La historia comenzó un 17 de septiembre de 2000. Acompañado de su papá Jorge, Lionel Messi bajó de un avión en Cataluña con el anhelo de probarse y triunfar en el Barcelona. 20 años después, aquella Pulga es el máximo goleador de la historia del club, con el que ganó 34 títulos, incluyendo cuatro Champions League. Además, se erigió como uno de los mejores futbolistas que alguna vez haya pisado un campo de juego, obteniendo seis Balornes de Oro. Ni el último conflicto del affaire “burofax”, mediante el cual el delantero, de 33 años, estuvo a punto de abandonar el elenco cule, puede borrar tanta gloria.
Carles Rexach, de 72 años, sigue trabajando en el Barcelona, como cuando necesitó apenas unos segundos de ver en acción a un Messi adolescente para, en su rol de secretario técnico, decidir su fichaje, un mojón inigualable en la trayectoria de la institución.
"Ahora es fácil porque es demasiado evidente su superioridad, pero cuando lo vi me dije: ‘Este tío es un fenómeno’, y lo primero que pensé es que si no le pasaba nada raro, que no se volviera loco, que no tuviera un accidente, que creciera en estatura, tenía que llegar muy lejos. Incluso una vez que lo fichamos, le hacíamos “partidos trampa”, reveló. ¿En qué consistían? “Le hacíamos jugar ante equipos compuestos por gente mucho mayor, pero la pelota la tenía siempre él, y aquella timidez que tenía fuera de los campos de juego se iba una vez que comenzaba a jugarse y era otra persona”, aseguró en diálogo con Infobae, en diciembre de 2019.
A pesar de la magia que destilaban sus botines, su fichaje no fue inmediato ni sencillo. “Había muchas trabas que manifestaban algunos dirigentes, porque decían que era muy pequeño, extranjero (y por lo tanto, no podía jugar las ligas locales), pero yo confiaba en lo que me había dicho mi contacto en Argentina y el agente Josep María Minguella, que aunque tenía 12 años ‘tienes que verlo’. Pero con esa edad y viniendo de tan lejos, yo no podía irme hasta allí a verlo. Les dije ‘hagamos algo, que venga una semana a Barcelona con su familia y lo vemos en Barcelona’, pero hubo un problema inesperado, que me tuve que ir de viaje justo en ese momento", describió Rexach el primer obstáculo.
“Me fui como ojeador de jugadores para el Barcelona a los Juegos Olímpicos de Sidney, y cuando regresé, me dijeron que la familia ya no aguantaba más de esperar, e incluso me decían: ‘Es un jugador de metegol’, entonces, al llegar, dije: ‘Bueno, mañana montamos un partido y lo veo’, y ni bien lo vi, me di cuenta de que era un fenómeno, pero es que si uno no lo ve, en este caso, debe irse a casa y dejarle el puesto a otro", se diviertió con su ocurrencia.
Incluso ante la evidencia de su talento hubo más capítulos en la historia hasta que confirmó su ligazón con los blaugranas. “Yo estaba en el primer equipo y llegaba el chico con el padre al club y no había nadie para recibirlos, los días iban pasando, se enojaron, y allí fue cuando Minguella me dijo: ‘Hagan algo porque lo van a perder’, y entonces yo me comprometí ante su padre tomando una servilleta de un bar y comprometiéndome allí a llevar a cabo todo lo prometido, y así es que me puse al frente de todo, incluso, para tratar de solucionar la situación del padre, que era extranjero y necesitaba la residencia, pero era complicado, porque el chico tenía que jugar por libre, sin un torneo regular por su situación, aunque a la larga, yo creo que todos estos problemas lo hicieron mucho más fuerte. No es fácil estar en La Masía siendo tan pequeño”, continuó Rexach el relato.
Fue el 14 de diciembre el día de la rúbrica del compromiso, que no fue en un contrato formal, ni mucho menos. Una servilleta se transformó en la declaración de fidelidad. Horacio Gaggioli, contacto en España de los representantes Fabián Soldini y Martín Montero, se juntó a jugar tenis en el club Pompeia del Mont Juic con Rexach. Después se quedaron a almorzar en la confitería del club y se sumó a la mesa Josep Maria Minguella. Gaggioli y Minguella apuraron a Rexach para que tomara de una vez una decisión.
La servilleta más famosa de la historia del deporte reza:
En Barcelona, a 14 de diciembre del 2000 y en presencia de los Sres. Minguella y Horacio Gaggioli, Carlos Rexach Secretario Técnico del F.C.B. se compromete bajo su responsabilidad y a pesar de algunas opiniones en contra a fichar al jugador Lionel Messi siempre y cuando nos mantengamos en las cantidades acordadas.
Unos días después, protocolarizaron ese documento ante un escribano y los Messi comenzaron a preparar su mudanza a Cataluña, para empezar a darle forma a la leyenda. Ahora bien, ¿adónde está esa pieza de museo? Quedó en manos de Gaggioli, que hoy vive en Andorra y la tiene guardada en una caja fuerte del banco Crèdit Andorrà.
Recibió ofertas millonarias por el documento histórico: desde una empresa de Estados Unidos a un museo de Tokio y una casa de subastas inglesa. Pero él no se la dará a nadie ni piensa venderla. Sólo la cedería a préstamo al Museo del F.C. Barcelona, que visitan millones de personas cada año. “Creo que debería estar allí, en un lugar preferencial junto a los balones de oro de Messi, ya que ese papelito es el que le cambió la historia contemporánea al club”, le dijo Gaggioli a Infobae en 2018.
El papel es un testimonio de la leyenda que tuvo su puntapié inicial un 17 de septiembre de 2000.
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