Francisco Maturana puso al fútbol colombiano en boca del mundo entero. Pacho fue el autor intelectual del histórico 5 a 0 de su selección a la Argentina en el estadio Monumental, y la condujo a los Mundiales de Italia 90 y Estados Unidos 1994, además de ganar la Copa América 2001.
Mas allá del emblemático paso por el seleccionado, el hombre de 71 años, odontólogo de profesión, trabajó en Europa siendo el único entrenador colombiano en tener ese privilegio. Real Valladolid y Atlético de Madrid lo tuvieron en sus bancos. Con Real Madrid firmó contrato, pero no se ejecutó. Lejos del Viejo Continente, dejó su marca en Arabia Saudita. Con el Al-Hilal se coronó campeón de la Recopa de Asia en el 2002 y de la Liga saudí en el 2001.
En tanto, en el continente americano y a nivel clubes también tuvo sus logros importantes. Fue campeón de la Copa Libertadores con Atlético Nacional en 1989, ganó la Liga colombiana con América de Cali en 1992, y obtuvo la Copa UNCAF con la selección costarricense en 1999. Por todos estos méritos tiene un papel destacado en la FIFA: es parte del Comité Técnico de la entidad madre del fútbol mundial, una distinción que pocos colegas poseen.
Desde su casa en las afueras de Medellín, Pacho recorre su extensa carrera con 50 años de trayectoria contando sus etapas como jugador y entrenador. Habla de su fallido paso por el fútbol argentino. Elogia a Cesar Menotti y a Marcelo Bielsa. Cuenta el día que Carlos Bilardo se enojó porque lo tildaron de “Menottista”. Recordó el asesinato de Andrés Escobar e hizo importantes revelaciones sobre la relación de jugadores y narcotraficantes en épiocas de Pablo Escobar Gaviria…
Lleva más de 30 años de carrera como entrenador. ¿Quiere seguir dirigiendo y evaluar alguna nueva propuesta o se acerca el tiempo del retiro?
Todos los entrenadores queremos seguir entrenando. Nosotros nos queremos morir en el campo de juego. Con el tiempo nos volvemos caprichositos, pero las ganas no las perdemos nunca. No voy a entrenar, pero veo los partidos con una botellita de vino en mi casa con el lapicero, la tableta y mirando los futbolistas, tomando nota. Luego, nos reunimos con el resto de mi cuerpo técnico para analizar los encuentros que vimos. Nunca bajamos los brazos. Lo mismo le pasó a Marcelo Bielsa, que no tenía trabajo y se fue a dirigir a la segunda división de Inglaterra. La gente en su momento se preguntaba: ´¿Qué pasa con éste que se va a dirigir a la Championship?´. Estaba buscando otra cosa. Tranquilidad. Continuar con su proyecto y seguir todo construyendo…
¿Qué opinión tiene sobre Bielsa y su estilo de juego?
A mí me gusta. Hay respeto y admiración total. Tuve posibilidades de estar cerca de él en momentos importantes, como por ejemplo durante las Eliminatorias sudamericanas para el Mundial 2002. Fue una persona con la que compartí experiencias, conceptos e impresiones. Recuerdo que durante los partidos de Eliminatorias la selección Argentina destrozó a todos sus rivales. Después, su paso por el Mundial Corea-Japón no fue bueno, más allá del pedigree que la caracteriza por haber sido dos veces campeón del mundo. Se fue eliminada en primera ronda, pero todo sirvió como enseñanza. Admiro a Marcelo por su manera de caminar la vida. Siempre muy aferrado a sus convicciones.
¿Maturana se acerca al estilo de juego de Bielsa?
Cada entrenador tiene su estilo y la mayoría está condicionado por los jugadores que tiene en su plantel. Hoy se habla del modelo de juego, pero todo depende de los jugadores que tengas. Salvo que seas Pep Guardiola o José Mourinho, que llegan a un club y piden el futbolista que desean como refuerzo y se lo traen. En cambio, al entrenador normalito cuando arriba a un club le dicen: ´Esto es lo que hay´. A partir de su sensibilidad, buscará un orden natural siguiendo sus principios de juego que le permitan construir una estructura que sean puntos de encuentro para todos los integrantes del plantel, que deberán defender la idea y llevarla a cabo, siempre y cuando haya un sentido de pertenencia.
Entonces, ¿es doble el mérito conseguido por Bielsa en Inglaterra?
Con poco hizo mucho. Abrió una puerta para aquellos entrenadores a los que no les interesa dirigir a un club de segunda categoría. En ese sentido, es un reconocimiento a la humildad porque muchos pensarán que, si fueron a un Mundial, no tienen por qué ir a entrenar a la segunda división de una liga. Fuera de eso, encima los medios de comunicación los descalifican a aquellos que eligen ese camino. Entonces, lo que él hizo fue una licencia, una llamada de atención a todos los entrenadores para que miremos hacia todos lados a la hora de elegir un trabajo y no únicamente a las primeras ligas. El mensaje de Marcelo sería: ´Lo importante es elegir un proyecto a largo plazo que puede generarte ir a dirigir a la segunda categoría y no únicamente cerrarte en la primera división´.
