El 15 de febrero del 2020 es una fecha que Corey Anderson nunca olvidará. Pasaron cinco meses desde aquel combate en el que el luchador estadounidense se midió ante el polaco Jan Blachowicz en lo que fue su última presentanción en un octágono de UFC.
El Santa Ana Star Center, repleto de público en ese entonces, fue testigo del tremendo nocaut que sufrió “Overtime” a falta de dos minutos para que finalizara el primer round de la pelea estelar de la categoría de los semicompletos.
Ahora, tras un largo camino de miedos e incertidumbres el peleador de 30 años relató el calvario que vivió como consecuencia de no recibir un acertado parte médico tras la pelea.
“El 21 de febrero, después de mi última pelea, me desmayé y me destrocé la cara contra un camino de grava después de horas explorando una carretera. Estuve cinco días en urgencias haciendo numerosas pruebas y análisis de sangre para averiguar qué pasó”, reveló Anderson a través de su cuenta oficial de Facebook.
“Vi a una larga lista de diferentes doctores. Todos menos uno dijeron que había sufrido una conmoción cerebral por la falta de agua y comida después de caminar por el bosque durante horas. Pero uno de ellos dijo que mi corazón había dejado de latir y que podría volver a pasar, ¡¡pero la próxima vez en una pelea!!”.
Tras reconocer que al enterarse de esa noticia la cara de su esposa se transformó y que el miedo se apoderó de él, comenzó a recorrer hospitales para tener una observación de distintos especialistas. Después de varios exámenes, se le realizaron dos procedimientos cardíacos ambulatorios “muy dolorosos” para encontrar más evidencias.
“Después de mi pelea, la comisión atlética y los médicos no pudieron hacer lo correcto después del chequeo y volví a vivir la vida como lo hacía normalmente. ¡Y pagué un precio muy alto!”, explicó el luchador y agregó: “Estos cinco meses y la situación actual en el mundo han puesto MUCHAS cosas en perspectiva. Y como un peleador veterano, que en el pasado ha competido con tipos duros sin ninguna preocupación médica, tengo que seguir peleando”.
“Un médico dijo que tenía que detener por completo mi carrera hasta averiguar que mi corazón estaba sano para competir. El lunes pasado, por la noche, salí del hospital después de mi último procedimiento, con una nota que decía: ‘Felicidades, Señor Anderson, puedo dejarle volver a golpear a la gente’”, detalló.
Finalmente, dejó una reflexión para sus colegas dentro del mundo de las artes marciales mixtas: “Les aconsejo a otros peleadores que cuiden su salud y que se tomen el tiempo adecuado para recuperarse. Tuve que tener a mi hijo sentado allí mirándome en una cama de hospital para darme cuenta de que existe una vida real más allá de las peleas y que quiero disfrutarla. Pelea de manera inteligente, entrena de manera inteligente, ¡pero recupérate y descansa también de manera INTELIGENTE! Utiliza tu cabeza mientras tengas cerebro para hacerlo”.
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