La crisis del coronavirus está haciendo pensar y repensar su vida a todos. También a Lionel Messi, claro, que una vez más está ante el dilema. ¿Se queda en el Barcelona o se prueba en otro equipo, en otra fútbol, en otro país? Podría quedarse para siempre, entregarse a un “día de la marmota” español hasta ese desembarco en Newell’s que algún día sucederá. O podría dar el paso al frente y, tras dos posibilidades ciertas que años atrás prefirió dejar pasar de largo, confirmar que la tercera es la vencida y darle un nuevo impulso a su carrera.
“El día de la marmota” es una película de 1993 en la que el protagonista, Bill Murray, repite una y otra vez el mismo día de su vida. En España fue bautizada como “Atrapado en el tiempo”. A Messi le vienen pasando hace ya años una y otra vez las mismas cosas en su club. ¿Atrapado en el Barça?
En las últimas semanas se ha hablado del Manchester City y del Inter, pero más importante que lo que se dice es lo que no se dice, lo que no se ve. Y lo que no se dice y no se ve es que en estos años finales de su carrera, a Messi le llegan cada vez más ofertas de diversos clubes y países. Hay tres razones que lo explican.
Una es tan obvia como comprensible: Messi es uno de los mejores jugadores de todos los tiempos y todavía es posible contratarlo, todavía está disponible en el mercado. Queda una ventana de unos pocos años para dar ese golpe, pero existe. Y cuantos menos años quedan, más crecen las ofertas, los montos y la originalidad de las propuestas. Algunas suenan a inimaginables, y no solo las de magnates chinos, rusos y árabes. Un ejemplo: durante años el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, abordó metódicamente a los Messi ofreciéndole al “10” que se vistiera de blanco. La respuesta, señalaron fuentes de aquellas conversaciones a Infobae, siempre fue “no”, pero Florentino siguió insistiendo. A veces con argumentos mucho más poderosos que el dinero o el deporte. No le alcanzó, sigue esperando.
Una segunda razón se deriva de la primera: en esta recta final en la que crecen las ofertas, también lo hacen las tentaciones para la “factoría Messi”. La sugerencia de que se podría buscar nuevas playas es una carta de la que cualquier jugador estrella siempre se vale, más abierta o más sutilmente, en la renovación del contrato que lo une a su club. Ni hablar de si se es Messi negociando con el Barcelona. La tentación de hacer negocios aún más fabulosos está siempre presente. Porque son muchas las veces que le han ofrecido a Messi más dinero que el que gana en el Barça, pero esta podría marcar ser la primera en que la diferencia sea tanta que el club catalán se quede sin argumentos.
Y así se llega a la tercera razón, que es relativamente nueva y claramente la más importante: el del Barcelona es hoy por hoy un proyecto deportivamente agotado. Podrá volver a ser motivante, pero no lo es ahora, y no está claro que eso pueda cambiar en cuestión de meses. Esa gran diferencia de dinero que Messi podría lograr entregándose a los cantos de sirena de megamillonarios árabes, rusos o chinos nunca fue motivo suficiente para dejar el Barça. Pero si el proyecto deportivo no existe y la tesorería azulgrana ya no convence, las ganas de buscar otras playas crecen.
Esto último queda clarísimo en las declaraciones que Messi hizo meses atrás a Mundo Deportivo, el más que centenario periódico barcelonés. ¿Va a quedarse por siempre en el Barcelona?
“Yo ya lo dije muchas veces que mi idea es esa y mientras el club y la gente sigan queriendo eso por mi parte no va a haber nunca ningún problema. Muchas veces dije también que me gustaría estar y que estemos bien todos, el club, que la gente esté contenta con el equipo que haya, que haya un proyecto ganador y sigamos optando a todos los títulos como lo hicimos siempre en este club. Esa es mi idea, seguir en este club. Quiero ganar otra Champions, quiero seguir ganando Ligas y siempre aspiro a eso”.
