La etapa más oscura de Mike Tyson es sin dudas la que vivió entre 1992 y 1995, cuando estuvo tras las rejas en una prisión de Indiana por haber sido declarado culpable de abuso sexual contra una joven de 18 años a la que había conocido en un concurso de belleza. Como era de esperarse, el boxeador contó con algunos privilegios en comparación con otros reclusos, pero más allá de los excesos, también aprovechó su estancia en la cárcel para cambiar su vida.
Tanto es así que, años más tarde, el deportista terminaría agradeciendo a la jueza que lo sentenció, porque ella “salvó su vida”. Es que allí comenzó a leer, se interiorizó en aspectos como la religión y la historia que hasta ese momento no tenían lugar en su agenda, y poco después volvió al cuadrilátero para recuperar el cinturón de campeón.
Sexo en la cárcel
Durante las entrevistas que brindó en prisión, el boxeador siempre afirmó que no contaba con privilegios allí. Sin embargo, en su libro La verdad indiscutible reveló años más tarde que esto no era así. Por ejemplo, Tyson tenía más visitas higiénicas que cualquier otro recluso y en días y horarios en donde esto estaba prohibido. A pesar de estar en una celda, su vida sexual se disparó exponencialmente: “Estaba teniendo tanto sexo que estaba demasiado cansado para ir al gimnasio y hacer ejercicio”.
El ex campeón mundial estaba acostumbrado a llevar un ritmo de vida acelerado debido a los entrenamientos matutinos y las fiestas nocturnas a las que frecuentaba fuera del penal, pero allí encontró sus horas destinadas exclusivamente al placer: “Me quedaba en mi celda todo el día”.
Lo más llamativo es que no sólo se relacionaba con sus visitas, sino también con una de las consejeras de la cárcel de Indiana, a quien según él embarazó, pero ella decidió abortar: “Ella no tuvo un bebé”, reveló en 2012 en diálogo con ESPN. El ex deportista jamás sacó a la luz la identidad de la mujer e incluso excluyó esta historia de su libro: “No hablé acerca de dejar a una funcionaria de la cárcel embarazada y esas cosas”.
Su nuevo pasatiempo
Las horas libres le permitieron a Tyson sumergirse en el mundo de la lectura, lo que fue una sorpresa para muchos, ya que el luchador ni siquiera había realizado el secundario en su época de estudiante, sino que se había abocado directamente al deporte. Es así que descubrió obras de Nicolás Maquiavelo como Del arte de la guerra y El príncipe, según le confesó al periodista Pete Hamill antes de una entrevista por aquellos años.
“Estoy leyendo sobre Hemingway”, le reveló también al cronista, a quien también le contó que se le había complicado la lectura del escritor ruso León Tolstói: “Fue difícil. Me senté allí con el diccionario a mi lado buscando las palabras. Pero me gusta él. No me gusta mucho su escritura porque es demasiado complicada, pero me gusta la forma de pensar del chico”.
También incluyó en su biblioteca biografías de Karl Marx, Genghis Khan, Herman Khan y Hernan Cortez, entre otros: “Cuando lees sobre estas personas, independientemente de si son buenas o malas, nos aportan una forma diferente de pensar. Pero nadie puede realmente etiquetarlos como buenos o malos. ¿Quién conoce la definición real de bueno o malo? Lo bueno y lo malo pueden tener una definición diferente para mí, de lo que puede tener para ti”.
Este tipo de lecturas cambió su forma de ver la vida e incluso en varias entrevistas que dio desde la cárcel se mostró como un hombre mucho más sereno y analista de sus acciones pasadas y futuras. Tanto es así que puso en duda su regreso al boxeo. Aunque finalmente no se concretó.
Islam
Al igual que lo hizo Cassius Clay, quien cambió su nombre a Muhammad Ali, Mike Tyson también se pasó al islam (pero mantuvo su nombre), algo que llamó la atención de la prensa en aquel momento y generó dudas sobre si realmente lo hacía por fe o por conveniencia para salir pronto de allí.
