Desde el 7 de abril, Ronaldinho pasa sus días en prisión domiciliaria en el hotel Palmaroga de Asunción, Paraguay. Se trata de un establecimiento desolado: a raíz de la pandemia de coronavirus, el lugar está solo reservado para él y su hermano, Roberto de Assis Moreira, hasta tanto la Justicia determine los próximos pasos en el marco de la causa en la que se los acusa de tener vínculo con una banda local dedicada a la falsificación de documentación y lavado de dinero.
Sentado en una mesa en el lobbie del hotel y, de acuerdo a las medidas sanitarias dispuestas por las autoridades, el crack brasileño dialogó con un grupo de periodistas del diario ABC Color de Paraguay. Fue la primera vez que habló con la prensa desde que se dictó su reclusión.
“Fue un golpe duro, nunca imaginé que pasaría por una situación así. Toda la vida he buscado llegar al más alto nivel profesional y llevar alegría a la gente con mi fútbol”, dijo al ser consultado sobre cómo se sintió el día que le anunciaron que no podía volver a Brasil y que debía quedar preso.
Respecto a los motivos que llevaron hasta Paraguay, precisó: “Todo lo que hacemos es en virtud de contratos que son gestionados por mi hermano, que es mi representante. En este caso, vinimos para participar del lanzamiento de un casino online conforme se especificaba en el contrato y para el lanzamiento del libro Craque da Vida que fue organizado con la empresa en Brasil que tiene los derechos de explotación del libro en Paraguay”.
Ronaldinho -que se sacó el tapabocas cada vez que le tocó responder una pregunta- aseguró que, tanto él como su hermano, se quedaron “totalmente sorprendidos” al saber que los documentos con los que habían ingresado a Paraguay no eran legales. “Desde ese entonces nuestra intención ha sido colaborar con la justicia para aclarar el hecho como lo vinimos realizando desde el principio. Desde ese momento hasta hoy, hemos explicado todo y facilitado lo que la justicia nos solicitó”, agregó.
Tras su primera declaración ante la Justicia paraguaya, allá por el 6 de marzo, las autoridades definieron que el ex futbolista y su hermano podían regresar a Brasil. Sin embargo, esa decisión se revirtió en cuestión de horas y ambos fueron llevados detenidos a la Agrupación Especializada de la Policía de Paraguay.
“Nuestro vuelo estaba previsto para el sábado (7 de marzo) a las 3 de la mañana porque iba para el cumpleaños de mi hijo. Sobre lo que pasó después, no lo sé”, recordó el ex futbolista del Barcelona.
Ante la pregunta sobre cómo fueron sus 30 días en prisión y el trato que le dieron los otros reclusos, se explayó: “Todas las personas con las que tuve la oportunidad de compartir en la Agrupación me han recibido con amabilidad: jugar al fútbol, autógrafos, fotos, es parte de mi vida y no tendría ningún motivo para dejar de hacerlo, mucho más con personas que estaba viviendo un momento difícil, igual que yo”.
Ronaldinho agradeció “la calidez, el cariño y el respeto” con el que lo ha tratado el pueblo paraguayo y reveló que, ante esta delicada situación, se refugia en la fe: “Siempre hago mis oraciones para que las cosas salgan bien y ojalá esto acabe dentro de pronto”.
“Esperamos que puedan utilizar o confirmar todo lo que aportamos en cuanto nuestra posición en el caso y que podamos salir de esta situación en la brevedad posible”, se ilusionó el ex futbolista, de 40 años.
Finalmente, reveló qué es lo primero que quiere hacer ante una eventual liberación: “Lo primero será dar un beso grande a mi madre que vive estos días difíciles desde el inicio de la pandemia de Covid-19 en su casa, después será absorber el impacto que esto ha generado y seguir adelante con fe y fuerza”.
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