Todo parecía un sueño para el mediocampista danés Christian Eriksen, quien abandonaba el Tottenham, después de siete temporadas, para buscar un nuevo objetivo en el Inter de Italia, quien pagó 20 millones de euros para hacerlo una de las figuras de su equipo.
Sin embargo, ese sueño se volvió una pesadilla después de su fichaje oficial a fines de enero ya que, a pesar de debutar, disputar seis partidos y convertir un gol en la UEFA Europa League, la llegada del coronavirus lo agarró de imprevisto.
El futbolista, que saltó al campo como interista por primera vez el 2 de febrero, se encontraba viviendo en un hotel de la región de Lombardía en Milán a la espera de conseguir una casa en donde residir.
A medida que fue avanzando el coronavirus en Italia, uno de los países más afectados por el COVID-19, comenzaron a cerrar tiendas comerciales, centros de ocio y hoteles, incluido en el que vivía el futbolista de 28 años, quien se vio obligado a trasladarse al centro deportivo Appiano Gentile para acatar el confinamiento social.
Antes de dirigirse a las instalaciones del club, el jugador reconoció al portal británico The Sun que se planteó la idea de pedirle alojamiento a compañeros como Romelu Lukaku o Ashley Young: “Pensé en hablar con ellos pero tenían familias a las que cuidar y dormir 14 días en el sofá de alguien es demasiado”.
"Terminé quedándome en el centro del club con un chef y cinco miembros del personal que optaron por ponerse en cuarentena para proteger a sus familias”, reveló el danés, quien ha “estado corriendo por el sótano del parking y calculé que podía correr 35 metros, luego tenía que girar y correr 35 metros hacia atrás”.
Como si fuera poco, el ex del Tottenham fue protagonista de un altercado con la policía de Milán cuando quiso salir a comprar: “La policía me detuvo y con mi italiano bastante malo tuve que explicar lo que estaba haciendo, a dónde iba y por qué estaba fuera de casa”, reconoció al medio inglés.
“Nunca he tenido tanto tiempo libre y ni siquiera puedes ir de compras. No podemos quejarnos, ya que es mucho más difícil para muchos otros, pero es muy diferente a la vida a la que estamos acostumbrados”, consideró.
Finalmente, el mediocampista, que jugó tan solo cuatro partidos de liga y dos de Europa League antes de la suspensión del fútbol europeo, se lamentó: “No he tocado el balón en siete semanas. Ha sido el período más largo sin fútbol en mi vida y lo echo de menos. Seguimos el programa de entrenamiento enviado por el club y sus planes de dieta también, pero hay que arreglárselas”.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: