es para los demás, pero en tu cabeza sabés perfectamente lo que pasó”.
“A veces siento miedo a perder”.
“Mi reto es ganar, y mi ambición hacer disfrutar a los aficionados”.
“Es más fácil correr con una pierna rota porque psicológicamente te da igual terminar tercero o cuarto”.
“Mi sueño es el décimo mundial”.
Viejo conocido. Hay un argentino que corrió contra suyo y lo conoce mucho: Sebastián Porto (42 años), quien más lejos llegó en el Mundial representando a nuestro país ya que fue subcampeón mundial de 250 cm3 en 2004. Infobae habló con el rafaelino que ganó siete carreras en 250 cm3. Hoy es comentarista televisivo y tiene su equipo en el Campeonato Argentino de Velocidad.
— ¿Cómo lo ves hoy a Rossi?
— Por sus 41 años está en un buen nivel. En condiciones normales está luchando contra pilotos que son mucho más jóvenes. Tal vez no quiere arriesgarse al máximo porque está grande. Es posible que al poner el 90 por ciento y no el 100 por ciento, no esté logrando los resultados esperados.
— ¿Por qué se distinguió en su carrera?
— Es un fenómeno. Un grande por todo lo que representa a nivel carismático. Siempre fue un adelantado en los festejos. Es cierto que tuvo un grupo detrás que le armó el clima para armar esos shows. Pero revolucionó el MotoGP. Salió del molde de los pilotos serios. Es un tipo muy simpático, un tano muy alegre.
— ¿Y en la pista?
— Por su forma de correr: era muy rápido, un distinto. Hacía todo bien, con naturalidad. Pero también estuvo sentado en la mejor moto. Igual a la que se subió marcó la diferencia. Él es todo talento. Ni iba al gimnasio. No entrenaba nada. Si ves su físico te das cuenta. Recién en los últimos años empezó a entrenar el físico para no dar ventajas con tantos pilotos jóvenes.
— ¿Qué otra cosa te sorprendió de él?
— Su combatividad. Pocas veces perdió un mano a mano o una definición en la última vuelta. Es un tipo que disfruta como nadie arriba de moto. Él va más allá de los resultados y el dinero. Se animó de pasar de Honda a Yamaha, y estar más allá, es decir, de darse cuenta que “soy yo y no la moto”. Como que él estaba por encima de una marca, pero en el buen sentido, de tomar ese cambio como un desafío.
— ¿Cómo es el Rossi persona?
— Trato tuve siempre. Somos de la misma generación. Nos conocemos, no somos amigos, pero hemos hablado mucho y compartimos muchos momentos, cenas y se creó una cierta relación. Cuando nos vemos en Termas de Río Hondo nos hablamos bastante.
— Parece ser un tipo sencillo…
— Es así. Lo más importante es que tiene los pies sobre la tierra. Por eso no cambió nunca. Mantiene su esencia y es un tipo humilde. Vos lo ves hoy a Lorenzo (Jorge) y es lo opuesto. Hace una vida de dandi mostrando los autos que tiene u otra cosa y Rossi, que es diez veces más grande, no necesita mostrar nada.
— ¿Alguna anécdota?
— Recuerdo en una de las veces que me volví de la Argentina, me llevaba productos lácteos de Rafaela para compartir con mi equipo. Una vez Vale vino a cenar a nuestro box y le convidé dulce de leche. Él lo miraba desconfiado, hasta que lo abrió, lo probó y luego no lo podíamos parar, se comió todo el pote. Luego cada vez que me veía me decía “Sebas ¿y el dulce de leche?”.
Hubo otra historia juntos, pero en la pista. En 1999 en Buenos Aires terminé cuarto y él, tercero. Y le dije, ¡de lo que te salvaste! Se moría de la risa, pero yo venía bien eh.
— ¿Rossi es el mejor de todos los tiempos en el motociclismo de velocidad?
— Es difícil decir porque me gusta respetar las épocas. Esté entre los tres mejores, seguro. Hoy el MotoGP lo consume mucho público gracias a él. Cuando ves el 46 en una moto de calle es porque el tipo generó eso. Hizo crecer mucho al motociclismo.
— Si algún día deja de correr, ¿qué hará el MotoGP?
— Hay que saber que es un peso pesado. Pasa en el fútbol o en el boxeo. Habrá que ver cómo hace para tapar ese agujero. Pero la categoría y el deporte están más allá de los hombres. El público no se va a alejar, pero sin Rossi no lo va a vivir con tanto fervor.
— En el motociclismo, ¿Márquez es el Messi y Rossi el Maradona?
— Márquez va camino a ganarle en cantidad de títulos (tiene un global de ocho, 1 en 125 cm3 y en Moto2, y 6 en MotoGP) y es posible que sea el más campeón de la historia. Pero Vale es otra cosa, corre hace 25 años en el Mundial y es mucho más lo que genera él que lo que genera Márquez. Sí, podría decirse que Rossi es como Diego Maradona.
Como Diego, que debía esconderse de la gente y aún lo hace porque todo el mundo lo quiere, recuerdo que Vale que llegaba los miércoles y no salía hasta después de la carrera. En Mugello lo he visto ponerse pelucas y disfrazarse para salir escondido del circuito.
— ¿Es posible que haya analizado el retiro?
— Me sonó raro al comienzo (una versión de Speedweek) porque me sorprendió que Rossi no dijo nada. Pero luego lo negó. Tal vez debe analizar algunas circunstancias como el golpe que le pasó cerca en Austria. Otro tema puede ser el cansancio acumulado y que la Yamaha no esté en un buen nivel. Pero aún tiene mucho para dar.
— ¿Y qué lleva a un piloto retirarse?
— Yo me retiré mucho más joven (27 años). A veces vos podés tener todas las circunstancias controladas y si superás esa zona de riesgo te ponés pensar. Hay cosas, como un accidente, que pueden hacer reaccionar. Uno se piensa que tiene todo bajo control, pero una milésima de segundo te puede llegar a costar la vida. Ahí es cuando uno se das cuenta de que llegó el momento de bajarse.
El contrato de Rossi termina a fin de año. Infobae pudo averiguar que los abogados de Rossi se habrían reunido con sus pares de Yamaha para renovar el vínculo, pero para que Valentino pueda correr en el equipo Petronas, con una moto que tenga la misma atención y elementos que las de la escuadra oficial. Vale tendrá 42 años en la venidera temporada y su fuego sagrado sigue encendido.
Es cierto que no gana desde 2017 y que en el último lustro sumó siete victorias. Pero es un emblema. Hay ciertos deportistas que están más allá de sus logros. Que son sinónimos de una disciplina y él lo es en las dos ruedas. En aquel histórico triunfo en nuestro país en 2015, festejó con una camiseta albiceleste que tenía el número diez. Pero aclaró, “Messi es Messi, pero de chico veía a Diego Maradona jugar en Italia y él marcó la diferencia”, dijo Valentino Rossi, que dejó la suya en el motociclismo y por ahora no piensa en bajarse.
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