Carlos Carbonero tuvo un breve pero exitoso paso por River a finales de 2013 y principios de 2014. Los hinchas aún recuerdan sus impactantes surcos por las bandas, como sus goles y desbordes. Con la banda roja cruzada en el pecho disputó 41 partidos, en los que aportó 7 tantos y brindó 6 asistencias. Además, levantó dos trofeos: el torneo final y la Copa Campeonato (triunfo en la final ante San Lorenzo).
Sin embargo, su presente es muy diferente. Hace más de un año que no juega un partido de manera oficial. El último fue el 26 de mayo de 2019, en la derrota por 1 a 0 de Deportivo Cali ante Atlético Nacional por el torneo colombiano (ingresó a falta de 11 minutos por Andrés Colorado).
Su último club fue Ferro, donde ni siquiera llegó a debutar. Solamente llegó a estar en el banco de suplentes en una ocasión: en la caída por 2 a 1 en condición de visitante ante Estudiantes de Río Cuarto. El cuerpo técnico no lo vio a la altura de la exigencia física que demandaba y él decidió romper anticipadamente el vínculo.
El punto de quiebre en la carrera del mediocampista fue en 2016, cuando sufrió una lesión en un menisco de su rodilla derecha en su paso por Sampdoria de Italia. Una mala recuperación y los constantes dolores hicieron que su carrera fuera cuesta abajo y que el teléfono sonara cada vez menos.
En diálogo con Infobae, Carlos Carbonero, de 29 años, se mostró optimista en poder revertir esta situación y solicitó por una chance para poder demostrar su valía dentro del campo de juego. “Estoy abierto a cualquier club, de cualquier país. Lo importante es volver a jugar. Quiero tener ritmo de competencia, independientemente de donde sea”, explicó.
También repasó su época de gloria en el fútbol argentino, rememorando los títulos con Arsenal y River y el gran sueño de su vida: disputar un Mundial con la camiseta de la selección colombiana.
¿Cómo está pasando estos días, en medio de esta pandemia?
Trato de sobrellevarlo. Obviamente acatando los parámetros que ha dispuesto el gobierno colombiano. Esperando a que esto vuelva a la normalidad. Ahora estoy en Barranquilla, en la casa de mi suegra. Por este motivo de la pandemia decidimos viajar allá para estar juntos.
Antes del parate por la pandemia se estaba entrenando con otros jugadores libres, a la expectativa de que pueda llegar una oferta de algún club. ¿Esto es así?
Sí. Ahora estoy entrenando por mi propia cuenta. Antes de lo de la pandemia me estaba entrenando con el gremio de futbolistas colombianos para no perder el ritmo.
Su último partido fue el año pasado. ¿Por qué cree que lleva tanto tiempo sin poder tener continuidad?
La verdad, uno siempre sueña con jugar. En los últimos 3 años no tuve la continuidad que uno esperaba por algunas cosas que surgieron. Obviamente influyó la lesión y el no recuperarme bien, en el tiempo que debía. Cuando llegué a un club que me abrió las puertas tampoco tuve continuidad. Todo eso hizo que me fuera apartando un poco de las competencias. Ahora, gracias a Dios, me siento fuerte y con la esperanza de tratar de hacerme lugar en algún club y obtener ritmo de competencia, que es lo que me falta.
El año pasado firmó con Ferro, siendo el fichaje estrella de la Primera Nacional de Argentina, pero nunca llegó a debutar. ¿Qué sucedió?
La verdad, en temas del cuerpo técnico no me meto. Ellos tendrán sus pensamientos sobre por qué no tuve competencia, ritmo. Yo traté de dar lo mejor en Ferro. Creo que muchas veces merecí estar en el terreno de juego. Pero se dio así, son experiencias que quedan.
¿Es cierto que tuvo la idea de retirarse?
Fue cuando volví de Italia, que pasé al Cortuluá. En ese lapso de tiempo no encontré un club que me diera la oportunidad otra vez. Fue frustrante. Pensé que no iba a volver a jugar. Pensé de esa manera en ese momento. Fue un momento de pensamientos de desesperación, de impotencia, de no saber qué iba a ocurrir. Por eso dije que no iba a jugar más. Pero Dios tiene un propósito conmigo y hoy me siento capaz de estar en un club y volver a jugar.
