Es argentino, entrena equipos de mujeres en Estados Unidos y asegura: “La gente que dice que el fútbol femenino no es bueno, es porque no lo ha visto”

Sebastián Vecchio es DT en la poderosa liga universitaria de EEUU, el torneo del cual salieron muchas de las campeonas del mundo. Habló de sus ganas de colaborar con la selección argentina y analizó cuáles son las claves para que la disciplina se desarrolle en el país

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Sebastián Vecchio nació en Argentina y se fue a vivir a los Estados Unidos a los 17 años (https://gorunners.com/)
Sebastián Vecchio nació en Argentina y se fue a vivir a los Estados Unidos a los 17 años (https://gorunners.com/)

Poco antes de cumplir los 18 años, Sebastián Vecchio llegó a los Estados Unidos con el objetivo de emprender lo que hoy llama “una aventura”. Unos meses antes, había viajado a ese país para jugar un torneo con un equipo de jóvenes argentinos y allí lo vieron reclutadores de la Universidad de Memphis, quienes le ofrecieron una beca para estudiar y jugar al fútbol allí. Con muy poco conocimiento del idioma inglés, hizo las valijas, se despidió de su familia y se fue a probar suerte.

Por ese entonces, corría el año 2001 y el fútbol femenino estaba en auge en los Estados Unidos. La Selección de ese país había sido campeona en el Mundial de 1999 como local y volvería a alojar la gran cita en 2003, luego de que se cayera la sede de China por la epidemia del SARS.

Luego de tres años en las inferiores de Temperley, Vecchio -que nació en Burzaco y se crió en Mar de Ajó- dio el salto a la liga universitaria de Estados Unidos. Jugó cuatro años para la Universidad de Memphis en el puesto de arquero. Durante ese tiempo, el equipo masculino pasaba mucho tiempo con sus pares del conjunto femenino: compartían instalaciones, gimnasios y canchas, y se cruzaban en los entrenamientos. Los varones iban a ver lo partidos de las mujeres y luego ellas iban a ver los de ellos. Fue así como el argentino comenzó a entender la importancia que tiene el fútbol femenino en ese país y no dudó en aceptar cuando, al terminar sus estudios y luego de un paso por el profesionalismo que quedó trunco, le ofrecieron un puesto como asistente del entrenador del equipo de mujeres.

“Cuando llegué, me sorprendió el nivel de las futbolistas en cuanto al juego y a lo técnico. Acá se entrenan todos los días, van al gimnasio y hacen lo mismo que un jugador profesional. Para mí fue un shock muy positivo ver eso”, contó Vecchio a Infobae a través de una videollamada desde su casa en el estado de California, donde cumple la cuarentena por la pandemia de coronavirus, a la espera del comienzo de la temporada de fútbol.

El argentino dirige al equipo universitario femenino de CSU Bakersfield (@svecchiosports)
El argentino dirige al equipo universitario femenino de CSU Bakersfield (@svecchiosports)

Más allá de esa sorpresa, Vecchio nunca hizo caso a ese prejuicio que dice que “el fútbol no es para mujeres”. En su casa siempre se respiró deporte: su tío, Guillermo, fue el DT de la selección argentina de básquet que ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de 1995 y su padre también dirigió numerosos equipos, algunos de ellos de mujeres. El venir de una familia de entrenadores con experiencias en equipos femeninos lo hizo crecer con una mentalidad que no distingue entre géneros a la hora de la práctica deportiva. “Yo no tenía ese preconcepto de que el deporte no es para mujeres o de que el fútbol femenino es malo. Lo que pasaba era que en Argentina en ese momento no existía la oportunidad de jugar para las mujeres al nivel que yo vi en Estados Unidos cuando llegué en mi primer año”, señaló el DT, de 37 años.

En Estados Unidos, el deporte universitario tiene un peso importantísimo y los torneos organizados por la NCAA -la entidad que nuclea a las entidad educativas- son seguidos de manera masiva. Por una normativa denominada Title IX, varones y mujeres tienen garantizada la práctica deportiva en condiciones igualitarias. Vecchio ha sumado una gran trayectoria en equipos femeninos de Memphis y Texas, entre otros, y actualmente está a punto de comenzar su tercera temporada al frente del combinado de la Universidad de CSU Bakersfield, en California. Desde su llegada, el conjunto ha mejorado enormemente su desempeño y cada vez más fanáticos van a ver los partidos.

Hijo de un entrenador deportivo y de una docente, Sebastián busca aplicar lo mejor de esa herencia en su profesión. “Las jugadoras que yo dirijo tienen entre 17 y 22 años. Están aquí cuatro años y después se van. En este mundo la parte escolar es muy importante, por eso nuestro trabajo no es sólo desarrollarlas como jugadoras, sino también como personas. Queremos que crezcan, que terminen la universidad y que tengan oportunidades, tanto en el campo de juego como en el ámbito laboral -sostuvo el DT- Con el cuerpo técnico tenemos un estilo muy paternal y familiar, pero también somos muy profesionales, porque nos demandan resultados desde la universidad a raíz de todo lo que se invierte en el programa y en el equipo”.

Tras fijar su residencia de manera definitiva en los Estados Unidos, Vecchio solía volver una o dos veces por año a la Argentina. Ahora, lleva casi cinco años sin pisar su país natal. Su trabajo y su familia (está casado y tiene dos hijos pequeños) le demandan gran parte de su tiempo. Sin embargo, mantiene el contacto de manera permanente y asombra el amplio conocimiento que tiene sobre el fútbol femenino albiceleste, tanto a nivel de Selección como en relación a los clubes.

Una videollamada entre Vecchio y las jugadora de su equipo durante la cuarentena (@CSUB_WSoccer)
Una videollamada entre Vecchio y las jugadora de su equipo durante la cuarentena (@CSUB_WSoccer)

- ¿Cómo se vive el fútbol femenino en Estados Unidos?

- Acá hay muy pocos prejuicios. Estados Unidos es una potencia mundial en el fútbol femenino y ha ganado muchísimos mundiales, desde los años de Mia Hamm y Michelle Akers hasta ahora con Megan Rapinoe y Alex Morgan. A nivel Selección, el equipo femenino es mucho más popular que el masculino, es un espectáculo más familiar y va mucha gente a verlas. El único problema con el que están batallando es el tema de la igualdad de pago. Aún hay resistencias: muchos dicen que por qué les van a pagar lo mismo que a los varones cuando los ingresos por sponsors no son tan altos, pero la otra cara de la moneda es que ellas son muchas más ganadoras que el conjunto masculino, que ni siquiera se clasificó al último Mundial. Pero, a nivel nacional, es muy respetado el fútbol femenino y no creo que nadie aquí piense que las jugadoras no son atletas, que no merecen jugar o que no deberían tener una liga profesional. Las jugadoras han tenido que batallar mucho para llegar hasta acá. No tanto como en Argentina, pero han tenido que pelear mucho.

- ¿Qué valor se le da a la formación temprana de las futbolistas?

- Se le da muchísima importancia. Se ha hecho un hincapié muy grande en educar a los técnicos para formar a las tempranas edades, tanto en varones como en mujeres. Cuando yo era jugador, al mismo tiempo trabajaba como asistente del técnico en un club y ahí tenía a las menores de siete años. Aquí, desde los cinco años las niñas ya tienen un programa para venir y divertirse. Desde ese momento hasta los 17 o 18 años, que es cuando ya se van a la universidad, tienen espacios para ir a jugar a nivel recreativo o en un nivel más serio.

- ¿Qué cantidad de entrenadoras mujeres hay en el fútbol de los Estados Unidos?

- Hay entrenadoras mujeres, pero predominan los varones. Sin embargo, hay una camada que está viniendo en los clubes y en las selecciones femeninas Sub 17 y Sub 20. Se está viendo un cambio y hay muchas jugadoras que ya están involucradas en el día a día.

- ¿Te ha tocado dirigir o enfrentar en la liga universitaria a jugadoras que hoy son grandes figuras?

- Me tocó enfrentar a Rose Lavelle (autora de un gol en la final del último Mundial). Con Megan Rapinoe somos contemporáneos, pero nunca nos enfrentamos. Todas las jugadoras que están en la selección nacional pasaron por el fútbol universitario, así que he dirigido o he jugado contra muchas de ellas. Y me refiero no solo a jugadoras de Estados Unidos, sino de selecciones de otros países también. Acá hay muchas jugadoras de Centroamérica, de Europa y de África. Cuando miraba el Mundial de Francia del año pasado le decía a mi esposa: ‘Yo jugué contra ella’, ‘A ella la dirigí’, ‘Ella me hizo un gol’, ‘A ella no la pudimos parar’...

Antes de ser entrenador, Vecchio jugó como arquero cuatro años para la Universidad de Memphis (https://gorunners.com/)
Antes de ser entrenador, Vecchio jugó como arquero cuatro años para la Universidad de Memphis (https://gorunners.com/)

- En Estados Unidos en la actualidad sobresalen las figuras de Megan Rapinoe o Alex Morgan, ¿qué importancia tiene que haya jugadoras mujeres que sean referentes en el deporte?

