Por más que tenga hijos, haya formado una familia, luzca una barba tupida o tenga cubierto un brazo y una pierna con tatuajes, Lionel Messi sigue siendo el mismo niño que tiraba firuletes en el predio Malvinas Argentinas de Newell’s para Enrique Domínguez. Uno de sus padres futbolísticos aportó su humilde testimonio para comprender el contexto que llevó al astro del Barcelona a tomar la decisión de abandonar el club.
“Leo es un enfermo de la pelota pero también de la educación, un superdotado. Por más que lo hubieran querido formar de otra manera, hubiera sido así. Sencillo, humilde, silencioso, divertido a su manera, a su sana manera. Jamás tuvo un berrinche, queja o gesto de disconformidad. Un montón de veces los compañeros le han devuelto la pelota cuadrada y ni siquiera se le cruzó recriminarle nada a ninguno”, recordó Quique, en diálogo con Infobae.
Llevando a cabo el aislamiento en su Entre Ríos natal, Domínguez escarba en su memoria y los recuerdos emergen nítidamente. Cada entrenamiento, cada partido, cada asistencia y cada golazo de la Pulga cuando realmente era una pulga en la Lepra. Conoce sus raíces, sus formas. Lo vio crecer y sabe de qué madera está hecho. Su antiguo entrenador le hubiera hecho firmar un contrato de por vida en Newell’s, pero los dirigentes de turno no estaban dispuestos a solventar los gastos de su tratamiento para crecer, historia ya conocida.
“Newell’s hizo las cosas muy mal y el Barcelona también las ha hecho ahora. Leo busca paz y tranquilidad, así puede rendir. En un lugar donde hay puterío, con el perdón de la palabra, o Halcones y Palomas como se decía en Boca, Leo no rinde, no le gusta y está más cerca de dejar de jugar al fútbol por falta de incentivo anímico sobre todo”, opinó.
El hombre que fue testigo de sus primeras gambetas y descubrió la proyección que tendría sentenció: “Nunca jugó por la plata, juega porque le gusta el fútbol y le da felicidad hacerlo a él y a su familia”. Lógicamente que Leo está rodeado de decenas de personas que lo asisten y acompañan en el día a día y tienen el objetivo de despejarle la cabeza de cualquier otro tópico que no esté relacionado con la preparación de su próximo partido.
Domínguez ahondó en el dinero y las falencias que tuvieron los equipos a la hora de mantenerlo a gusto: “Si haciendo lo que te hace feliz ganás plata, podés ganar más para asegurar el futuro de tus hijos y tu familia, bienvenido sea. Hoy creo que lo tiene asegurado más allá de la debacle económica mundial. Pero creo que el Barcelona y Newell’s hicieron las cosas muy mal como para que Leo les haya dado la espalda o pretenda dárselas. Hasta en la Selección se han hecho mal las cosas y por eso nunca rindió como sí lo hizo con Pep Guardiola en el Barcelona. Si querés ser el mejor tenés que tener lo mejor y Argentina quiere ser el mejor apelando a caminos baratos”.
Al igual que antes de cada arranque y sprint, Messi pergeñó cada movimiento en su cabeza antes de pegar el portazo. Al menos esa es la mirada de uno de sus primeros técnicos: “Esta idea la debe haber venido madurando desde hace un año. Y ahora con el 8-2 en contra en la Champions y la salida del uruguayo (Luis Suárez)... Él no se tiene que meter en esas cosas pero pesan en la decisión definitiva. Primero traé y después sacá gente. Leo es de esa postura. Traé mejores y después sacá. No saques y después no sabés a quién traés. ¿A quién va a llevar ahora el Barcelona para reemplazar o armarle un gran equipo?”.
Motivos expuestos hay de sobra para una determinación de Messi que muchos nunca hubieran imaginado. La última reflexión de Domínguez expone algún argumento más en ese terreno: “Leo es de esos pibes que si no da algo es porque no puede o no lo siente. Si no hace un gol es porque no pudo; si no sigue en algún lado es porque no lo siente. Así fue con Newell’s que, por más de ser hincha, él y toda su familia priorizaron su salud, buscaron otros horizontes solos probándose en River y después mandando un video al Barcelona y la pelearon”.
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