¿Algún club le consulto por tu situación?
No, hasta ahora no tuve ningún acercamiento de ningún club. Si Dios me da la oportunidad de volver a estar en un club lo disfrutaría al máximo. Soy un agradecido. Porque donde estuve traté de dejar las puertas abiertas, y creo que me debo una oportunidad después de tanto tiempo y dificultades que he pasado.
Usted jugó en un equipo grande en Argentina, jugó en Italia y disputó un Mundial. ¿Cómo vive esta situación atípica de estar tanto tiempo sin actividad?
Hubo un tiempo en que estuve un poco desesperado y confuso. No venía tratando muy bien lo de la lesión. Esto me permitió madurar tanto en lo personal como en lo espiritual. Intenté nivelar todo el estrés de lo que he vivido. Me siento muy bien y muy fuerte ahora. Con las ganas de cuando estaba en competencia. Quiero volver, con esas mismas ganas.
¿Argentina puede ser una posibilidad o prefiere continuar su carrera en Colombia?
No sé. Argentina, en mi etapa en Ferro, fue difícil. No quiero entrar en detalles, pero estoy abierto a cualquier club, de cualquier país. Lo importante es volver a jugar. Quiero tener ritmo de competencia, independientemente de donde sea. Quiero volver a sentir eso nuevamente.
Uno de los picos en su carrera fue en River, ¿Qué recuerda de su paso por la institución?
Creo que lo más importante fue que no me lo esperaba. En ese momento había muchas ofertas, y nunca imaginé que River Plate colocaba sus ojos en mí. Recuerdo que en ese momento mi representante me llamó y me dijo que había una oferta de River Plate. No lo dudé. Dije que sí, independientemente de la parte económica. Gracias a Dios pude vestir esa camiseta.
Allí coincidió con Ramón Díaz. ¿Cómo era como entrenador?
Es un ganador. Tanto como jugador como entrenador. Influyó mucho en los resultados de River. Él te ayuda a adaptarte a ese Mundo River, que no es fácil. Había varios jugadores nuevos que llegamos y nos costó al principio. Pero gracias al manejo de Ramón Díaz y su staff pudimos ganar el campeonato.
Recién mencionó el tema de la adaptación. En el plantel ya había otros colombianos, ¿eso lo ayudó?
Si. En ese momento estaba (Éder Álvarez) Balanta, que estaba desde hacía un tiempo en el club. La estadía de Teófilo (Gutiérrez) también fue importante. Independientemente de los compatriotas, los otros compañeros también nos hicieron sentir un lindo ambiente en el vestuario. Cuando no entrenamos compartíamos mucho y se logró tener una amistad grupal importante. Eso hizo que cuando tuvimos desafíos pudiéramos sacarlos adelante.
¿Teo era tan bravo como se lo conoció en el fútbol argentino o era distinto en la intimidad?
Yo concentraba con Teófilo (Gutiérrez). Me pareció una persona que tiene su carácter, como cada persona lo tiene, pero sabe cuándo utilizarlo. Es una persona que salta al terreno de juego y se divierte. Tiene esa personalidad para afrontar finales o adversidades en cualquier partido. Lo demostró, y lo sigue demostrando. Es una buena persona y tiene una gran calidad.
¿Cómo cataloga su paso por River?
Creo que tuve una muy buena experiencia. Me ayudó muchísimo en cuanto a madurar para llegar al fútbol europeo. Terminar en un club grande fue importante. Me ayudó a escalar a otros niveles.
¿Se arrepiente de haberse ido de River justo antes del inicio de la era Gallardo?
No me arrepiento. Se fueron muchos jugadores y el club demostró para qué estaba. La llegada de Gallardo fue importante, demostró lo que es River y ganando prácticamente todo lo que tuvo enfrente. Hubo un buen acople para lograr que River esté como hoy está.
¿Por qué cree que nunca se pudo dar su vuelta, pese a la gran imagen que dejó en River?
