Bracha Deutsch, popularmente conocida por el apodo de Beatie en Israel, es una atleta que ha dedicado sus últimos dos años a entrenar al máximo para lograr la clasificación a la maratón de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Sin embargo, el tema de las marcas es el menor de sus problemas. En caso de lograr el registro clasificatorio, la corredora no podría participar de la cita asiática por una razón muy específica: ella es judía ortodoxa y la carrera está pautada para un sábado, es decir en Shabat, el día sagrado y de descanso para quienes practican la religión.
“Cuando me planteé la meta de representar a Israel en los Juegos Olímpicos, la maratón estaba programada para un domingo. Luego se movieron todos los eventos al aire libre a la ciudad de Sapporo y los unieron en cuatro días, por lo que la maratón femenina caerá en Shabat”, explicó Deutsch en una nota concedida al diario inglés The Telegraph y firmada por la periodista Emma Cluley.
Beatie, que nació en los Estados Unidos y emigró a Israel cuando tenía 19 años, ha logrado algunas marcas muy destacadas en el plano internacional en los últimos años. En su primera maratón de Tel Aviv selló un tiempo de tres horas y 27 minutos. Al año siguiente logró completar la carrera cuando cursaba el séptimo mes del embarazo de su quinto hijo. En enero de este año ganó la maratón de Tiberias con un tiempo de dos horas y 32 minutos (el tiempo de clasificación para Tokio 2020 es de dos horas, 29 minutos y 30 segundos). En febrero, en tanto, se impuso en la media maratón de Miami.
La atleta israelí tiene un estricto régimen de entrenamiento, aunque en Shabat -jornada que comienza el viernes cuando sale la primera estrella y se extiende hasta el sábado por la tarde- descansa. En ese día sagrado se dedica a su familia, se aleja de la tecnología y tampoco corre. Es por eso que ha enviado un pedido a las autoridades del Comité Olímpico Internacional para que intenten cambiar el día de la maratón.
“Hasta el momento no han sido muy receptivos”, se lamentó Beatie, cuya única esperanza reside en que la decisión de postergar la cita de Tokio 2020 hacia mediados del 2021 por la pandemia de coronavirus permita hacer cambios en el calendario.
Beatie, que corre con polleras por debajo de las rodillas y el cabello cubierto de acuerdo a sus costumbres religiosas, está acostumbrada a dar batallas ya que no todos en su comunidad aceptan su carrera deportiva. Su lucha no es solo deportiva, también encabeza una fundación que ayuda a mujeres con trastornos alimenticios tras haber perdido en 2017 a una joven familiar que sufría esa problemática.
Por el momento, es casi seguro que, aún cuando alcance el tiempo, la atleta israelí no podrá estar en Tokio 2020. Voceros de la organización de la cita olímpica explicaron que las decisiones no pueden adaptarse “a la situación particular de cada atleta”.
“No creo que el mundo deba tirarse atrás por mis valores religiosos, pero los Juegos Olímpicos deben ser un evento de unión para personas con todo tipo de características, tienen que ver con la diversidad. En tiempos en que todos tratan de ser más inclusivos en cuestiones como el género o la raza, siento que deberían ser más tolerantes”, expresó Beatie a la publicación inglesa.
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