En 48 horas será el estreno para los Estados Unidos de uno de los documentales deportivos más esperados de los últimos tiempos. “The Last Dance”, la serie de 10 capítulos que reflejará imágenes nunca vistas de la temporada 1997-1998 de los Chicago Bulls, fue producida por ESPN y se lanzará en el resto del mundo a través de la plataforma de streaming Netflix.
Con Michael Jordan como principal protagonista, el documental presentará la última campaña de un equipo que marcó una era en la NBA, en el deporte estadounidense y en la historia del deporte en el mundo. Con Scottie Pippen como su fiel ladero, con la compañía del excéntrico Dennis Rodman y bajo la dirección de Phil Jackson -el entrenador con más títulos en la historia de la liga-, los Bulls se consagraron campeones por sexta vez en ocho años. Un hito para la nueva era de la competición.
En las últimas horas, y a pesar de no ser fanático por aparecer en los medios, Jordan le brindó una entrevista al programa Good Morning America de la cadena televisiva ABC, uno de los programas más vistos a nivel nacional en EEUU. Y además de referirse a la serie, que finalmente se adelantó en su lanzamiento a causa de la pandemia de coronavirus -la fecha original de salida iba a ser a principios de junio, en orden con las finales de la NBA-, recordó momentos íntimos de su infancia en Carolina del Norte, el lugar donde creció y comenzó a formarse para luego convertirse en uno de los mejores atletas de todos los tiempos.
“La gente a veces olvida que la vida antes no era así. No había Twitter, no había Instagram. Vivías la vida, cada día, intentando aprender. Pasando tiempo con amigos, la familia. Escribíamos cartas, le escribía cartas a mi mamá diciéndole que la amaba y cuánto la necesitaba”, explicó Jordan sobre su época en la universidad.
“La historia cambió, en esos tiempos tenía sólo 20 dólares en mi cuenta bancaria. Nos comunicábamos de otra forma”, agregó sobre aquel famoso año 1982, su primer año en la Universidad de North Carolina, equipo al que llevó al campeonato nacional de la NCAA con un tiro en los últimos segundos de la definición contra Georgetown.
“Hasta ese tiro era conocido como Mike Jordan, y después de ese tiro, se me presentó con todo mi nombre: Michael Jordan”, mencionó durante la entrevista en la TV norteamericana.
Pero además de recordar cómo se comunicaba con su madre Deloris o que su padre James trabajó en una empresa de electricidad, el hombre que revolucionó a la NBA con su llegada en 1984 marcó la importancia de la crianza de sus padres y cómo esos gestos lo ayudaron a forjar una personalidad feroz, competitiva como unos pocos deportistas mostraron a lo largo de la historia.
“Mis padres trabajaron duramente y así nos enseñaron a mis hermanos y a mí. Nací aprendiendo a convertir lo negativo en positivo. Y así intenté criar a mis hijos”, mencionó Jordan desde su casa en el estado de La Florida, el mismo lugar donde se grabó por completo su participación en el documental.
Y remarcó: “No estaría aquí sino fuera por mi hermano Larry. Estuvo siempre conmigo, a mi lado, y me hizo mejor”. Su hermano mayor marcó la adolescencia de MJ: en el patio trasero de su casa, ambos protagonizaron durísimos partidos uno contra uno que le sirvieron a una de las grandes estrellas del deporte estadounidense para formarse.
Es más, fue el propio Larry el que obligó a Jordan a usar el 23 en la escuela secundaria Emsley A. Laney porque él le ganó de mano y terminó eligiendo el número preferido de Air, el 45 que luego se pondría en su regreso a la NBA en 1995 tras el retiro por la muerte de su padre en el 93.
El domingo para los Estados Unidos y el próximo lunes para el resto del mundo, los fanáticos de Jordan podrán ver los primeros dos capítulos de una serie que promete ser histórica como lo fue aquella temporada final de los Bulls. Un camino que estaba destinado a terminar desde el inicio de la campaña, muchos meses antes de ese tiro que inmortalizó MJ en Utah y que sentenció la final en favor de Chicago.
“Lo que más recuerdo fue que todos tratábamos de disfrutarlo porque sabíamos que se terminaba, en especial cuando Jerry Krause -presidente de los Bulls- le avisó a Phil Jackson que no seguiría aunque ganara los 82 partidos... Y yo, que estaba atado a él, tampoco iba a jugar si Phil no iba a seguir siendo el entrenador”, contó Jordan sobre la noticia que impactó al propio Michael y al resto de los baluartes del conjunto campeón de la NBA.
“Arrancamos el año así, con Phil diciendo que lo disfrutáramos sabiendo que era ‘The Last Dance’. Y jugamos así. Mentalmente nos marcó que sería así durante todo el año, pero nos concentramos en hacer las cosas bien, porque con lo triste que fue saber que se terminaba ya a principios de año, buscamos disfrutarlo y a la vez enfocarnos para terminarlo de la mejor manera".
Y así fue. La última escena de Jordan junto al entrenador que lo condujo a seis campeonato en la NBA fue levantando el trofeo de campeones.
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