Eso es un “sí, pero no” por parte de Messi. Hace rato que el club fracasa en aspirar a todos los títulos, y el golpe en las dos últimas ediciones de la Champions fue brutal. De ahí que sea tan, pero tan importante el partido de vuelta ante el Napoli el sábado 8 de agosto en el Camp Nou. Ser eliminados en casa sería demoledor, pero también lo sería una mala actuación posteriormente en la “burbuja” de Lisboa, sede de los cuartos de final, semifinales y final del torneo.
Demoledor para el equipo y sus hinchas, pero también porque podría terminar de convencer a Messi de que no tiene sentido deportivo seguir en Barcelona. Hay que volver a leer parte de la declaración de unas líneas atrás: “Me gustaría estar y que estemos bien todos, el club, que la gente esté contenta con el equipo que haya, que haya un proyecto ganador y sigamos optando a todos los títulos como lo hicimos siempre en este club. Esa es mi idea, seguir en este club. Quiero ganar otra Champions, quiero seguir ganando Ligas y siempre aspiro a eso”.
Ni los jugadores están bien, ni la gente está contenta, ni el proyecto es ganador, ni se opta a todos los títulos. Y ganar otra Champions es algo que el Barcelona espera desde hace cinco años. Entretanto, el Real Madrid sumó tres consecutivas y el equipo de Messi fue eliminado de modo asombroso por la Roma, en 2018, y el Liverpool, en 2019.
Dos semanas atrás, cuando el Barcelona terminó de servirle en bandeja la Liga al Real Madrid cayendo 2-1 ante el Osasuna en el Camp Nou, Messi habló tan claro que ya nadie se puede hacer el distraído en su club.
“No queríamos terminar de esta manera, pero también marca un poco cómo fue el año. Un equipo muy irregular, muy débil, que le ganan por intensidad, por ganas, que nos crean muy fácil y nos hacen goles. Durante el año perdimos muchos puntos, fuimos irregulares y este partido indica un poco lo que fue el año nuestro”. Messi no parece estar dispuesto a tolerar un año más de lo mismo: “Debemos hacer autocrítica, empezando por nosotros, pero una autocrítica global”. La palabra clave aquí es “global”. Días antes Luis Suárez, el mejor amigo de Messi en el plantel, había sido también muy duro con el presente del equipo y del club.
A ellos se sumó el chileno Arturo Vidal con llamativa claridad días atrás en Win Sports TV. “La gente quiere títulos”, admitió. Y cuando se le preguntó por Quique Setién, el entrenador, desgranó un análisis que habrá dejado con la boca abierta a más de uno en la comisión directiva: “Tratamos de adaptarnos y cuando termine la temporada (hay que) elegir bien el futuro del Barcelona. Si va a seguir el mismo entrenador, si van a traer jugadores, si van a seguir los mismos. Hay que pensar bien en el futuro porque Barcelona tiene que estar peleando siempre todos los títulos y por algo es el mejor equipo del mundo”.
Más claro, agua. Si Messi decide dejar el club en el que juega desde los 13 años se hará bueno ese dicho que reza que la tercera es la vencida.
La primera vez que estuvo muy, pero muy cerca de irse fue en 2014. “Me voy”, le dijo Messi a Tito Vilanova el 19 de abril de ese año. No era una cuestión de dinero, le explicó, aunque él y su familia estaban muy molestos tras confirmar que el brasileño Neymar, fichaje estrella en aquella temporada, cobraba más dinero que el mejor del mundo. Messi estaba muy molesto, pero Vilanova lo desarmó con una pregunta: “¿Adónde te vas a ir, al PSG?”. El ex técnico del Barcelona moriría seis días después, tras dos años luchando contra el cáncer.
En aquellas épocas Jorge Messi le había planteado al Barcelona su deseo de que el club pagara al menos parte de la millonaria multa en el proceso judicial por evasión impositiva que llevaban ya un tiempo afrontando él y su hijo. El club dijo “no”, y por eso, cuando en 2016 Josep Guardiola se convirtió en técnico del Manchester City, a Barcelona llegó una pregunta: “¿Te vienes, Leo?”.
La historia fue revelada a Infobae por alguien que conoce muy bien los movimientos del 10 en los últimos años. Y aunque es cierto que la relación entre el técnico y el jugador se había desgastado y terminado mal tras los éxitosísimos cuatro años que vivieron entre 2008 y 2012, un jugador como Messi no come vidrio: sabe de la importancia de contar con un buen técnico, un técnico tan ganador como sus jugadores. ¿Marcelo Bielsa? En su momento no fueron los Messi los que pidieron por Gerardo Martino, aunque sí lo aprobaron cuando se los consultó. Años después, todo es posible, incluso que un candidato a presidente -las elecciones en el Barcelona son en pocos meses- se siente a consensuar con Messi un técnico, si eso sirve para retenerlo en el club.
Y un asterisco junto al Manchester City: una decisión de despachos le devolvió la vida al sueño de contar con Messi. El City había quedado fuera de la próxima edición de la Champions por decisión de la UEFA, pero el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) ordenó que se habilite al equipo británico para 2020/2021. Ir a un equipo fuera de la Champions no tendría sentido para Messi. Saltar a uno que aspira a todo, sí.
Simon Kuper, columnista estrella del Financial Times, está escribiendo un libro sobre el Barcelona en el que Messi tiene un espacio muy especial, y está muy interesado en el poder del argentino en el club. Un poder silencioso (últimamente menos), pero enorme, señaló Kuper a Infobae en una reciente entrevista.
“Lo de Messi no sucedió ni con Maradona, ni con Cruyff ni con Ronaldinho. Se convirtió en la persona más poderosa del club. ¿Cómo se organiza un club en torno a una sola persona que no es el presidente, pero tiene más poder que el presidente?”.
Por lo visto últimamente, no se organiza precisamente bien, no parece que la directiva del Barcelona le haya encontrado la vuelta al asunto. Pese a ello, Kuper cree que salir del club catalán sería un riesgo para el argentino.
“Si quieres ser bueno todas las semanas no puedes permitirte no llevar una vida aburrida. No puedes distraerte. Digamos que Messi se va al Manchester City. Es un nuevo país, con un nuevo colegio para sus hijos, nuevo idioma, nuevos compañeros de equipo... Ese tipo de transición no es compatible con ser el mejor de todos cada semana”.
Se puede coincidir o no con lo de que Messi sea el mejor cada semana, aunque el dato de que terminó la temporada española como máximo goleador, asistidor y gambeteador hace difícil cuestionarlo. Así y todo, Kuper cree que el argentino ya no está tan bien acompañado como hasta hace unos años, y que Messi tampoco es el mismo. El Barcelona, dice, está caduco: “Son un equipo viejo, no pueden cubrir la cancha como antes, no como lo hace el Liverpool. Messi era un muy buen defensor, ejercía una gran presión sobre los rivales, y ya no lo hace más. Y jugadores como Piqué y Busquets son los mejores en sus posiciones, pero también envejecieron. Perdieron a Neymar, es un equipo viejo, e incluso compra jugadores viejos. Si comparas al Barcelona con el Liverpool, cubren menos espacios”.
Vale entonces volver a poner la vista en algunos datos: Messi estuvo dos veces muy cerca de dejar el Barcelona y no lo hizo. A Messi le llegan ofertas de todo tipo. Messi quiere ganar la Champions y luchar en el alto nivel, y eso no se está dando en los últimos años. Y Messi tiene una familia que vive muy feliz en Barcelona, pero que quizás podría adaptarse a Italia o el Reino Unido por un par de años: algo así como “papá necesita un revulsivo en su mente y su fútbol para llegar en noviembre de 2022 al Mundial de Qatar en la mejor forma”. Y un dato más: Messi sigue sin renovar su contrato más allá de 2021. Y, en los hechos, puede darlo de baja cuando quiera. El destino no es Newell’s ni la MLS estadounidense, para eso todavía hay tiempo. Pero el Barcelona tiene razones para inquietarse.
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