- Es muy importante porque el sueño y la meta se hacen más accesibles cuando hay gente delante tuyo que ya ha llegado a esos lugares. Cuando vos sos la primera persona tratando de conseguir esas metas, todo el mundo te va a decir que es imposible, que no hay manera de que llegues ahí. Pero cuando tenés gente delante tuyo que ya lo ha hecho, podés usar eso como motivación o como referencia. El tema con la generación de Mia Hamm o de Michelle Akers es que ellas fueron dirigidas por personas que no tenían experiencia como entrenadores o ni siquiera como jugadores. En cambio, la generación de ahora ha sido entrenada por Mía o por Michelle, es decir, por figuras que ya han pasado por las mismas experiencias. Yo creo que es importante tener la referencia, pero aún más importante es tenerlas envueltas en el proceso. Por ejemplo, en la selección argentina está Analía Hirmbruchner, que fue jugadora y que ahora está en el cuerpo técnico. Ella no tuvo a ninguna Analía delante de ella. Por eso es muy importante que las jugadoras que se están por retirar, como Belén Potassa, se sumen y ayuden en las inferiores. Es lo mismo que pasa con la selección masculina, que están Pablo Aimar, Diego Placente, Roberto Ayala y Walter Samuel dirigiendo a los más chiquitos. Ellos han pasado por ese proceso y conocen el camino. Tener esos ejemplos es muy importante.

- ¿Seguís el fútbol femenino de Argentina?

- Estoy en contacto. En 2008 o 2009, durante el primer ciclo de Carlos Borrello como entrenador de la selección, el equipo vino a Estados Unidos a jugar una serie de amistosos. Fueron cuatro o cinco partidos y yo ayudé a organizar este torneo. Esa camada tenía a Carmen Brusca, Clarisa Huber, Belén Potassa, Elisabeth Minning y Florencia Quiñones, entre otras. Era un equipo que estaba muy bien armado. Desde aquel momento quedamos en contacto con Borrello y los otros técnicos que estuvieron hasta que él volvió. Yo trato de mandarles jugadoras a la selección argentina. Cuando veo acá a alguna jugadora tiene padres argentinos hago el contacto para que le hagan una prueba o les mando videos. A nivel Selección tengo bastante conocimiento de las jugadoras, en qué posiciones juegan. A nivel clubes en los últimos años se ha hecho más fácil seguir los partidos por diferentes plataformas como Facebook, YouTube y las cadenas de televisión. Trato de estar al tanto de lo que pasa, pero de los que están de la mitad de la tabla para abajo no se encuentra mucho. Generalmente hay mucho de Boca, River y UAI Urquiza, pero de Villa San Carlos no puedo encontrar mucha información.

El DT sigue de cerca a la liga de Argentina y la Selección (@csub_wsoccer)
El DT sigue de cerca a la liga de Argentina y la Selección (@csub_wsoccer)

- ¿Te gustaría dirigir a la selección argentina en algún momento?

- Me encantaría colaborar en cualquier nivel con la selección argentina, sería un orgullo grande. Pero teniendo la carrera de técnico aquí en los Estados Unidos no sé cómo sería visto y tampoco sé si dejaría todo aquí para ir a la Argentina Tendría que poder ir y venir. Me gustaría estar más interiorizado y trabajar más con la selección argentina en cualquier faceta que el cuerpo técnico actual necesite. Quiero que el fútbol argentino crezca y que seamos una potencia mundial.

- ¿Creés que hay material para que seamos una potencia?

- Yo creo que sí. Creo que hay talento, pero ese talento debe ser desarrollado y tiene que tener los medios para que le vaya bien. Nuestra cultura es tan rica en cuanto al fútbol que yo creo que hay jugadoras que pueden competir. Tiene que haber una manera de encontrar a las jugadoras que son buenas y que no tienen un club donde jugar. En el interior del país debe haber muchísimas jugadoras que pueden jugar y que no tienen dónde, pero encontrar a esas jugadoras lleva tiempo, esfuerzo y dinero. Si hacés una buena inversión, vas a tener un buen equipo.

- ¿Los buenos resultados podrían ayudar a terminar con ese prejuicio que persiste en Argentina de que el fútbol no es para mujeres?

- En el último Mundial la selección argentina hizo su mejor papel histórico y eso ha llevado mucho trabajo. El equipo ha ganado muchísimos fans e hinchas, algunos que se subieron ‘al micro de los ganadores’. En cuanto ganen más partidos la gente va a apoyar más y va a dejar de decir cosas malas. Yo creo que cuanto más éxito tenga el equipo, más lo van a apoyar. Por ejemplo, el equipo que yo dirijo ahora era bastante pobre antes de que yo llegara. En el primer año miraba a las gradas y había poca gente, pero cuando empezamos a ganar en el segundo año ya hubo más público. Ahora que estamos por comenzar el tercer año todos están preguntando cuándo vamos a jugar porque quieren ver al equipo. Yo creo que cuánto mejor le vaya a la Selección, los hinchas más van a apoyar y también van a cambiar esa imagen que tienen del equipo o del fútbol femenino en general. La realidad es que, por lo general, la gente que dice que el fútbol femenino no es bueno es porque no lo ha visto.

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