“Tu no estás hecho para esto”. Esta frase Tyrone Muggsy Bogues la escuchó miles de veces durante gran parte de su vida. Pero él decidió nunca bajar los brazos e ir en búsqueda de su sueño pese a las burlas y los desalentadores pronósticos.
Cuando alguien piensa en baloncesto, pero especialmente en la NBA, rápidamente se le viene a la cabeza el estereotipo que todo cazatalentos busca para su equipo: alto, flaco, fuerte y atlético. Sin embargo, dentro de esa famosa tierra de gigantes existió un David que venció a varios Goliaths.
Gracias a su buen dominio del balón, salto (en vertical llegaba hasta 1.10 metros) y visión de juego, pero especialmente debido a su innato talento para recuperar pelotas (de allí surgió el origen de su apodo), Muggsy Bogues supo disimular su 1.60 de estatura para abrirse camino y convertirse en el basquetbolista más bajo en la historia de la NBA.
El base, que se convirtió en un icono de la esperanza ante la adversidad, repasó en diálogo con Infobae su extensa carrera en la mejor liga del planeta y contó los detalles que lo llevaron a triunfar con la pelota naranja en sus manos.
A Muggsy, nacido el 9 de enero de 1965, no le regalaron nada, tuvo que trabajar el doble que el resto para llegar a la cima de este deporte. El hijo de Richard y Elaine Bogues creció junto a sus hermanos Richard, Anthony y Sherron en las viviendas públicas de Lafayette, al este de Baltimore, Maryland.
A la edad de cinco años, escuchó el ruido de una ventana en el medio de la noche y decidió salir a ver qué sucedía. Tras ser robado, el dueño de una tienda disparó y una de sus balas impactó en el joven Bogues. “Aquel accidente cambió mi vida. Y mi cabeza… Aunque era muy chico entendí que había que salir de allí, como fuera. Esa noche supe que la vida podía terminarse en un instante y que tenía que luchar por otra diferente”, reconoció hace algunos años.
Conocido por ese entonces como Little Tyron (Pequeño Tyron), siempre era dejado de lado en las canchas de su barrio debido a su estatura. Luego de mucho insistir, logró ganarse un lugar y ser respetado por sus pares. “Algunas personas veían mi baja estatura como un impedimento, pero yo solo miraba mi situación de manera realista y sabía que tenía que confiar en mis habilidades y mi manejo de los partidos”, expresó a Infobae.
El primer salto en su carrera ascendente se dio cuando pasó de la Southern High School de Baltimore a Dunbar High, una escuela con un programa de baloncesto de primer nivel. Durante sus años de secundaria y preparatoria, llevó a Dunbar a obtener el rango de uno de los mejores equipos de los Estados Unidos. “Mi motivación fue romper las barreras de la imagen que tenían los entrenadores y otras personas sobre cómo debía ser un base. Mi deseo era mostrar que la altura no estaba sobre el corazón y que no todos los bases deben ser grandes y altos para hacer el trabajo”, confesó la ex figura de los Charlotte Hornets.
Allí coincidió con otras futuras estrellas de la NBA, como Reggie Williams, David Wingate y Reggie Lewis. En su tercer y último año, Dunbar ganó 59 juegos consecutivos y clasificó como uno de los mejores equipos en los Estados Unidos. Además, Muggsy fue votado como el jugador más valioso de su equipo
El oriundo de Baltimore se inscribió en 1983 en la Universidad de Wake Forest, donde se destacó como armador, clasificándose entre los diez mejores a nivel nacional en asistencias y promediando casi 12 puntos por juego. También formó parte de la Selección de Estados Unidos en el Mundial de España 1986, donde consiguió la medalla de oro tras vencer en la final a la Unión Soviética por 87 a 85. En esa competencia dijeron presente jugadores de la talla de Arvydas Sabonis, Dražen Petrovic, Valdis Valters, Epi y Óscar Schmidt.
“Fue el último año que un equipo universitario representó a nuestro país y se enfrentó a lo que se consideraba jugadores profesionales en ese momento. Se logró el objetivo de obtener el máximo honor de una medalla de oro. Todavía es un momento especial para mí cuando lo recuerdo”, explicó Bogues. En ese plantel también estuvieron Steve Kerr, David Robinson, Brian Shaw y Sean Elliott.
Su noche soñada fue el 22 de junio de 1987, al ser seleccionado en la posición número 12 del Draft de la NBA por los Washington Bullets (hoy conocidos como los Washington Wizards). Dentro de este selecto grupo de jóvenes también formaron parte David Robinson, Scottie Pippen, Horace Grant y Reggie Miller, por ejemplo.
Como una paradoja del destino, fue elegido por la franquicia donde estaba Manute Bol, el segundo jugador más alto de la historia de la NBA (2.31 metros). Sí, ¡una diferencia de 71 centímetros!
Los Bullets le firmaron un contrato de un 1 millón de dólares por cuatro temporadas. El deportista utilizó buena parte de ese dinero para comprarle una casa a su madre y contratar un nuevo abogado para sacar a su padre de la cárcel, quien había sido declarado culpable de robo a mano armada (consiguió que saliera 5 años antes de cumplir su condena). También ayudó a uno de sus hermanos a alejarse de las drogas.
Pese a dar el salto tras representar de muy buena manera a su país en una Copa del Mundo, con el correr de la temporada su participación dentro del equipo cada vez era menor. Los Bullets nunca supieron explotar su talento y al año siguiente recaló en los Charlotte Hornets, vía Draft de Expansión (Miami Heat, la otra franquicia que se sumó a la NBA).
