El 28 de julio de 2017, se celebró el primer partido de la Liga MX Femenil. Con más de 100 años de ventaja para la rama varonil, por fin había una profesionalización del balompié mexicano para mujeres.
Sin embargo, a tres años de los primeros pasos, aún hay muchos detalles por los que trabajar. A comparación de la rama varonil, las futbolistas viven en un ambiente diferente, alejado del derroche económico.
“Realmente sí he visto un avance”, comentó Olga Trujillo, editora de Diosas Olímpicas, medio especializado en la difusión del deporte femenil. “Sí ha habido avances, sí ha mejorado un poco, aunque sea un mínimo”, expresó la periodista Adrianelly Hernández, colaboradora del mismo medio, en entrevista con Infobae México.
No obstante, ambas coincidieron en que estos avances han sido limitados. El principal problema que acotaron fue la desigualdad salarial. “Han mejorado un poco los sueldos, pero es para un porcentaje menor de las jugadoras”, añadió Hernández.
“Recordemos que esta Liga, yo siempre he dicho, se hizo al vapor. En seis meses resolvieron llevar a cabo una Liga profesional, y digo profesional entre comillas por los sueldos que reciben la mayoría”, explicó Trujillo.
Y es que, en sentido estricto, el fútbol femenil de México no cumple a cabalidad las Reglas de la FIFA en el tema salarial. De acuerdo con la Encuesta Global de Salarios Deportivos, una jugadora percibe entre 3,400 y 3,500 pesos mensuales.
Para vivir en México esto no es suficiente para pertenecer a la clase media, según el informe “Bajo presión: la reducción de la clase media” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En ese contexto, la Liga MX femenil no cumple el Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores de la FIFA. El artículo 2, sección 2, llamado Estatuto de jugadores: jugadores aficionados y profesionales, describe:
“Un jugador profesional es aquel que tiene un contrato escrito con un club y percibe un monto superior a los gastos que realmente efectúa por su actividad futbolística. Cualquier otro jugador se considera aficionado”.
La autogestión, ¿un sueño?
En Inglaterra, mientras el histórico Liverpool salió campeón después de 30 años, su plantilla femenil descendió a la Segunda División. Al contrario, en México si el club varonil pierde la categoría, su equipo de mujeres también va a la división de plata (donde no hay fútbol profesional regulado por la Federación Mexicana de Fútbol).
Esto significa que la parte femenil sigue dependiendo de lo que haga la plantilla de hombres. Vale recordar nada más el caso de la desafiliación de Veracruz o la mudanza de Morelia, donde jugadoras se quedaron sin equipo por la decisión de los directivos en la rama varonil.
Ante esto, ¿es tratado la autogestión de la Liga MX Femenil? “Lo hemos comentado de este lado, quizás un poco off the record, con algunas jugadoras, de que pudiera ser una opción, porque así se ha manejado en España. Si esto fuera así aquí, pues otra situación tendrían las jugadoras de Veracruz o de Morelia que vivieron una situación muy, muy lamentable, pero se necesitan personas que de verdad crean en el fútbol femenil para invertir en equipos exclusivamente de mujeres”, comentó Adrianelly.
“Estamos en el camino de la profesionalización, pero ellas mismas tienen que aprender a armarlo, por decirlo de alguna forma. Hay muchos ejemplos de equipo organizados a nivel mundial de Ligas profesionales a nivel mundial, está el ejemplo de todas las jugadoras de Estados Unidos que han sabido hacer su propio sindicato para poder reclamar todos estos derechos que les pertenecen”, explicó Olga.
Este jueves se publicará la segunda de las tres entregas de esta entrevista. El próximo tema a tratar será sobre la violencia de género y el estigma social que tiene el balompié femenil.
MÁS SOBRE ESTE TEMA