Tuvo un paso fugaz como entrenador de Colón y Gimnasia La Plata en Argentina. ¿Qué pasó, por qué no le fue bien?
Yo respeto todo lo que digan de mí, pero no creo que haya sido malo mi paso por el fútbol argentino. Me sentí orgulloso de ser el primer negrito colombiano que fue a dirigir a la Argentina. No soy brasilero ni uruguayo. Entonces, un colombiano dirigiendo a Colón nunca pasó. Los entrenadores tenemos un sueño oculto, el mío es ganar. Yo miro hoy en Google cuántas veces ganó Colon una copa y todavía no lo ha hecho. Resulta que hubo gente que me criticó porque no gané nada. Pero sí gané: el cariño del hincha sabalero por la forma que el equipo jugó. Un equipo que se identificó con la ciudad. Un reconocimiento que recibo cuando viajo hacia Santa Fe, los autos paran y la gente me saluda con afecto. Cuando yo dirigí Colon ganábamos de local, perdíamos de visitante, pero el tipo del banco me decía: ‘Estoy lleno de futbol'. Nunca recibí un maltrato de la barra brava que siempre me acompañó y no me pidió un peso. Entonces, uno se pregunta ¿Cuál es el éxito? En España me pasó lo mismo…
¿Qué fue lo que le pasó?
Me pidieron que me fuera del Valladolid, pero antes de echarme me transformé en una referencia para muchos entrenadores como Johan Cruyff, Fabio Capello, quien fue a verme trabajar, Rafael Benítez, quien fue mandado por la dirigencia del Real Madrid para que viera cómo trabajaba y Vicente Del Bosque, que nos siguió por todos lados observando mi trabajo. Entonces, me pregunto: ‘¿Cuándo ha ganado algo el Valladolid para exigirme ganarlo todo?‘. ¿Cuándo ganó algo Gimnasia de La Plata? Esas cosas me enojan mucho. Si me dicen que fui a dirigir a River Plate y me echaron, acepto que fracasé, pero fallé en equipos donde nadie ha ganado nada…
Sin embargo, usted fue campeón de América con su seleccionado. Y una Copa Libertadores en 1989. ¿Cuál es el título más importante de su carrera?
No podría elegir uno porque todos fueron importantes por diferentes motivos. Yo soy campeón con América de Cali del torneo local (1992). Gané a nivel de clubes la Libertadores con Atlético Nacional (1989) y la Copa América con la selección de Colombia (2001). Me coroné con Costa Rica en la Copa UNCAF (1999). Y en Arabia me consagré con el Al-Hilal campeón de la Recopa de Asia (2002) y de la Liga saudí (2001). Pero todos esos títulos quedan en los clubes. Yo me llevo el cariño de los hinchas. Estoy feliz y orgulloso de los jugadores que tuve. Y de todo lo que he ganado. Además, muchos de los futbolistas consagrados crecieron a mi lado. Asprilla, Rincón, Valderrama e Higuita en Colombia. Al Cholo Diego Simeone lo dirigí en el Atlético de Madrid. Al Bichi Fuertes en Colón. Es una lista larga, de alguno me voy a olvidar. A cualquiera de estos muchachos le puede preguntar por mí a ver qué le dicen…
Cuando lo tuvo al Cholo Simeone. ¿Se vislumbraba a un futuro entrenador con cualidades en el vestuario para ser líder de grupo?
Sí, era el soporte que uno como director técnico pretendía. Él siempre era de los primeros que disfrutaban de la parte táctica. Porque no todo es correr en el fútbol. A Simeone la estrategia de cómo planear el juego le gusta y mucho. Mas allá de que después en el campo de juego mostraba carácter y jugaba con el cuchillo entre los dientes. Indudablemente, su equipo hoy es un reflejo de cómo es él. Diego es una persona generosa. Primero, piensa en la estructura del equipo y después en los jugadores para darle forma a su estilo…
Hace poco leí de su admiración por Cesar Luis Menotti. ¿En qué se basa?
Estamos cercanos y unidos por esa sensibilidad que tenemos alrededor de algo. Menotti interpretó el fútbol desde lo zonal. Ese fútbol desde lo lírico y con la estructura como la base para armar el equipo. Desde esa perspectiva, buscaba lucir las individualidades desde su condición humana por su manera de hablar y tratar a los jugadores. Fue un maestro en el fútbol. Yo me encasillo en su vereda. Pero respeto mucho la de enfrente. Valoro mucho a Carlos Bilardo. Fue mi entrenador y es un campeón del mundo. Pero tiene otra manera de ver el fútbol. Indudablemente los dos son valiosos para mí. Yo tuve una experiencia muy bonita cuando estuve en España y coincidí con Carlos Bilardo en el Sevilla. Teníamos una buena relación, muy unida porque yo era su discípulo. Él quería que me fuera bien y me enseñó muchas cosas del fútbol y de la vida.
¿Qué enseñanza le dejó Bilardo?
Tengo una anécdota muy linda con él. Cuando ambos estábamos trabajando en España, a Carlos lo entrevistaron y le comentaron que Maturana estaba matriculado como “Menottista”. Entonces, Bilardo respondió: ‘Maturana que no hable. Que lo haga cuando sea entrenador'. Yo escuché esa declaración y pensaba, ‘hijo de perra ¿entrenador? Si yo fui campeón de América, fui a un Mundial'. Un día me lo encuentro en un seminario y en una charla a solas, me dice: ‘Te mandé un regalito’ (por sus declaraciones). Y, agrega: ‘Pacho, a vos todo te ha salido muy bien. Vas a ser un director técnico cuando los periodistas te quieran matar. Cuando no puedas salir de tu casa y te quieran quemar el auto. En ese momento te vas a volver entrenador'. Después de esa charla, entendí todo. Uno en el camino va recogiendo cosas. El mensaje de Bilardo fue que había que ir despacio. Y aprendiendo todos los días. Dice el refrán que: ‘Mientras usted está acostado con la victoria, la derrota está esperando debajo de la cama'. Y así es. Eso me lo enseño Carlos Bilardo…
¿Cuál fue el legado futbolístico que dejó Maturana en su selección?
Fue un equipo que tuvo la inspiración en la selección de Holanda de Rinus Michels. La dirigencia de Colombia tomó conciencia del proyecto y designó al Atlético Nacional (campeón de la Libertadores 89) como base del seleccionado. Arrancó todo en el año 87, cuando participamos de los Preolímpicos de Bolivia. Les ganamos a Brasil, Paraguay y Perú. Y empatamos con Uruguay. Con el tiempo, se mantuvo ese trabajo durante muchos años. Con dos o tres refuerzos, se convirtió en la gran selección que participó en Italia 90, la Copa América organizada por Chile (1991) y la de Ecuador en 1993. También fue la que clasificó al Mundial de Estados Unidos. Nos dio cuerda también para la Francia 98. Todo lo que logramos fue mítico, no una aparición espontanea. Fue un proyecto con buenos jugadores que tuvo un final feliz porque después de 28 años clasificamos a un Mundial. A partir de ahí fue el resurgimiento del seleccionado en el mundo del fútbol. Ese equipo que aparece en los años 90 te dice que Colombia es más que narcotráfico, más que violencia, más que gente mala, es un equipo que tuvo una identidad que reflejó la cultura en el país.
En el Mundial de Estados Unidos Colombia era candidata a ganar la copa por su buen juego. ¿La presión externa perjudicó su rendimiento?
Nunca dijimos que Colombia era candidato para ganar el Mundial. No fue el cuerpo técnico ni los jugadores ni dirigentes, lo manifestaron desde afuera. En ese momento era un locura imaginar que éramos candidatos al título porque no teníamos el perfume, las cualidades para campeonar. Eran 211 federaciones y solamente ocho se consagraron en la historia de los mundiales. Entonces, ¿con que argumentos podíamos decir que Colombia iba a ser campeón del mundo? Yo diría que Argentina en el 2002 hizo una Eliminatorias fantásticas. Ese seleccionado sí era candidato a ser campeón del mundo porque ya había ganado en el 78 y en el 86. En cambio, Colombia apenas había regresado en el 90 a disputar un torneo mundial después de tanto tiempo. No tenía la chapa para ser considerado candidato al título. Igualmente, nosotros nunca asumimos ese mote de favoritos...
¿La aparición de esa selección fue un cable a tierra en esos momentos difíciles que vivía el país por la violencia en las calles?
Para nosotros fue un punto de encuentro, de alegría con el pueblo. Éramos felices y disfrutábamos el día a día. Entre los integrantes del plantel fortalecimos el vínculo de amistad. Combinamos una serie de principios y códigos de vida que nos sirvió para vivir esos momentos difíciles que atravesaba el país y nos ayudó también con nuestras vidas. Fue una selección de todo el país donde existían las buenas personas, las malas y las regulares. Fue un orgullo para todos poder darle una alegría a un pueblo golpeado…
¿La presencia de Pablo Escobar ensució el fútbol colombiano?