En Carolina del Norte Muggsy encontró su lugar en el mundo. Rápidamente se ganó un lugar y fue adorado por los fanáticos. Al ser consultado por Infobae sobre la clave de su éxito, el base no lo dudó: “Ser consciente de mí mismo. Reconocer mis fortalezas, mejorar a los demás y reconocer las áreas en las que puedo trabajar para mantener una forma de juego que me permita mantenerme durante años”. Esas virtudes a las que se refieren eran la velocidad, lectura de juego, asistencias y, principalmente, su habilidad para robar el balón.
Allí coincidió con jugadores como Larry Johnson, Alonzo Mourning y Dell Curry (padre de Stephen Curry y Seth Currry). Durante sus 10 temporadas en los Hornets disputó 647 partidos (el segundo con mayor cantidad de presencias) y se convirtió en el líder histórico de la franquicia en asistencias (5657) y robos (1096), si se contabilizan sus juegos en temporada regular y los de playoffs. Su mejor temporada fue la 93-94, en la que promedió 10.8 puntos y 10.1 asistencias.
Llevó al equipo a tres postemporadas, pero en su camino se topó con otros muy buenos equipos, como los New York Knicks de Patrick Ewing y los Chicago Bulls de Michael Jordan y Scottie Pippen. Una de las acciones más recordadas de su carrera fue su impecable marca ante MJ en el primer partido de la primera ronda de los playoffs 94-95 (aunque esa acción valió para ganar el partido, luego perderían la serie por 3 a 1). “Recuerdo que no iba a dejar que anotara en esa posesión”, afirmó.
Pese a que muchos desconfiaban de él por su estatura, el basquetbolista más bajo en la historia de la NBA se hizo grande en tierra de gigantes. Su historia fue tomada por muchos como un ejemplo y símbolo de esperanza. Se convirtió en la imagen del no rendirse jamás.
“Soy consciente de lo que generé en este punto: todos apoyamos al desvalido y mi tamaño me puso en esa categoría para mucha gente, por lo que sería negligente si no lo creyera o no lo supiera. Estoy agradecido de que mi historia sea un testimonio y un símbolo de esperanza para los demás, porque si crees en ti mismo no hay altura para lo que puedes lograr”, le manifestó a Infobae. Su éxito en la liga le abrió el camino a jugadores como Isaiah Thomas (1.75 metros), Nate Robinson (1.74 ) o Earl Boykins (1.65).
Su popularidad fue tan grande que luego de escribir su libro autobiográfico participó de la mítica película Space Jam, en la que Michael Jordan y los Looney Toones se enfrentan a los Monstars, quienes les robaron sus habilidades a estrellas como Muggsy Bogues, Charles Barkley, Patrick Ewing, Larry Johnson y Shawn Bradley.
“Me divertí mucho haciendo Space Jam, me encantó estar en el set con los chicos. No tenía ni idea en ese momento de lo icónica que sería la película, pero fue una bendición ser parte de eso”, comentó el basquetbolista que actualmente es embajador de la NBA y los Charlotte Hornets. También destacó “los juegos de cartas” o cuando tuvo que utilizar una silla de ruedas o caminar en muletas tras perder sus “poderes”.
Luego de una década en los Hornets, fue traspasado a cambio de B.J. Armstrong a los Golden State Warriors, donde tuvo un andar irregular. Dos años más tarde recaló en Toronto Raptors. Junto a Tracy McGrady y Vince Carter armó un trío interesante, contribuyendo para llegar a los playoffs. En 2001, algo hostigado por las lesiones, decidió ponerle punto final a su carrera. En total promedió 7.7 puntos, 2.6 rebotes, 1.5 robos y 7.6 asistencias. Su sello aún perdura, ya que aparece en el puesto 23 en la tabla histórica de asistencias de la NBA.
Muggsy, quien afirmó que hoy en día no existe algún basquetbolista que se le asemeje en la liga, sentenció que la forma de jugar actual de la NBA le sería muy favorable. “Ahora es más abierto, no tan físico. Y el juego se ha acelerado. El conjunto de habilidades de los jugadores ha evolucionado, así que creo que en esta era mi talento se adaptaría muy bien”.
En las últimas semanas el nombre de Facundo Campazzo sonó con fuerza en la órbita de la NBA. El base argentino viene de tener un brillante Mundial de China 2019 (junto a Luis Scola fue clave para llegar a la final) y es la gran estrella del Real Madrid, probablemente el mejor equipo del mundo FIBA.
En la Casa Blanca ganó cuanto título se le puso enfrente y varias franquicias estarían interesadas en contratarlo; aunque su elevada cláusula de salida y su contextura física ponen en duda su futuro.
Al ser consultado por Infobae, Muggsy no dudó a la hora de elogiar al argentino: “Está capacitado para jugar en la NBA, absolutamente. Tiene mentalidad. Si continúa trabajando en su juego puedo hacer cualquier cosa que se proponga”.
Tras incursionar en el negocio inmobiliario y entrenar a Charlotte Sting (extinta franquicia de la WNBA), Bogues decidió continuar con su legado al ayudar a miles de jóvenes de entre 12 y 18 años mediante un programa sin fines de lucro para que alcancen su sueño de triunfar en el deporte y terminar con sus estudios a través de su fundación: la Muggsy Bogues Family Foundation.
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