Después de la frustración que le generó no haber podido clasificarse con la selección paraguaya al Mundial de Estados Unidos 94, José Luis Chilavert se propuso estar sí o sí en Francia 98. Y mientras daba cátedras en el arco de Vélez dentro del fútbol argentino, expuso su potencial a nivel internacional con el combinado guaraní que logró su cometido.
Claro que antes hubo que trabajar arduo y modificar algunas costumbres. Chila, como líder del grupo, reveló el acuerdo que hizo con el presidente de la federación paraguaya, quien le dio vía libre para cambiar la disciplina del plantel: “Antes del Mundial los jugadores se entrenaban a las 10 de la mañana porque así salían de noche, se acostaban tarde, se levantaban a las 8 e iban al entrenamiento, pero ¿con qué ganas iban? En verano a las 10 de la mañana en Paraguay se puede hacer un asado sin carbón”.
En diálogo con Planeta 947, el campeón mundial con el Fortín en el 94 detalló: “Cuando nos juntamos el primer día todos los convocados definimos que la selección se iba a entrenar desde las 7 hasta las 9. Algunos compañeros me odiaban y decían ‘no puede ser’. Considero que fui el que cambió la mentalidad del futbolista paraguayo en la selección. A los que se negaban les manifesté que no vinieran, que eran libres. ‘Acá van a estar los que quieren lo mejor para Paraguay. Vamos a trabajar duro para potenciar a la Selección’. Hicimos una eliminatoria fantástica y una campaña muy linda en Francia 98”.
El equipo dirigido por el brasileño Carpegiani terminó detrás de Argentina en la clasificación y luego pisó los octavos de final en la Copa, donde cayó en gol de oro contra el anfitrión y campeón, Francia.
Por otra parte, el ex arquero que también disputó el Mundial 2002 en Corea-Japón (Paraguay fue eliminado en octavos de final sobre la hora ante Alemania), contó cómo mantenía motivados a sus compañeros en Vélez en la época del 1 a 1 en Argentina: “Yo no permitía que el rival me metiera la mano en el bolsillo. Cobrábamos 3.000 dólares por partido ganado y yo les exigía a los dirigentes que lo pagaran en el vestuario porque esa era una motivación extra”.
Y amplió: “La gente que se levantaba a las 4 ó 5 de la mañana y trabajaba hasta las 6 ó 7 de la tarde no tenía la posibilidad de cobrar esa plata; a mis compañeros les decía que en 90 minutos íbamos a poder tenerla si estábamos concentrados. No es sacrificio, hay responsabilidades. Con ese dinero iban a pasar buenos momentos con sus familias. Ellos lo entendieron a la perfección”.
El mítico ex golero de 54 años brindó algunos conceptos más sobre el liderazgo: “El profesionalismo te lleva a no ser amigo de todo el mundo. Hay una competencia sana pero tmbién existe la envidia porque no todos ganaban bien como yo. Y el que ganaba menos podía mirarte de otra forma. Pero la forma de contagiar a los demás, hablar fuerte y serio, ser responsable, el primero en llegar al entrenamiento y último en irse, corregir defectos y hablarle a un compañero si comete errores es la única manera para llegar al éxito”.
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