Las confesiones del Tren Valencia, a 27 años del histórico 5-0 de Colombia ante Argentina

El delantero anotó uno de los goles en aquella jornada de gloria para el fútbol colombiano y abre el álbum de recuerdos: las artimañas del público albiceleste para amedrentar a su equipo y la particular apuesta que le ganó a la recepcionista del hotel donde se alojaba la delegación

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El atacante, con la camiseta de Colombia y en la actualidad
El atacante, con la camiseta de Colombia y en la actualidad

Hace 27 años, el 5 de septiembre de 1993, Colombia tocaba el cielo con las manos al golear a Argentina en el Monumental por 5 a 0 en un duelo válido para las Eliminatorias de cara al Mundial de Estados Unidos 1994. El equipo de Francisco Pacho Maturana logró el objetivo de clasificarse a la Copa del Mundo con dos goles de Freddy Rincón, otro par de Faustino Asprilla y el último de Adolfo Valencia. Para el equipo argentino fue su peor derrota como local por Eliminatorias, que lo llevó a disputar el repechaje ante Australia que terminó ganando.

En diálogo con Infobae desde su casa en Bogotá, el Tren Valencia (52) contó las agresiones sufridas rumbo al Monumental, la apuesta que ganó para conquistar a la recepcionista del hotel, sus elogios a Maradona, Messi y Simeone, y el acto racista que sufrió en el Atlético de Madrid por parte de su presidente...

-Se cumplen 27 años del histórico triunfo de la selección de Colombia ante Argentina en el Monumental, ¿qué recuerdos tiene de aquel partido?

-Sabíamos a qué selección nos íbamos a enfrentar. Éramos conscientes de que, además, jugábamos de visitantes y con el público local en contra. Enfrente había un equipo con muy buenos jugadores como Diego Simeone, Gabriel Batistuta y Roberto Sensini, entre otros. Argentina mantenía un equilibrio en todas sus líneas. Recuerdo que fui el primero en llegar al hotel del barrio de Recoleta, sobre la calle Posadas, entre Libertad y Montevideo. Tres horas después arribaron mis compañeros. En la noche anterior, 500 hinchas argentinos se agolparon en la puerta del establecimiento hotelero y no nos dejaron dormir. Tocaron el bombo y tiraron fuegos artificiales durante toda la madrugada. Había un ambiente hostil. Cuando salimos hacía el Monumental nos tiraron piedras al bus. Nos quisieron amedrentar pero no pudieron…

-¿Tuvieron miedo en la previa?

-Somos colombianos, estamos acostumbrados a padecer esas situaciones. Ustedes viven el fútbol como nosotros, con mucha pasión. Nos quisieron intimidar de esa manera, pero estábamos confiados. Existen hinchas a los que no les gusta perder a nada.

-¿Cómo se prepararon futbolísticamente para ese partido?

-Siempre con la idea de estar despiertos desde el comienzo, no entrar dormidos, cerrarle los espacios al rival y aprovechar la velocidad para lastimar. Colombia fue una selección que jugaba suelta y no regalaba la bola. Argentina nos dejó jugar y lo aprovechamos. La estrategia estuvo muy bien planteada por Maturana. Teníamos jugadores con mucho recorrido. La mayoría había jugado Copa Libertadores con el Atlético Nacional. Además, otros se destacaban en el exterior como Faustino Asprilla en el Parma, yo en el Bayer Múnich, Leonel Álvarez y Carlos Valderrama en el Valladolid. En tanto, Oscar Córdoba y Wilson Pérez eran parte del América de Cali. Tuvimos el sueño de dejar una huella en nuestro país y representar bien a Colombia ante 30 millones de compatriotas. No pasaba por nuestra cabeza hacer cinco goles en el Monumental. Teníamos un equipo contundente y con el deseo de ir a la Copa del Mundo. No obstante, la presión mayor era del local. Tácticamente lo que hicimos fue esperarlo un poco y cayeron en la trampa. Tuvieron chances de convertir, pero Córdoba estuvo muy bien en el arco. Como se dice en el futbol: “Los goles que no convertís los terminas sufriendo...”.

