Es dificil creer que la vida de Mike Tyson puede caber en apenas 53 años. Día a día, nuevas historias que lo tienen a él como protagonista siguen saliendo a la luz gracias a que el ex boxeador se ha abierto al mundo, parece haberse amigado consigo mismo y no tiene problema en revelar sus secretos. Fue hace poco que recordó la vez que quiso enfrentarse a un gorila en un zoológico o cuando su tigre le arrancó el brazo a una persona, ahora sacó reveló un episodio más reciente, pero increíble.
Ya retirado del deporte de los gantes, el estadounidense se ha convertido en un emprendedor. Tras la legalización de la marihuana en el estado de California, se asoció con algunos inversionistas, entre los que se destaca el ex jugador de la NFL Eben Britton, y creó Tyson Ranch, una compañía que se dedica a la producción y cultivo de cannabis.
Tyson ha remarcado en las últimas entrevistas que la marihuana lo ha ayudado mucho para escapar de drogas como la cocaína que arruinaron su vida. Pero nada se sabía que además de la planta, el ex campeón de los pesos pesados, se animó a probar algo único.
Todo comenzó cuando el Dr. Gerry, cuyo verdadero nombre es Gerardo Sandoval, se presentó en la oficina de Mike como invitado del primer podcast Hotboxin, que en aquel entonces era un incipiente proyecto y por el que hoy en día ya han pasado varias figuras que quieren charlar con el ex púgil, como Eminem, Evander Holyfield y Sugar Ray Leonard, entre otros. El ginecólogo y obstetra oriundo de Guadalajara, México, dialogó sobre una sustancia llamada 5-MeO-DMT, que es producido en grandes cantidades por Bufo alvarius, una especie rara de sapo comúnmente conocida como el sapo del río Colorado o el sapo del desierto de Sonora. El anfibio utiliza este veneno para ahuyentar depredadores, pero el ser humano descubrió que es posible “ordeñar” el veneno, secarlo y fumarlo.
"El Dr. Gerry le dijo a Mike Tyson que fumar el sapo era como saltar al corazón de Dios y regresar, en solo 20 minutos”, contó el cronista Alex Pappadema de la revista norteamericana GQ, quien en 2019 viajó hasta California para conocer el proyecto que lidera la ex estrella del deporte de los guantes.
Tras escuchar al médico, Tyson no dudó: “Tienes que verlo desde mi perspectiva. Estoy entrando en esta situación pensando que he visto todo. Había tomado algunas drogas pesadas. Había consumido ácido antes. Entonces pensé, ‘dame esas cosas, déjame ver esto’”. Calentó el veneno del sapo en una pipa de vidrio y comenzó con las alucinaciones.
“Estaba enloqueciendo. ‘No quiero hacer esto más. Quiero que pare’ Demasiado tarde. No pude parar. Pensé, 'la jodí. Oh, mierda. La jodí ¿Qué estaba tratando de probar? Estoy muerto. Estoy muerto. Se acabó. Toda mi vida. Mi vida se fue. Tomé estas jodidas drogas y me mató. No hay forma de que pueda sobrevivir a esto".
Tras aquella primera sensación, se fue relajando y comenzó a disfrutar de lo que le estaba sucediendo. “Se quedó fuera de su propia vida y la vio estirada en un tiempo lineal, un continuo de Mikes yendo y viniendo. Vio símbolos aztecas, pirámides extrañas, personas que habían muerto”, señala el artículo de GQ.
“Es casi como si murieras y renacieras”, confesó Tyson. Mientras que el Dr. Gerry, explicó: “Básicamente fui testigo de cómo Mike liberaba todo lo que cargamos”.
Por aquel entonces, el ex púgil estaba entrenando en una recaída de cocaína y alcohol. Pero tras aquella experiencia, nunca más volvió a caer en los viejos y malos hábitos, aunque no fue la única vez que fumó el veneno: “Y lo hice tres veces. Me quedé ahí. Tuve que hacerlo de nuevo. ¿Qué demonios? Quería volver ".
“Tyson hablará contigo todo el día sobre el sapo, porque el sapo es una historia divertida, pero también porque es una historia que lo hace sentir bien, es una historia sobre la mejor persona en la que se está convirtiendo, no la persona que solía ser”, asegura el cronista.
Es que en las semanas anteriores a esa experiencia alucinógena, el norteamericano de 53 años había vuelto a visitar clubes nocturnos, según revelaron algunos de sus allegados y ya no parecía ser el hombre rehabilitado que había sabido ser: “Creo que estaba tomando cocaína cuando fumé el sapo. Solo era un desastre. Tenía un montón de jodidas chicas con las que tenía relaciones. Fue algo horrible, hombre. Estaba atrapado en un círculo vicioso y no podía parar. Incluso si quisiera, simplemente no podría parar. Estaba enfermo. No me importaba nada ... Digamos que veía a una chica, tenía relaciones sexuales. Entonces me sentía culpable. Por lo tanto quería consumir una línea de cocaína. Luego quería beber. Solo quería destruir mi vida, porque me estaba matando de culpa".
Lakiha Spicer, más conocida como Kiki, es la hija de Don King, conoce a Tyson desde que era un adolescente y con él ya lleva 10 años de casada y tiene un hijo, Milan. La mujer de 44 años asegura que conoce muy bien a su esposo, quien tiene una especie de poder de autodestrucción: “Solía ser adicto al caos, porque eso era toda su vida: el caos”. Pero asegura que el sapo lo ha cambiado, que ya no despierta por las noches, que nunca bebe alcohol y que solamente fuma marihuana.
El proyecto de cannabis es lo que realmente lo tiene entretenido. La sede de Tyson Ranch está alejada de la civilización, solo rodeado de campos de golf y de una parcela con 418 acres de desierto virgen de California. Rob Hickman, uno de los principales inversores del lugar, explicó que si bien el negocio principal es el cannabis, hay que tener en cuenta varios aspectos.
“Hay planes para un hotel de lujo y tiendas minoristas e instalaciones para glamping, un anfiteatro para conciertos y la Universidad de Tyson, donde los expertos enseñarán técnicas de cultivo de cannabis a los futuros agricultores. También habrá un río lento que corre por todo el lugar”, según reveló y anticipó que ese río lento será el más largo del mundo. Obviamente, los clientes podrán fumar marihuana en cualquier lugar (excepto en donde se venda alcohol porque está prohibido por ley), pero no serán ellos quien la vendan. El objetivo es alquilar todos los locales que se construyan a minoristas privados para que de esta manera haya diferentes variedades.
"Tengo un estadio que albergará eventos de UFC, eventos de boxeo, grandes conciertos. Tendré una universidad que enseñe a la gente agricultura y cómo administrar negocios, eso está en un plan de estudios de la UCLA. Incluso si tengo que eliminar la marihuana, todavía tengo un negocio genial para ejecutar”, reconoció Hickman.
Fueron él y Tyson quienes alguna vez bromearon en un podcast sobre que fumaban cerca de 40 mil dólares de marihuana al mes. Pero lo cierto es que todo este cambio en su vida a convertido al ex boxeador, dueño de todas polémicas durante la década del 90, en un hombre que ha encontrado la paz, de una manera singular, y que ahora planea ayudar a otras personas a través de su extravagante emprendimiento.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: