La alternativa, impensada hace una semana atrás, cuando detonó el conflicto entre Barcelona y Messi luego de que la Pulga enviara el burofax en el que se consideraba un jugador libre, parece comenzar a madurar en las últimas horas. Tras la primera reunión entre Jorge, su padre y representante, y Josep Bartomeu, presidente del club, el delantero analiza seriamente la posibilidad de quedarse un año más en Cataluña.
El primer cónclave, desarrollado en las instalaciones blaugranas, no ofreció demasiadas novedades respecto de todo lo que se dijo y trascendió en los últimos días: Messi se considera en libertad de acción a partir de la cláusula automática que figura en su contrato, el conjunto cule entiende que esa expiró el 10 de junio y que el corrimiento de fechas por la pandemia de coronavirus no incide en la discusión. En consecuencia, los dirigentes subrayan que tiene un año de vínculo vigente (hasta el 30 de junio de 2021), e invitaron al atacante a que se reintegre a los entrenamientos.
Si bien hay un nuevo encuentro pautado para este jueves, Jorge Messi se llevó dos certezas: difícilmente Barcelona se mueva de su posición (además pretende ofrecerle dos años más de contrato al futbolista) y, además, su hijo no quiere marcharse en malos términos. La intención es, al menos, encontrar un punto de encuentro para que los interesados (Manchester City, en primer orden, y PSG después) oferten una cifra similar al valor de mercado (cerca de los 100 millones de euros). En ese contexto, Leo podría decir adiós dejando un buen dinero en las arcas de la institución.
Hay una variante, claro, pero con consecuencias. Que el jugador mantenga la postura de considerarse libre y que la Justicia lo habilite a jugar en su nuevo destino mientras continúa la batalla legal, haciendo partícipe del conflicto al City o al conjunto francés; el que gane la puja por sus servicios. ¿Y estarán los interesados con ganas de enfrentarse ante la FIFA y los Tribunales con el Barcelona, más allá de que a Messi lo asista la razón y eso se termine comprobando?
Son factores que comenzaron a trabajar en la mente de Messi, los distintos escenarios que dejaron el primer cónclave y las conversaciones con su equipo de abogados. Por eso, la idea de seguir hasta que su contrato se extinga comenzó a aparecer en agenda. En diciembre, por caso, ya podría cerrar un acuerdo con otro club. Y así evitaría darles a las actuales autoridades de Barcelona la chance de desgastarlo en el ring.
Por el momento se trata de una alternativa concreta, pero no definida aún, según pudo averiguar Infobae. Desde el doloroso 2-8 frente al Bayern de Múnich por la Champions League, Messi mantiene el hermetismo. “Está destrozado”, aseguraron desde su entorno, tras la decisión que, según entiende el futbolista, se vio obligado a tomar. Su deseo era “quedarse a vivir” en Barcelona, como supo declarar en más de una oportunidad. Pero todo lo que había vivido en el último año colmó su paciencia.
Los roces con la dirigencia, que hasta fue acusada de erosionar a los referentes en redes sociales a través de cuentas contratadas para criticarlos, un equipo que no estuvo a la altura y los cambios de entrenadores lo llevaron primero a guardar en la nevera las conversaciones detrás de la renovación de su vínculo y luego a mandar el explosivo burofax informando su deseo de marcharse.
El panorama no cambió: Bartomeu sigue en su sillón, las elecciones son recién en marzo, el primer contacto con el nuevo entrenador (el neerlandés Ronald Koeman) no fue precisamente auspicioso, y varios de los compañeros con los que mantiene una relación cercana (Luis Suárez, Arturo Vidal e Iván Rakitic) fueron relegados a partir de una fría comunicación telefónica (el croata ya arregló su pase al Sevilla).
Más: el mercado de pases hasta el momento no ofrece un horizonte diferente para los culés. Messi proyecta emigrar para seguir compitiendo: a sus 33 años, quiere volver a pelear una Champions League, y el Barcelona que viene, a priori, no parece brindarle las herramientas para aspirar a su objetivo. Pero la coyuntura, de todos modos, puede llevarlo a quedarse hasta junio de 2021. Y elaborar una despedida acorde a una historia de amor plagada de éxitos, récords y magia.
Para la familia, si bien lo respaldó al 100% en su determinación, su permanencia sería un guiño. Para Antonela, y sobre todo para Thiago, Mateo y Ciro, Barcelona es su lugar en el mundo, donde tienen su escuela, sus amigos. La mudanza, si se concreta dentro de un año y no ahora, resultaría menos abrupta.
Son retazos de los pensamientos que atraviesan a Messi por estas horas. Mientras, deshoja la margarita tras el golpe en la mesa que personificó el burofax: “me quedo, me voy, me quedo, me voy”. “Es muy difícil que siga”, dijo Jorge Messi apenas pisó España. No dijo imposible, tal vez entreviendo que todo esto podía suceder. Los aficionados, claro, aplauden al ídolo anticipadamente. Los problemas, si el fantasista retrocede en su postura, sabe que seguirán ahí, a la espera de que su talento pueda regatearlos.
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