En el fútbol de Colombia nunca lo vi a él ni jugando ni entrenando ni queriendo ser dirigente. Era un persona rica y bandida. Nosotros supimos defender los espacios del futbol y en ningún momento Escobar intentó ser parte de la Federación Colombiana de Futbol (FCF). Simplemente era la mala imagen de los 20 millones de colombianos y en todas partes nos preguntaban por él. No creo que haya ensuciado al fútbol colombiano porque no era parte de él. Ensució a todo el país porque a los que salían de Colombia se les preguntaba por Escobar. A los abogados, futbolistas, entrenadores, médicos se le preguntaba por Pablo y ninguno de ellos era traficante como él. Yo no tengo la certeza de que le haya dado un aporte económico al fútbol local. Nunca lo sentí de esa manera. Dicen que los fantasmas asustan más de lejos que de cerca. Se crean leyendas más de lejos que de cerca. En este país, no existe un club en el que Pablo Escobar le haya dado dinero…
En su momento se dijo que Escobar supuestamente había pagado la Copa Libertadores 89 para que saliera campeón el Atlético Nacional. ¿Por qué cree que la versión se extendió tanto?
El que diga eso es un mal parido. Si Pablo Escobar hubiera comprado la Copa Libertadores, no nos hubiésemos concentrado 200 días para jugar un campeonato. Es más, no hubiéramos podido ganarle a la Argentina en 1989 con Diego Maradona en cancha, después de consagrarse campeón del mundo. Nosotros fuimos allá, le ganamos y no estuvo Escobar. Atlético Nacional ganó la Libertadores 89 porque fue superior y jugó mejor que el resto de los equipos. Y, además, si Pablo hubiera querido hacer algo por Nacional era destruirlo, porque no era hincha de ese club, sino de Independiente de Medellín. No hay que minimizar los logros que pueden conseguir los jugadores.
¿Porque una vez declaró que no pudieron evitar los tentáculos de los carteles de la droga?
Es que todo el país estaba tocado por esa situación. Eso no significaba que todos eran drogadictos. En esa época, todo aumentó porque los narcotraficantes compraban todo. Por ejemplo, si había un vecino que compraba un Lamborghini, el otro quería un Ferrari, porque había competencia y los narcotraficantes querían comprarlo todo. La gente normal también. A los futbolistas, en su momento, los narcotraficantes les hacían regalos. Yo estuve en Arabia Saudita y pasaba lo mismo. Había grandísimos jugadores a los cuales el jeque les brindaba todas las comodidades. Les compraba todo para tenerlos cerca y conformes. Eso mismo sucedía con los narcotraficantes, querían ser amigos de los futbolistas. Eso no significaba que los deportistas eran narcotraficantes también, sino que se prestaban a estar un rato con ellos, jugaban unos partidos, se tomaban fotos y se iban. O, en su defecto, les presentaban dos o tres modelos y hacían sus fiestas. Pero no estaban todos dentro de una misma bolsa.
Recuerdo que eran parte de ese plantel de Colombia Oscar Córdoba, Carlos Valderrama, Freddy Rincón, Luis Perea, Faustino Asprilla, Leonel Álvarez, el Tren Valencia y Andrés Escobar, quien fue asesinado al volver de los Estados Unidos. ¿Qué lectura hace de su muerte?
A Andrés Escobar lo tuve en las divisiones inferiores y lo hice debutar en la primera división de Atlético Nacional. Su condición humana fue fabulosa. Buena familia, respetuoso y gran defensor. Yo, sinceramente, no creo que en Colombia hayan hecho un plan maquiavélico para matar a un chico que se mete un autogol. El momento histórico que vivía mi país se prestó para que eso pasara. Me gustaría que investiguen cuántos médicos, abogados y policías murieron ese mismo día que mataron a Escobar. Simplemente, Andrés era la figura del equipo. No lo mataron como consecuencia de que había cometido un penal sino por la violencia en las calles que sufría el país, donde cualquier pelea o conflicto se resolvía con el que primero disparara. No creo que seamos tan maquiavélicos como para planear un asesinato a un chico que se hizo un autogol. Simplemente, estaba en el lugar equivocado a la hora equivocada…
¿Como está pasando esta situación del coronavirus?
Bien. Yo siempre he pensado que no son las cosas que pasan sino la actitud que ponemos ante lo que pase. Es algo que yo no lo busqué, apareció. Entonces, tenemos que ver cómo lo enfrentamos. Es un espacio de reflexión y aprendizaje. Es una oportunidad de aprender y sacar lo mejor de uno mismo.
¿De qué manera afectará en el fútbol?
Yo he aprendido que el fútbol que está hecho usted lo puede analizar, con videos y libros. Pero el fútbol de futuro no existe. Porque lo hacen los jugadores mas sus circunstancias. No sé cuáles serán las circunstancias de cada uno de ellos. Yo sé las mías y, la verdad, no sé qué pasará con el fútbol…