Miguel Cotto acaba de ser el verdugo de una de sus peores derrotas. Sergio Martínez se baja del mítico ring del Madison Square Garden de New York arrastrando su lesionada pierna. Abatido. El cuerpo le viene pasando factura desde hace dos años, cuando tuvo una épica victoria ante Julio César Chávez Jr. Maravilla no lo dice, pero esa presentación contra Cotto será la última de su destacada vida profesional. En silencio, cambia los cuadriláteros por las tablas.
Desde que peleó por última vez en ese junio del 2014, el boxeador argentino le dio vía libre a su faceta de artista mientras convivía con las dolencias en su rodilla derecha. La misma que asegura que estuvieron a punto de amputarle durante una operación en 2013, la misma que dice haber recuperado gracias a las aguas termales de Catamarca.
En los seis años que pasaron entre aquella última vez con los guantes y esta nueva oportunidad en el deporte contra José Miguel Fandiño en España, Martínez recorrió el país con su show de stand up y hasta fue actor de cine. La película Pistolero que se estrenó en 2019 lo tuvo en el rol de Claudio Mendoza, un personaje central de este western local que cuenta la historia de dos ladrones rurales durante los años 60 en Argentina.
El director Nicolás Galvagno le pidió que aumentara unos diez kilos, Maravilla asegura que duplicó la apuesta para moldear a su personaje: “Hice una película y subí un poquito de peso… Me dijeron “subí de peso” y se me fue la mano: ¡estaba en 100 kilos! Yo que siempre pesé 78 kg y cuando estaba gordo 80,500 kg. Posterior a la película me puse a bajar de peso. Me pongo a hacer mis dietas, mis arreglos nutricionales. Bajaba 5 kilos, subía 3. Bajaba 10 kilos, subía 15. Bajaba 8 kilos, subía 7. No podía bajar de peso”, le contó a Infobae en el 2019.
“Llegué a Madrid y 35 días después yo pesaba 73 kilos. Estaba en categoría mediano. 40 días tardé como mucho. ¡Tenía un objetivo y una razón por la cual bajar de peso!”, recordó sobre cómo el deseo de volver a combatir le permitió acomodar su dieta.
Ese fantasma sobre los kilos desapareció cuando en su cabeza se le cruzó la idea de ser nuevamente boxeador. Soñó con su retorno ya sin los problemas físicos que claramente habían disminuido su performance tanto en la pelea contra Martín Murray en el José Amalfitani de Liniers durante el 2013 como en el 2014 frente a Cotto. Es más: en aquella noche de una lluvia épica en el estadio de Vélez, Martínez terminó con el puño izquierdo tan lastimado que no volvió a pelear por más de un año.
La balanza avalan sus dichos recientes: en las últimas horas acusó 73, 200 Kg. Todo listo para combatir a 10 rounds en los campos de El Malecón, en Torrelavega, una comuna a más de 400 kilómetros de Madrid. El regreso del peleador argentino de 45 años en medio de esta nueva normalidad tendrá un agregado: habrá mil espectadores en el lugar bajo un estricto protocolo sanitario. No será la revancha contra Chávez Jr. como coqueteó durante los últimos meses, pero sí tendrá enfrente al Traumatólogo José Miguel Fandiño, un español diez años menor.
Uno de los mejores pugilistas de la historia de Argentina, con un récord de 51 triunfos (28KO), 3 derrotas y 2 empates, tendrá un nuevo capítulo en su recorrido. Nadie sabe si será el último o si aparecerán más desafíos en su camino. “Sueño con volver a disfrutar en el boxeo y en eso puede que esté el ser campeón del mundo, o no. Pero sí volver a disfrutar, hacía tiempo que no disfrutaba con el boxeo. No puedo permitirme pensar más allá. No puedo permitirme. Creo que sería insensato de mi parte ya con 45 años ir planificando algo hasta los 46 o 47 años, sería insensato”, le dijo días atrás a este medio.
Otro punto lo ayudó a reciclar al deportista: la terapia tradicional y algunos métodos alternativos. “Hice regresión bajo hipnosis. No lo vuelvo a hacer, hice tres. No lo vuelvo a hacer en la vida, porque la pasé muy mal. Es muy raro. De repente mi cabeza explotó, se puso todo blanco y me fui no sé a dónde. De repente empecé a ver como películas borrosas en las que yo siempre la pasaba mal y tenía momentos incómodos. En su momento cuando lo hice, la pasé malísimamente mal. Pero ahí entendí por qué soy boxeador en esta vida; y por qué me vino bien haber dejado el boxeo a los 39 años como lo hice”.
Martínez asegura que no es un tema de plata su vuelta. “Tengo unas cuantas empresas”, advirtió. La adrenalina que le generó ser actor de cine o subirse a las tablas de los teatros más impensados del país para hacer su show “Maravilla y compañía” no es la misma que la de pasar por entremedio de las sogas para batirse a golpes contra un contendiente que sólo tiene como objetivo castigarlo tanto como sea necesario.
Alguna vez, Josep Guardiola le preguntó a Marcelo Bielsa para qué seguía siendo entrenador de fútbol a pesar de las quejas por el ambiente. “Necesito esa sangre”, le dijo el Loco en una legendaria reunión que duró once horas. Maravilla vuelve, al fin y al cabo, porque también necesita esa sangre.
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