A pesar de que lleva años retirado de los cuadriláteros, el nombre de Julio César Chávez sigue dando de qué hablar en el mundo deportivo. La historia de “El Gran Campeón” sigue sorprendiendo a propios y extraños.
Y es que durante una entrevista con los comentaristas Christian Martinoli y Luis García, “El César” se sinceró frente a las cámaras y, desde la comodidad de su casa, decidió dar a conocer algunos aspectos de su vida privada.
La primera “bomba” que soltó el ex campeón mexicano estuvo relacionada con sus inquietudes y hobbies personales. Julio César no aspiraba a ser boxeador, más bien apuntaba a ser futbolista.
“Yo no quería ser boxeador, yo quería ser futbolista y jugaba en la posición de medio. Fui a un nacional como seleccionado de fútbol, béisbol y boxeo. Al final, terminé escogiendo la opción más conveniente y creo que no me equivoqué”, declaró Julio César Chávez ante los comentaristas de TV Azteca.
Tiempo después, la plática fue tomando forma y el entrevistado comenzó a hablar sobre los diferentes rivales que combatió a lo largo de su carrera. El ex campeón del mundo reconoció que su pelea más difícil fue contra Meldrick Taylor.
Los golpes de Chávez tenían mucha potencia, sin embargo, la velocidad del estadounidense fue un factor que jugó en su contra. Asimismo, reconoció que vencerlo en el último round fue algo muy “emotivo” para él.
“Definitivamente la pelea más difícil y complicada fue con Taylor; imaginate ir perdiendo y ganarle en los últimos segundos”, dijo Chávez al ser cuestionado sobre la pelea.
Otro de los episodios que recordó Julio César fue cuando enfrentó a Héctor “El Macho” Camacho, pelea que tuvo lugar el 12 de septiembre de 1992 y que es una de las contiendas más recordadas entre México y Puerto Rico.
“Nunca antes una pelea de box generó tanta expectativa en la audiencia mexicana. Los bares estaban abarrotados, todo el que disponía de televisión por cable contrataba el evento”, señaló Christian Martinoli.
Chávez confesó que después de su pelea con el puertorriqueño comenzó su “declive”, ya que no entrenaba igual y comenzó a “faltarle el respeto al boxeo”. “Yo sentía que lo había ganado todo, la pelea con Camacho fue un parteaguas en mi vida”, declaró.
De igual forma, Julio César Chávez reconoció que sus problemas de drogadicción fueron los que provocaron que su carrera se fuera hundiendo poco a poco. “Viví un infierno, pero yo no quería volver a caer y decidí buscar ayuda para salvar mi vida”.
Uno de los momentos más sorprendentes de la conversación fue cuando Chávez dio a conocer el secreto de sus batallas, pues aseguró que aguantaba los golpes porque tiene el cráneo más grande de lo normal.
“Una vez me hicieron un estudio en la cabeza y los doctores estaban como locos. Yo decía ¿qué tengo en la cabeza?, ya valió, no voy a poder pelear. En el estudio salió que tenía el cráneo más grande de lo normal, y aparte me salió un cisticerco calcificado en la cabeza, es por eso que aguantaba tantos golpes”, sentenció el legendario boxeador.
Pese a que en los cuadriláteros aparentaba estar en buen estado, Julio aseguró que los días posteriores no se podían levantar ni caminar. “Yo tenía miedo de quedarle mal a mi público, defraudar a tantas personas que confiaron en mí”.
Al final, “El César” señaló que el boxeo actual no se podría comparar con el de sus épocas, ya que el contexto era diferente y el estilo de vida de los boxeadores es muy cambiante. “Ahora es mucho más fácil ser campeón del mundo, ahora cualquiera tiene cuatro o cinco campeonatos”, concluyó.
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