-¿Es verdad que hizo una apuesta con una mujer argentina previo al partido?

-Si, es verdad. Fue con una recepcionista del hotel donde concentrábamos. La apuesta fue que si Argentina ganaba, yo la llevaba a cenar a un muy buen restaurante de Buenos Aires. En cambio, si triunfaba Colombia, yo veía qué hacía con ella. Finalmente, la mujer cumplió. Luego del encuentro, me dijo: ’Aquí estoy’. La pasé a buscar a las 21 junto con mi representante, Settimio Aloisio, que estaba en el país. Subimos a su coche Yaguar convertible negro. Comimos en un restaurante y fuimos a la oficina de Settimio. Estuvimos hasta largas horas de la madrugada tomando vino y nos bajamos dos botellas de whisky. No pudimos ir a otro lugar porque había mucha rabia de los simpatizantes argentinos y preferiblemente era mejor no estar en la calle. Aloisio me dijo: ’Debes tener mucho cuidado porque si te pillan te pueden linchar. Hay muchos argentinos envenenados’. Al final, amanecí en otro hotel diferente al de mis compañeros. Por la mañana, Settimio me llevó a la concentración y a las pocas horas, viajé a Múnich. Un linda historia…

-Luego del triunfo, ¿tuvieron problemas para salir del Monumental?

-Sí, nos tiraron piedras de bronca por la derrota. Es algo normal. El argentino es así porque no le gusta perder, no son malas personas, solo hay que conocerlas. Estuve en el Atlético de Madrid con Diego Simeone. Su equipo es pura garra porque demuestra lo que fue como jugador. Al Cholo lo conocía bien. Cuando perdíamos insultaba de lo lindo. Es un tipo al que le gusta ganar, por eso ahora es un ganador y lo felicito. Hizo un esfuerzo y hoy tiene su recompensa. Simeone es un fiel reflejo de cómo vive el argentino el fútbol…

-¿Pensó alguna vez que el Cholo iba a ser entrenador?

-Para dirigir se necesita tener personalidad, el manejo del grupo es lo más importante. No quise hacer el curso porque es duro en el sentido de manejar un plantel. Siempre vas a encontrar a tres futbolistas que no van a estar de acuerdo con lo que haces. El Cholo es un tipo de carácter. Maneja muy bien su disciplina y la demostración está en todo lo que logró. Tuvo el apoyo de la directiva del Colchonero y le dieron los jugadores que pidió. Tiene un muy buen plantel y es el éxito de su trabajo…

-Jugó dos años en el Bayern Múnich, ¿qué análisis hace de la última final del Champions League ante el París Saint Germain?

-Los dos hicieron méritos para llegar a una final que no es nada fácil. Tuvieron que dejar en el camino a muchos equipos que se perfilaban para ganar el torneo. El Bayern en el campo de juego siempre demostró más solidez que el PSG. Ambos equipos tuvieron opciones para marcar, pero el Bayern concretó y luego se paró muy bien atrás para cortar los circuitos de juego...

Recuerdo de Argentina 0-5 Colombia

-¿Cambió mucho el Bayern de su época respecto de este campeón de la Champions League?

-Es similar porque el Múnich siempre muestra la misma identidad. El jugador que llega al club tiene que ser profesional. Debe entrenarse y prepararse muy bien. Es parte de la cultura en Alemania. No son de contratar estrellas. La particularidad de la entidad es que no hacen uso de la opción de compra, por eso no adquieren a Philip Couthino. En mi época (1993/4) había dirigentes como Uli Hoeness y Karl Heinz Rumenigge que trabajaban con gente alrededor que le aportaban mucho a la institución, y Franz Beckenbauer era el director técnico en aquel momento. Antes de fichar a un futbolista hacían un trabajo minucioso de investigación sobre cómo es la persona dentro y fuera del campo de juego. Analizan arduamente si pueden rendirle en base a sus características como individuo y profesional. Hoy se manejan de la misma manera. Se fijan mucho en el comportamiento humano. No les gustan los vagos. A cambio, son muy puntuales en los pagos de sueldos, están al día. Si cobran el 30 de cada mes, pagan el 28. Así y todo le exigen seriedad al jugador. El futbolista vago no rinde al 100 por ciento y lo sacan del club. El Bayern está muy bien organizado. Le demandan al jugador ganar títulos y lo educan para crecer en mentalidad, no solo a nivel deportivo...

