Desde Miami, donde vive hace cuatro años y se desempeña como comentarista de fútbol, Iván Zamorano repasó parte de su trayectoria profesional. Mientras atraviesa la cuarentena por el coronavirus, el chileno recordó con detalles la dupla que formó con el brasileño Ronaldo en el Inter, contó cómo se hizo fanático de Independiente y habló de su ¿romance? con Madonna.
Chile fue una de las selecciones que representó a Sudamérica en la Copa del Mundo de Francia 98. Y uno de los dúos ofensivos más temidos de la competición estaba conformado por Zamorano y Marcelo Salas, que convirtió 4 goles. Bam Bam, sin embargo, tuvo mucha trascendencia por una frase de la cantante Madonna: “Cuando veo a Zamorano lo primero que pienso es en sexo”.
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En diálogo con Planeta 947, él explicó: “Fue una frase épica mientras jugábamos el Mundial 98. Le hicieron una entrevista y salió esa frase que les llamó la atención a todos, sobre todo a mí. Podría haber dicho que le gustaba cómo jugaba o cómo cabeceaba”. Cuando Zamorano fue consultado por más detalles del episodio, prefirió cambiar de tema: “No se puede hablar más porque no es un horario adecuado”. Eso sí, confesó que la vio cantar en Suiza, en un recital que dio en el año 89 en el estadio del Grasshopper.
Ya en materia futbolística, hubo espacio para hablar de su paso por el Real Madrid aunque se centró más en su estadía en el Inter de Milán: “Compartí mucho con los argentinos ahí por Javier Zanetti, que me integró perfectamente. Con los que jugaban en el Milan (Roberto Ayala y Andrés Guglielminpietro) nos matábamos en la cancha y a la noche comíamos asadito juntos”. También remarcó que aquel vestuario neroazzurro tenía espíritu sudamericano: “Estaban Zé Elías, Simeone, Iván Córdoba y Ronaldo. Éramos un grupo fuerte, con la alegría de los brasileños, la pasión y los huevos de los argentinos... Todos sumábamos fortalezas”.
Del Fenómeno Ronaldo tuvo que hacer un párrafo aparte: “Es un niño en un cuerpo de adulto. Nos deleitaba con su alegría y forma de jugar. En los partidos era un fenómeno, pero si lo hubieran visto en los entrenamientos... Una bestia humana, una cosa maravillosa”. Hasta hoy mantiene una relación de amistad que creció cuando Nazário acudió a su partido homenaje en Chile pese a haber jugado el día anterior: “Fue el mejor centrodelantero de la historia del fútbol y lo traslada con su forma de ser”.
Hubo un triste capítulo de Ronaldo que Zamorano vivió de cerca: su lesión de rodilla. “Fui uno de los primeros en llegar y ver que tenía prácticamente salido el tendón. Nos dimos cuenta de la fragilidad de un hombre tan potente físicamente, con unas piernas increíbles, musculosas, por el dolor de su cara. Pensé que iba a ser muy difícil su vuelta y pensamos que no iba a jugar más al fútbol pero nos dio una lección a todos. Se trajo a dos terapeutas desde Brasil y se entrenaba 24 horas para volver. Lo hizo y volvió mejor que antes”, rememoró.
Y contó por qué utilizó el dorsal 1+8 en el Inter: “Yo primero usé la 9 y Ronaldo la 10. Pero después del Mundial 98 un dirigente me propuso cederle la 9 a él para que recuperara la motivación porque había terminado esa Copa muy mal mental y anímicamente. Le pedí permiso al presidente y la federación italiana y empecé a hacerle el signo más a la camiseta con cinta adhesiva. A partir del cuarto o quinto partido la indumentaria ya venía estampada. Fue una de las camisetas más vendidas de la historia del club”.
Por último reveló que se hizo fanático de Independiente después de alojar en su casa a una familia argentina de Avellaneda durante un campeonato organizado por una compañía de gaseosas en Chile. Hubo intercambio de pasiones entre las familias con el Rojo y Colo Colo. “Me quedó admiración por el Independiente de Marangoni, Percudani, Bochini, Islas... El mejor de todos. Un día me encontré con Bochini y me dio su camiseta. Después me casé con una argentina fanática de Boca y mis hijos son colocolinos pero también de Boca por su mamá”, concluyó.
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