No sé. En lo futbolístico no tengo ninguna queja. Siempre traté de dar el máximo. Lo único que interrumpió un poco mi carrera fue la lesión. El momento de la lesión fue lo más duro que me ha tocado. El tiempo de recuperación hizo que deje de estar en la órbita de ciertos clubes. Eso influyó para que no tenga la oportunidad de volver al club. Creo que fue lo de la lesión.
En varios pasajes de la entrevista surgió el tema de la lesión que sufrió en Italia. ¿En qué se apoyó para salir de ese momento?
Tuve un período en que no me entrenaba. No quería saber nada. Estaba muy frustrado de no tener oportunidades en los clubes. Yo quería ir a jugar, independientemente de lo que iba a ganar. En ese momento se me cerraron mucho las puertas. Me entrenaba con un entrenador personal, que me recomendó ir a un médico deportólogo para que me revisara bien. Luego llegué al Deportivo Cali, donde tuve la oportunidad de recuperarme como tenía que ser. Ahí comencé mi recuperación. Me dieron la oportunidad de volver y fue donde empezó todo. Ahí fue donde alcancé esa motivación otra vez.
Imagino que uno de los momentos más felices de su carrera fue en Brasil 2014. ¿Qué recuerda de ese Mundial?
Fue algo muy lindo en mi vida. Yo venía haciendo un buen campeonato con River Plate, pero no había tenido ningún llamado del profesor (José Néstor) Pekerman. Trataba de dar lo máximo en el club, independientemente de lo que se dijera por fuera. Estaba de vacaciones y recibí una llamada del cuerpo técnico de la Selección. No lo esperaba. Sabía que había hecho las cosas bien en River, pero desafortunadamente tuve que suplir a un compañero que se lesionó (Luis Muriel). Después de muchos años Colombia volvía a un campeonato mundial, y de la manera que lo hizo. Fue una alegría que siempre voy a llevar en mi mente y mi corazón.
Hicieron una muy buena fase de grupos, pero cayeron en cuartos de final con Brasil. ¿Qué les faltó para dar el golpe?
Creo que veníamos muy bien, los jugadores estaban en un grandísimo nivel. Lo habíamos demostrado en la primera fase. En la segunda también, eliminando a Uruguay. El fútbol es así. De pronto a nosotros nos tocó llegar hasta ahí, hasta esa instancia. Antes habíamos hecho unos grandiosos partidos. Ellos fueron más efectivos y lograron el pase a la final.
¿Con qué se queda de su estadía en Brasil 2014?
La oportunidad de poder vivir y ver toda la gente que fue a ver ese Mundial. Fue demasiada gente de Colombia. Estaban llenos los estadios. La gente vivía con fervor todo lo que hacíamos en Brasil. Eso me marcó. También pude tener a mi familia cerca. Ellos compartieron esa alegría conmigo.
Antes de River pasa por Arsenal, donde fue campeón
Alfaro creo que influyó mucho para mi estadía en el fútbol argentino. En el club me abrieron las puertas, desde el utilero hasta el último administrativo. Me dieron todo el apoyo y garantías para estar tranquilo. Eso ayudó para que pudiera aportar lo mío, que es lo futbolístico. Conseguimos ese campeonato que nadie lo esperaba.
¿Por qué dice que Gustavo Alfaro fue importante en su carrera?
Fue una persona muy importante en ese momento. Sacaba lo mejor de cada uno. No había presión. Cada uno tenía un objetivo, que era sumar un granito de arena. Nos hacía referencia a eso, que esto iba a quedar en la historia. Que nos entrenáramos como si estuviéramos en un equipo grande, que ya íbamos a llegar. Por suerte logramos el objetivo que era salir campeón.
En Arsenal existía una figura muy importante, como la de Julio Grondona. ¿Tuvo contacto con él?
Si, fue algo importante también. Nunca pensé en conocer al presidente de la AFA, de tenerlo tan cerca. El fútbol me dio la posibilidad de conocer gente maravillosa y tener ese placer, de que Grondona me dijera que quería seguir contando conmigo. Fue algo que marcó mi vida. Por suerte pudimos darle ese título. Siempre le voy a estar agradecido a la familia Grondona por lo que me dieron en Arsenal.
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