-Del Bayern pasó al Atlético de Madrid, ¿cómo fue ese cambio?

-Me fue bien. Lo que pasa es que cuando vas a diferentes clubes debes estar bien rodeado. El Atlético no es un mal club, pero tenía un presidente (Jesús Gil y Gil) que le gustaba ganar plata y había jugadores que le tenían mucho temor por su manera de ser. Tratándolo de usted era una buena persona…

-Después de una derrota contra el Logroñés, que había descendido, Gil y Gil bajó al vestuario y, ante la prensa, lo trató mal. Dijo: “Al negro le corto el cuello. Me cago en la puta madre que parió al negro”

-Sí, tenía mucho temperamento y era muy pasional. Yo llegué al club para ser goleador y hacer historia, lo mismo que me pasó en el Bayern. Pero tuve mucha dificultad. Pasaron tres entrenadores en una temporada, entre ellos Pacho Maturana y Alfio Basile. No hubo estabilidad y eso incidió en los resultados. El equipo no marchó al 100 por ciento. Duraba tres meses cada DT. Y no hubo una continuidad.

-¿Cómo tomó esa declaración racista?

-No me gustó nada. Gil tenía mucho carácter y lo conocía bien. Era una persona que se ponía bravo un ratico. Al rato se le pasaba, pero tenía eso arranques. No era vengativa. Me dio rabia pero era muy normal en él. Con el tiempo comencé a conocerlo. Había mejores términos para hablarles a los jugadores, pero él era así. Después, la prensa comenzó a hacer bulla. Tras esa declaración, a los pocos días el presidente fue a mi casa con un auto convertible de regalo y me llevó 10 mil pesetas en moneda dólar. Estuvo en mi casa, nos tomamos unos tragos y me dijo: “Adolfo, esas son cosas de rabia, nosotros te queremos”. Le respondí: “Nosotros somos colombianos y estamos acostumbrados a sufrir esos actos de racismo en nuestro país”. Mas allá de eso, yo vivía bien en Las Rosas, en el mejor barrio de Madrid, con dos coches y 600 mil dólares por año. Era uno de los futbolistas mejores pagos del plantel…

-Fue titular con Maturana pero llegó Basile y perdió su lugar. ¿Lo afectó el cambio?

-Con Alfio no hubo problemas. Cuando arribé al Atlético me estaba separando de la mamá del Trencito Valencia. La separación me pegó duro, fueron 8 años juntos. Los primeros meses fue complicado con un hijo y luego de separarme. Con el tiempo conocí a una mujer y me puse en pareja. Como dice el dicho: “Un clavo saca a otro clavo”. Me ayudó a salir adelante y a trabajar duro. Me costó estar bien deportivamente. Le dije a Basile: “Deme tres meses que volveré a ser el jugador que ustedes ficharon”. Así fue. Me repuse y les hice goles al Barcelona y al Sevilla para salvarnos del descenso.

-Estuvo dos años en Estados Unidos, ¿sufrió actos de racismo?

No, no le doy bola a eso, tengo mucha personalidad. A cada club que fui me ponía la camiseta y no le daba importancia a lo que decía la gente, me tenía sin cuidado. En la cancha me pasaba lo mismo. Yo jugué dos temporadas (2001/2), marqué 30 goles y no me importaba lo que me gritaban en las tribunas. Yo vivía en New Jersey, en una zona buena donde me relacionaba con colombianos. Me contrataron para que jugará bien y así lo hice. Después, lo que me gritaban tres inadaptados, envidiosos, no me interesaba. Hay racistas en todos lados, lamentablemente…

Valencia, con la camiseta del Bayern Múnich (Colorsport/Shutterstock)
Valencia, con la camiseta del Bayern Múnich (Colorsport/Shutterstock)

-¿Tuvo chances de jugar en el fútbol argentino?

