Jorge Bermúdez no había llegado a Boca como apuesta, sino más bien como realidad. El colombiano firmó en el club en 1997 tras su debut como profesional en Deportes Quindío, ser campeón en América de Cali, con el que llegó a la final de la Copa Libertadores 96 (derrota con el River de Ramón Díaz), y su corta pero importante experiencia en Benfica de Portugal.
Ya era habitué en la selección de su país, con la que posteriormente disputaría el Mundial de Francia 98, y no tuvo complicaciones en adaptarse a la grandeza del club de la Ribera. Para eso fue clave la contratación de su coterráneo Oscar Córdoba, quien arribó a la par, y la posterior de Mauricio Serna, con quienes formaron un trío cafetero que será recordado siempre.
El Patrón, apodo que adquirió en el fútbol argentino por su voz de mando y ascendencia en el plantel, tocó el cielo con las manos en Japón con la conquista de la Copa Intercontinental del año 2000. Marcó al mítico Raúl González, Fernando Morientes y el portugués Figo, entre otras figuras de aquel Real Madrid dirigido por Vicente del Bosque. Y venía de ser héroe con la anotación del último penal de la tanda frente al Palmeiras en el estadio Morumbí brasileño en la final de la Libertadores del mismo año.
Como sucedió con la mayoría de los integrantes del elenco comandado por Carlos Bianchi, llovieron los sondeos y ofertas por Bermúdez, una de las piezas claves. Entre ellas, se hizo notar la del Barcelona de España que, al mismo tiempo, le seguía los pasos a Juan Román Riquelme. Mauricio Macri era el presidente de la institución.
El hoy integrante del Consejo de Fútbol boquense liderado por Juan Román Riquelme, reveló en ESPN Colombia: “Después de ganarle al Real Madrid en Tokio, el Barcelona, equipo antagonista, se fijó en mí. Tenía a Frank de Boer y buscaban un central para acompañarlo, Llegó un comunicado oficial y hablé con las autoridades, pero desgraciadamente no me dieron el aval”.
La oferta del Barça por Bermúdez (con hoja membretada con el escudo del club español) se abrió en las oficinas de la Bombonera y tenía un valor de 6.000.000 de dólares, según pudo constatar Infobae.
“(Los dirigentes) no se prestaron a ninguna otra cosa y esas mismas personas terminaron solicitando dinero para sus cuentas. Se dañó el negocio, se cayó todo y en una reunión de grupo que tuvimos lo blanqueé ante Oscar (Córdoba) y diez compañeros más para que quedara claro por quienes estábamos rodeados”, sentenció el Patrón, relatando aquel episodio casi con el mismo disgusto que le provocó en aquel momento.
Según manifestó gente ligada al club en esa época, la cúpula directiva tenía intenciones de quedarse con el 15% de las transferencias de los futbolistas que se marchaban. De hecho varios jugadores de renombre denunciaron maniobras turbias a principios de esa década. Bermúdez y el Chipi Barijho fueron dos de los primeros que les plantaron cara, más tarde lo harían el Chelo Delgado y Carlos Tevez.
“No era justo que nosotros en la cancha nos entregábamos cada partido como si fuera una final y afuera había gente tan metódica y maquiavélica que no reconocía nuestro trabajo”, concluyó el colombiano sobre el capítulo que antecedería a la protesta pública que tuvo trascendencia en el vestuario visitante del estadio Parque Antártica, luego de que el equipo se clasificara a la final de la Libertadores 2001 contra Palmeiras, con Orlando Salvestrini (tesorero desde el 95 y mano derecha de Macri) como apuntado.
La pelea entre los referentes del plantel y la dirigencia se había tornado feroz, pero el compromiso adentro de la cancha se mantenía como desde el primer día.
Mientras Macri se hartaba con los idas y vueltas del Barcelona, que no concretaba la oferta por Riquelme (algo que se finiquitaría recién a mediados de 2002), desechaba una propuesta del Besiktas turco por el defensor colombiano. El pope azul y oro declaraba que las cifras que ofrecían los clubes europeos no satisfacían las necesidades de la institución y argumentaba que la idea era “no desmantelar un equipo que tanto costó armar”.
Luego de la conquista de América en los penales contra Cruz Azul de México, Bermúdez exigió su salida a como diera lugar. Olympiakos de Grecia desembolsó poco más de 3.000.000 de dólares (propuesta mucho menor a la que había llegado del Barcelona) y se hizo con los servicios del oriundo de Quindío, que a los dos años volvería a Argentina pero para lucir la camiseta de Newell’s. Su retorno a Boca nunca se registró: de la Lepra partió a Barcelona de Ecuador y militó en América de Cali, Deportivo Quevedo de Ecuador, Deportivo Pereira e Independiente Santa Fe antes del retiro en Deportes Quindío en 2007.
En el epílogo de su carrera, el Patrón habló del manoseo que sufrían los jugadores de Boca, tildó de “mentiroso” a Macri y explotó cuando no fue invitado a la fiesta del centenario del club: “Me hubiera gustado estar pero tuve diferencias notorias con la comisión directiva. Mi problema personal es con Macri, nunca con Boca. No se puede tener un presidente que quiere sacarles plata a los jugadores. No tiene en el pecho ningún sentimiento. Me dolió que me cortara la posibilidad de ir al fútbol europeo y se lo dije en la cara”.
Las diferencias de Bermúdez con el macrismo se sostuvieron con el tiempo. De hecho el colombiano formó parte de la lista de Jorge Amor Ameal en las elecciones de 2015, cuando Daniel Angelici (del ala macrista) fue reelecto como presidente de Boca y también en las últimas de 2019, en las que contaron con el apoyo de Juan Román Riquelme y marcaron el final de su gobierno de ocho años.
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