Así como el boxeo, las artes marciales mixtas, o el fútbol americano, entre otros, son deportes que dejan secuelas en el cuerpo producto del choque permanente con el rival. La cabeza es una fuente de alto impacto en cada una de estas disciplinas y son varias las entidades que se dedican a estudiar las consecuencias que podrían producir en el cerebro a la hora de practicarlas de manera profesional.
En este contexto, fue Paulo Costa, uno de los referentes de la categoría de peso medio de la UFC, el que reveló que al morir donará su cerebro a un centro de investigación para que puedan analizarlo y obtener resultados acerca del daño que pueda sufrir durante su carrera.
El brasileño recordó en una entrevista con AG Figthing que “el cerebro está formado por células que ya no se regeneran, solo las estamos perdiendo”.
El luchador, que es un serio candidato a hacerse con el título de su división al encadenar 13 victorias consecutivas en la misma cantidad de peleas dentro de UFC, consideró que, “a medida que avanza la edad, esta cantidad de células disminuye, por lo que el reflejo es lento, el habla se vuelve malo, el olvido se hace presente”.
“De vez en cuando investigo. Incluso esta Rose, de la familia Gracie, haciendo campañas para la donación de cerebro de luchadores, para investigar sobre esto. Quiero hacer mi carrera lo más rápido posible, conquistarlo todo y no quiero pelear después de los 36 años”, explicó.
Rose Gracie es la hija del luchador brasileño Rorion Gracie, experto en Jiu-Jitsu y actualmente colabora con la fundación Concussion Legacy Foundation, la cual trabaja y apoya a los deportistas retirados que se vieron afectados por conmociones cerebrales. Además de investigar este tipo de secuelas, la organización también se encarga de brindar tratamientos y promover las formas de prevención.
“Borrachinha”, como se lo conoce en el mundo de las artes marciales mixtas, comenzó su carrera como luchador profesional en febrero del 2012, mientras que en 2017 se integró a la competencia más importante de la disciplina.
“Este es un problema bastante serio, porque no tenemos los datos para averiguar cuánto puede afectarnos a cada uno de nosotros”, reconoció el joven de 29 años y agregó: “Cada uno tendrá síntomas y reaccionará de manera diferente con esa cantidad de accidentes cerebrovasculares”.
Por otra parte, el oriundo de Belo Horizonte destacó que, "lo que se puede hacer, es un tipo de pelea que minimice los golpes en la cabeza. Y en el entrenamiento, tal vez incluso, usar equipos de protección, como un casco. Esto puede mitigar mucho.
El tipo de guantes también puede ser un factor clave a la hora de amortiguar los constantes golpes al rostro: “Con guantes grandes, nunca entreno con guantes de MMA, siempre con guantes de 16 onzas para evitar golpes en la cabeza”, sentenció.
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