-Sí, tres clubes preguntaron por mí, pero las cifras que me ofrecían no eran acordes a lo que pretendía. Settimio me dijo que debían poner más dinero. Por eso no pude jugar allá. Me hubiera gustado jugar en Boca. Yo era un jugador potente, rápido y habilidoso. Tenía las características para jugar en la liga Argentina. El Xeneize les dio muchas posibilidades en esa época a Oscar Córdoba, Jorge Bermúdez y Mauricio Serna. Más adelante a Fabián Vargas y ahora a Edwin Cardona, quienes fueron y son los representantes colombianos. Me gusta mucho el fútbol argentino. En mi infancia fui fan de Diego Armando Maradona. Es mi ídolo desde chiquito. Desde que jugaba en el Napoli lo admiró. En la actualidad soy hincha de Lionel Messi por la manera de ver el juego. Si me ponen a Cristiano y a Messi, me quedó con Lionel porque es más inteligente en el campo de juego. La inteligencia es todo en la vida. Ronaldo cuando pierde no se tolera…

-El Trencito José Valencia jugó varios años en Olimpo, Central e Independiente. ¿Cómo analiza el paso de su hijo por nuestro país?

-Bien, porque se pudo desarrollar en tres clubes. No es goleador como yo, pero de toda maneras tiene lo suyo. Es rápido y lo usaban de carrilero. Hizo goles, pero sufrió lesiones y ahora debe cuidarse más para poder rendir al cien por ciento. Hoy, está en el Delfín de Ecuador. Tengo poco trato porque nunca me gustó usar el teléfono. Eso nunca lo entendió y tuve peleas porque me dice que no lo llamo ni me preocupo por él. Es mi forma de ser…

-Jugó dos temporadas en China, se retiró allá, y Juan Fernando Quintero está muy cerca de emigrar a ese país. ¿Qué consejo le daría a su compatriota?

Pasa que la cultura china es complicada. Al comienzo es muy aburrido. Tienen la costumbre de ir a entrenar, de volver a sus casas y salen muy poco. Cuando un futbolista va a esa liga hará un sacrificio enorme, pero el beneficio será desde lo económico. Por un lado, no tendrá la alegría que tiene si va a otros países, pero en cambio, en lo económico va a facturar. En el mundo hoy todo es dinero. Si Quintero va a ir a China y es juicioso, está bien que vaya a ganar plata. El cambio de dejar River para ir al Shenzhen sería lo más correcto. En ese país, con su características, podría jugar cinco años consecutivos y no va a tener la exigencia que le genera el Millonario. En cuanto al seleccionado colombiano, si fuera el director técnico, por más que se vaya lejos, lo tendría en cuenta. No hay otro jugador como él…

-¿James Rodríguez puede ser el conductor de la selección de Colombia?

-Siempre que se puso esa camiseta rindió. De pronto, el técnico Carlos Queiroz no le dio el mérito que debería tener, pero es un muchacho joven…

-¿Edwin Cardona es un jugador para el Boca de Miguel Ángel Russo?

-Lo fichó Juan Román Riquelme porque juega parecido a él. Sí, es un jugador diferente y con otras características. Boca lo necesita por la manera de jugar. Se le dificulta hacer goles y con Edwin le será más fácil porque alimentará a los delanteros con pases de gol. Cardona es muy importante para ese sistema de juego que desea implementar Russo. Con Alfaro, Boca se mostraba tímido y sin juego. Ahora, va para adelante sin miedo como en la época de Riquelme, Serna, Bermúdez. Así debe ser el fútbol, se debe jugar de esa manera, como lo hace Boca hoy en día…

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