La conversación en la transmisión española que se encargó de relatar el reinicio de la Bundesliga estaba enfocada en hablar de Marcus Thuram, el joven delantero del Borussia Mönchengladbach que conoce bien desde cerca la historia grande del fútbol mundial: es hijo de Lilian, el ex defensor francés que brilló en el fútbol italiano y fue campeón con su país en 1998. Allí se desprendió un detalle desconocido de Gabriel Batistuta por intermedio del relato de su ex compañero en la selección argentina Gustavo López.
“Le ha salido delantero a Thuram, que a mí era un jugador que me encantaba, jugaba sobrado”, dijo uno de los comentaristas españoles de la transmisión. Allí intervino Gustavito, surgido de Independiente pero radicado en España desde 1996 cuando inició su trayectoria profesional en ese país.
“Hablando de Thuram siempre me contaba Bati que era el peor defensor que tenía, el peor para poder desmarcarse, poder aguantar el balón, era terrible. Dice que no lo podía superar”, detalló el ex mediocampista argentino que se desempeñó en Celta, Zaragoza y Cadiz y actualmente trabaja como cronista deportivo en los medios de ese país.
“Aparte de ser una roca era rapidísimo, iba bien de cabeza, cruzaba bien, no se complicaba nunca con el balón. No lo agarrabas distraído, siempre concentrado. Bati siempre me decía: era el peor defensor que podía enfrentar”, completó su recuerdo en la transmisión de la Cadena Ser.
El goleador argentino tuvo muchos enfrentamientos con el francés durante su extensa etapa como jugador en distintos clubes de Italia. Ambos compartieron un período en ese país entre 1996 y el 2003. En ese lapso, Bati defendió los colores de la Fiorentina, de la Roma y del Inter; mientras que Thuram se desempeñó con las camisetas de Parma y Juventus hasta que se marchó al Barcelona para cerrar su trayectoria como profesional.
La figura de Lilian volvió a aparecer mediáticamente gracias al buen nivel de su hijo, que nació en Italia mientras él jugaba para el Parma. Marcus, de 22 años, comenzó en el Sochaux francés y luego pasó por el Guingamp antes de desembarcar en esta temporada en la Bundesliga. En el reinicio de ese torneo tras dos meses de pausa por el coronavirus, anotó un gol en el 3-1 del Mönchengladbach sobre el Frankfurt. Su imagen recorrió el mundo porque fue uno de los pocos que se animó a tener contacto físico con un compañero en el festejo y fue más allá: le besó la mejilla.
Seguí leyendo: