Novak Djokovic pareció desafiar a la pandemia. Desde declaraciones negándose a utilizar alguna hipotética vacuna, hasta la organización de un mega evento con distintas actividades, incluyendo una fiesta en un boliche. En ninguno de todos esos espacios que ocupó en los medios de comunicación trató de concientizar sobre el avance del Covid-19 o de reflexionar sobre el casi medio millón de muertos alrededor del planeta. Un hecho lo hizo cambiar: la ola de contagios a colegas que se desató a partir del torneo benéfico que promocionó.
Tras la carta en la que hizo oficial el test positivo que recibió tanto él como su esposa Jelena, horas más tarde realizó un nuevo descargo en redes sociales con un tono similar pero en el que pidió disculpas por lo ocurrido: “Lamento mucho que nuestro torneo haya causado daño. Todo lo que los organizadores y yo hicimos el mes pasado, lo hicimos con un corazón puro y con intenciones sinceras. Creíamos que el torneo cumplía con todos los protocolos de salud y la salud de nuestra región parecía estar en buenas condiciones para finalmente unir a las personas por razones filantrópicas”.
El tenista de 33 años, actual número 1 del mundo, insistió: “Nos equivocamos y fue demasiado pronto. No puedo expresar lo mucho que lo siento por este y todos los casos de infección”.
Novak había expresado su tono de enojo por las medidas extremas sanitarias que piensan en Estados Unidos para poder celebrar el US Open y, como contrapartida, se mostró sin respetar ninguno de los protocolos que recomiendan los especialistas en el planeta para combatir la fácil propagación del virus. Sus movimientos fueron hasta burdos: fue a buscar a las estrellas del circuito al aeropuerto, las esperó en la pista y les dio abrazos.
Durante el torneo, no respetó el distancimiento social con ninguno de los participantes, pero como si eso no fuese suficiente se sacó selfies y fotos con los espectadores, que estuvieron en las tribunas sin protocolos. La frutilla del postre, que dio la vuelta al mundo, fue la fiesta nocturna que protagonizó que desató el enojo inclusive de sus propios compañeros de deporte.
Tras ese derrotero, Djokovic dio positivo, al igual que sus colegas Grigor Dimitrov, Borna Coric y Viktor Troicki. Los exámenes también marcaron la presencia del virus en el entrenador Kristijan Groh, quien maneja al jugador búlgaro, y en el preparador físico de Novak Marko Paniki.
El temor por la ola de contagios, al parecer, lo hizo recapacitar en todo su accionar: “Si asistió al Adria Tour y estuvo cerca de algún asistente, hágase una prueba y practique el distanciamiento social. Para aquellos en Belgrado y Zadar, compartiremos recursos de salud en el futuro inmediato. El resto del torneo ha sido cancelado y nos mantendremos enfocados en todos los afectados. Rezo por la recuperación completa de todos”.
Mientras el espanto alrededor del mundo crece, un miembro del Consejo de Jugadores de la ATP –organismo que el serbio preside– adelantó el malestar que existe en esa oficina con una frase impactante: “El resumen para mí de eso es el ‘Show del horror’. Enorme irresponsabilidad, inmadurez gigante. Creo que fueron descuidados”, dijo el tenista brasileño Bruno Soares.
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