Luego de tres días sin novedades, la remera Angela Madsen fue encontrada sin vida en la embarcación sobre la que buscaba cumplir un desafío personal: cruzar el océano Pacífico en soledad. La mujer no era una novata en este tipo de travesías, junto a su compañera Helen Taylor se había convertido en la primera en cruzar a remo el océano Índico, y en 2014 ya había logrado cruzar el Pacífico con un colega.
Para semejante hazaña, la atleta paralímpica llevaba meses preparándose, y a diario publicaba en Facebook fotografías de su entrenamiento. Pero para este tipo de hazañas la embarcación es tan importante como la persona, y es por eso que desde hacía tiempo que Madsen llevaba equipando RowofLife.
El bote de remos oceánicos tenía seis metros de largo y 1,8 metros de ancho. Fue construido a medida por James Fabrizao en el Reino Unido para mantener la vida en el mar durante largos cruces oceánicos. Está equipado con toda la electrónica marina actualizada, GPS, teléfono satelital, paneles solares y hasta un desalinizador para que pudiese hidratarse con el agua del mar. Uno de los dos compartimientos sirve como habitación para que Ángela pudiese dormir y la otra como almacenamiento no solo de comida, sino, además, de una balsa salvavidas y dos juegos adicionales de remos. Ella y su esposa lo pintaron y decoraron con una boca de tiburón en la proa y su nombre a babor.
La embarcación estaba también equipada con cámaras a prueba de agua y activadas por voz para que pueda filmarse en el camino, ya que el desafío sería objeto de un documental que contaría también su vida.
El viaje de Madsen comenzó a finales de abril desde Los Ángeles, California, y su destino era Honolulu, Hawaii. En total, cruzaría 4 mil kilómetros del océano Pacífico y tardaría entre 3 y cuatro meses, dependiendo de las condiciones climáticas, aunque su objetivo era lograrlo en 100 días. A diferencia de otros desafíos, no contaba con ningún tipo de apoyo, como puede ser una embarcación de respaldo, y llevaba consigo comida para 150 días. Además, remaría durante 12 horas por jornada, intercambiando constantemente dos horas de descanso por dos horas de actividad.
Este miércoles, tras haber sido encontrada muerta, se informó que había recorrido unos 2.000 kilómetros desde su partida (aproximadamente la mitad del camino trazado) y mantenía comunicación permanente con su esposa y con los productores del documental. El pasado 21 de junio se registraron las últimas notificaciones de Madsen, su último mensaje fue el domingo pasado: “Mañana es día para nadar. Tengo que volver a encadenar mi brida de ancla de proa en caso de que haya una gran tormenta. Se desató hace algún tiempo. He estado usando la popa”.
El sitio RowOfLife.org a través del cuál podía seguirse la travesía de la mujer de 60 años, publicó un comunicado tras confirmarse la triste noticia: “Angela era una guerrera. Una vida forjada por dificultades increíbles, ella lo superó todo y defendió el camino exacto que se imaginó a sí misma desde que era una niña. Remar sola en el océano era su mayor objetivo. Ella conocía los riesgos mejor que cualquiera de nosotros y estaba dispuesta a correr esos riesgos porque estar en el mar la hacía más feliz que cualquier otra cosa. Nos dijo una y otra vez que si moría en el intento, así era como quería irse”.
Las imágenes del RowofLife
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