David Beckham tenía 28 años, había pasado 11 temporadas en el Manchester United y era una de las figuras indiscutidas del conjunto de Sir Alex Ferguson al igual que Ryan Giggs, el legendario mediocampista galés que pasó toda su carrera en el conjunto inglés.
En diálogo con Bein Sports, el actual entrenador de la selección de su país, repasó un poco su historia en los “Red Devils” y explicó cómo fue el momento en el que su compañero inglés se marchó al Real Madrid.
El punto clave de la salida del británico a la capital española fueron sus encontranzos con el experimentado técnico escocés, con quien él también tuvo hasta siete discusiones dentro de los vestuarios.
Giggs consideró que la relación entre Beckham y Ferguson quedó muy tocada después de que, en un ataque de bronca tras una derrota ante Arsenal por la FA Cup, el entrenador pateó un botín que fue directo a la ceja de “Beck”.
“Los caprichos de David Beckham se estaban volviendo demasiados. Discutían semana tras semana y era el momento de que ambas partes se separaran. Eso sucedió en varias ocasiones”, recordaba el histórico mediocampista.
Fue allí cuando el escocés tomó la decisión de venderlo. En 2013, presentó el libro Alex Ferguson, mi autobiografía, en la que reconoce que, “decidí venderlo cuando empezó a pensar que era más importante que yo. Ésa fue su sentencia de muerte para él en el equipo”.
Posteriormente, en 2017, Beckham confesó en los micrófonos del programa Desert Island Discs que, “cuando el Manchester United decidió venderme me quedé hundido y en shock... No vi sus partidos en los siguientes tres años”.
Ryan Giggs, sin embargo aseguró que las broncas de Ferguson eran con todo el grupo en particular, salvo con cuatro jugadores a lo largo de su historia como entrenador. “Hubo solo cuatro jugadores con los que Ferguson no perdió la cabeza: Eric Cantona, Bryan Robson, Roy Keane y Cristiano Ronaldo. Hicieron lo que se les pidió en el campo, por lo que Ferguson nunca sintió a necesidad de echarles la bronca”, señaló.
“Cantona no hacía nada, no anotaba, no corría como Tévez o Rooney, no tenía influencia en el juego, pero sabía que tarde o temprano iba a hacer algo grandioso. Sabía cómo tratar a las estrellas y lo hacía de manera diferente. Era un maestro de la psicología y sacaba lo mejor de nosotros”, agregó.
El galés consideró que las peleas del entrenador con los futbolistas ocurrieron, en la mayoría, por razones futbolísticas: “Fue para conseguir que alguien o el jugador, perdieran esa influencia. O simplemente porque era el momento”.
Incluso él también protagonizó distintos encontronazos con su técnico que le costaron el salario. “Me peleé con él muchas veces. Bastante. Al menos seis o siete veces que me suspendieron sin sueldo por discutir con él”, reveló.
“No siempre es fácil estar en el vestuario después de un partido y escuchar que no jugaste nada. Yo no pude tragar. Más tarde, él me demostraba que le importaba e incluso apreciaba que fuera así siempre que no me pasara de la raya, pero él continuaba multándome para demostrar quién mandaba”.
Finalmente, el ahora entrenador de la Selección de Gales comentó que en la misma temporada en la que Beckham se marchó a Madrid, él también tuvo la oportunidad de irse: “Fue el verano en que Beckham se fue. Probablemente fue lo más cerca que estuve de salir. Mi forma no era la mejor y fue el periodo de transición en el que pasé de ser extremo a meterme más por dentro. Había perdido ese ritmo, aunque Ferguson nunca me lo dijo. Terminé la temporada bastante fuerte. De no haberlo hecho, ¿quién sabe?”.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: