La muerte del ciudadano negro estadounidense George Floyd producto de la violencia de un policía blanco que se arrodilló sobre su cuello hasta asfixiarlo ha provocado una ola de manifestaciones en la nación norteamericana, que en varias ciudades han terminado en saqueos y disturbios. En este marco, el grito de millones de afroamericanos se ha alzado en todo el planeta en protesta contra el racismo que aún persiste en varios sectores de la sociedad mundial.
Es así que en las redes sociales, varias estrellas del deporte han manifestado su postura en contra de la discriminación, e incluso se han viralizado viejas declaraciones de figuras que hace tiempo ya señalaban que el racismo estaba arraigado en la sociedad estadounidense. Uno de ellos fue Muhammad Ali, considerado por muchos expertos como el mejor boxeador de todos los tiempos.
El ex púgil campeón de los pesos pesados dio una entrevista a la BBC en 1971 en donde explicó claramente que la discriminación hacia los negros está arraigada a la cultura misma, en donde todo lo bueno es blanco y todo lo malo es oscuro.
“De niño era muy curioso y le pregunté: ‘Mamá, cuando muramos, ¿vamos a ir al cielo?’. Ella dijo, ‘Claro que iremos al cielo’. Y respondí: ‘Entonces ¿qué pasa con todos los ángeles negros?’. Dije: ‘Ya sé, es porque los ángeles blancos también están en el cielo y los ángeles negros están en sus cocinas haciendo leche y miel”. Su comentario causó risas en el estudio, pero entonces prosiguió con un monólogo brillante que ayuda a entender que su idolatría no surge sólo por lo que hacía en el cuadrilátero.
“La torta del ángel es blanca y la del diablo es un pastel de chocolate. Le preguntaba a mi mamá por qué era todo blanco. Siempre me preguntaba cómo hasta el presidente vivía en la Casa Blanca. Veía que Mary tenía una oveja blanca como la nieve. Absolutamente todo es blanco. Santa Claus es blanco. Y todo lo malo es negro. El Patito Feo es negro. Si el gato es negro, es malo y es de mala suerte. Si te amenazan es un blackmail. ¿Por qué no llamarlo whitemail, si ellos mienten también?”, insistió Ali hace casi 50 años sobre conceptos que hoy en día siguen vigentes.
En la entrevista, recordó además que luego de ser campeón de los Juegos Olímpicos de Roma 1960, decidió ir a comer a un lujoso restaurante de su ciudad, del cual fue echado por su color de piel. No bastaba con ser campeón olímpico y con tener una medalla de oro en el cuello, al ser negro no podía comer allí.
En su monólogo de varios minutos insiste en que hasta Jesús es blanco, y todos los apóstoles. “Hasta Tarzán, el rey de la jungla de África, es blanco”, reconoce indignado ante las risas de la ausencia.
Su magnífico discurso que se viralizó en las redes por estos días cierra con un vaticinio que podría adaptarse a las revueltas sociales que ocurrieron esta última semana en Norteamérica: “Ya lo dijo Elijah Muhammad sobre cómo adoctrinan a los negros, cómo enseñan a respetar a los blancos y a odiar al negro. Robaron nuestros nombres, fuimos esclavizados, robaron nuestra cultura, robaron nuestra historia. Nos hicieron como muertos vivientes. Ya que somos negros en un país blanco y no sabemos nada de nosotros mismos, no hablamos nuestro idioma, entonces estamos muertos mentalmente. Esto pasa en todo el mundo, pero el primer país que se rebelará será Estados Unidos, después el resto”.
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