“Creo en Dios. Fui criado como católico en mi casa en Brooklyn. Piensa que Don King me llevó a un extremo en el que yo era campeón del mundo y no importaba nada más, no necesitaba toda esa cosa religiosa. Pero estando aquí, confinado, me puso en una situación en la que entiendo el Islam y ahora soy musulmán, al entender la situación del Islam en el mundo. ¿Quién tiene derecho a decir que el otro está equivocado en sus creencias? ¿Quién tiene derecho de dudar de la fe de otro?”, declaró en diálogo con Ed Bradley durante una entrevista en la cárcel.
“Yo estaba en un mundo material, entonces ¿cómo podía creer en Dios?. Tenía la misma mentalidad que un vendedor de drogas, su Dios es el dinero. Su Dios es en lo que cree”, aseguró.
Lo cierto es que hoy en día sigue profesando el islam e incluso en la previa de las elecciones a presidente de los Estados Unidos 2016 hizo campaña por Donald Trump, a pesar de su discurso anti-islámico. En esa ocasión, aseguró que las críticas del actual mandatario no se referían a todos los creyentes, sino solamente a quienes estaban dispuestos a matar en nombre de Dios, a quienes él tampoco representa ni justifica.
Pelea en la cárcel
En esa misma entrevista, había afirmado que no tenía conflictos con otros internos: “Nunca tuve problemas con otros, cuando salgo al patio algunos gritan cosas sobre mí, sobre mi madre, pero al único que le contesté fue al que me dijo que era un ‘trepador de árboles’. Le pregunté qué significaba y me dijo que así le decían a los violadores y dije ‘oh dios, no puedo creer esto’. Eso te cambia la mentalidad, te encasilla en un lugar completamente distinto”.
Sin embargo, hace apenas meses por fin admitió que fue protagonista de un combate: “Solo una vez. Alguien dijo algo y yo solo fui allí y lo golpeé. Estuvimos encerrados durante mucho tiempo y fue algo irritable. Fui allí a golpearlo”, reveló en el podcast Hotboxing del que participa asiduamente.
Las cartas con un mafioso inglés
Durante la década del 50 y 60, el Este de Londres se convirtió en el terreno de los gemelos Kray, quienes eran los jefes de una mafia que estaba involucrada en la mayoría de los asesinatos, robos y estafas de la época. En 1969 ambos fueron arrestados y a principios de los ’90 Reginald comenzó a escribirse con Tyson.
“Solía escribirle a Reggie Kray cuando estaba en prisión. Él me escribió primero y yo le respondí ”, dijo en diálogo con Sky Sports. Sobre el contenido de aquellas hojas, sostuvo: “Él solo me contó sobre su vida y discutí con él lo que estaba haciendo por dentro y cómo me sentía al estar aquí y lo que iba a hacer cuando saliera".
Antes de su pelea contra Julius Francis en Manchester en el año 2000, Tyson reveló esta especie de amistad por correspondencia que había creado: “Reggie Kray sabía por lo que estaba pasando. Él venía de la gente y, aunque era un asesino, la gente aún lo amaba a él; también a sus hermanos”.
Tyson aprovechó esa pelea para ir a conocerlo: “Le di mis respetos después de vencer a Julius Francis y fui a visitar a su familia... casi me expulsaron del país a Estados Unidos”. A finales de año, el mafioso que había sido liberado por problemas de salud murió a causa de un cáncer de vejiga a los 61 años.
Su liberación
Debido a su buen comportamiento, la Justicia liberó antes de tiempo a Mike Tyson y el 26 de marzo de 1995 se marchó de prisión acompañado de su agente, Don King, y de un grupo de guardaespaldas, rumbo a una limusina negra en donde lo esperaba su nueva novia, Monica Turner, con quien se casó en 1997 y se divorció en 2002.
Decenas de cronistas y camarógrafos estaban en la puerta del Indiana Youth Center aguardando por su salida y por alguna declaración, que decidió no dar. Simplemente, los fotógrafos pudieron captar su imagen sin esposas, vistiendo un traje oscuro, una camisa clara y un gorro de oración blanco.
Tras salir de prisión, fue llevado a una mezquita en donde su consejero espiritual, Muhammad Siddeeq, brindó un servicio especial para dar las gracias por su liberación, del que participaron cerca de 200 fieles, entre los que se destacó Muhammad Ali, con quien se saludó al ingresar al edificio. Minutos más tarde, se subió a un avión privado para volar rumbo a su mansión en Southington, Ohio.
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