En esta época en la que la muchos padres aprovechan el éxito sus hijos para adquirir fama o para celebrar como propios su éxitos, es necesario remarcar el rol de Dolors Sala Carrió, madre de Josep Guardiola, que murió este lunes convirtiéndose una de las más de 73 mil víctimas fatales del Covid 19, virus que tiene en vilo al planeta.
La mujer que tenía 82 años se enamoró de uno de sus compañeros durante su etapa de colegiala en uno de los colegio de los hermanos Lasalle. Claro, aún no sabía que Valentí terminaría siendo su alma gemela, la persona con la que daría el sí en el altar y con quien tendría cuatro hijos: Francesca, Pere, Olga y Josep. “Estoy muy orgulloso de mis hijos porque tienen buen corazón. Les hemos dado una buena educación y enseñado que en la vida se sale adelante con ahorro y trabajo. También le introdujimos en la religión”, comentó Valentí en 2017 durante una entrevista al diario El Mundo.
Durante un tiempo, Dolors se ganó la vida como tejedora en una fábrica y su marido hacía lo propio en su rol de albañil, que lo tenía ocupado más de 10 horas al día, pero el nacimiento de sus hijos y la crisis textil de la década del 70 que azotó a España fueron un combo perfecto que la convirtieron en ama de casa del domicilio que aún pertenece a la familia y que nunca ellos nunca quisieron abandonar.
El pueblo de Santpedor, Barcelona, en donde viven cerca de 7 mil habitantes, seguía siendo hasta este fin de semana el hogar del matrimonio que nunca se separó. Allí fue donde el pequeño Josep empezó a jugar al fútbol y fue el lugar que lo honró con el título de “hijo predilecto”, en 2009. “Santpedor es uno de esos pueblos donde todos se saludan, todos se conocen. Todos los días bajaba por la tarde al campo con balón en mano y me quedaba esperando a que llegara toda la pandilla. Jugábamos hasta tarde, podíamos durar horas, hasta que mi madre me llamaba a comer”, contó el ahora técnico del Manchester City en su libro Otra Manera de Ganar de Guillem Balague: “No había comida familiar que no empezara con un maternal: ‘¡Deja el balón cinco minutos y ven aquí!’”.
La historia de Pep y el Barcelona comenzó a escribirse cuando un amigo de Valentí le comentó que en el periódico había avisos sobre reclutamiento de jóvenes y que era una oportunidad para que su hijo abandone el humilde Gimnastic de Manresa y vaya a probar suerte a un elenco de primer nivel. Tras ser elegido en La Masía, el joven Josep, como quería que lo llamaran en su hogar, tuvo que mudarse a las instalaciones azulgranas, que antes fueron visitadas por sus padres. Claro, para entonces el niño ya estaba maravillado: “Mira, mamá, cada día, cuando me despierte y abra la ventana, lo primero que veré será el Camp Nou”, dijo la primera vez que vio su habitación, según recordó en el libro. Lo que vino después es de público conocimiento.
“Cuando era futbolista ya veía el juego como tenía que ir, ya mandaba”, reveló a la TVE en 2009 Dolors. Su premonición era cierta. Como entrenador ya lleva 29 títulos, incluidas dos Champions League y fue el cerebro detrás de lo que muchos expertos consideran el mejor equipo de todos los tiempo, el Barcelona de las temporadas 2008 a 2012.
En la semifinal de la Champions League que el cuadro azulgrana ganó en 2009 (la primera de Guardiola como DT), el club tuvo que sortear al Chelsea en una de las semifinales más recordadas del certamen. El empate agónico de Andrés Iniesta en Londres le dio al elenco catalán el boleto a la final y la madre del entrenador contó esa semana al sitio Faro de Vigo cómo vivió aquel momento: “Lo vi junto a unos amigos, por el Canal Plus. Yo estaba tranquilísima, no estaba lo más mínimo nerviosa. Incluso cuando alargaron cuatro minutos le dije a uno: ahora marcaremos. Dicho y hecho. Yo lo tenía claro”.
Lo cierto es que esa fue una excepción, porque en la mayoría de los encuentros, Dolors optaba por realizar otras actividades, según contó su esposo en esa misma entrevista: “Ella muchos días sufre y no ve los partidos conmigo, está haciendo bicicleta y cuando me siente gritar un gol, saca la cabeza...”
Obviamente, Valentí y Dolors se convirtieron en estrellas de su pueblo, pero nunca quisieron adquirir fama mediática. Son pocas las entrevistas que han brindado y la mujer apenas se ha dirigido en ocasiones a la prensa, incluso al vacacionar en Galicia, como todos los años, ambos ocultaban su identidad luego de decir que eran oriundos de Santpedor: “Nunca les decíamos que éramos sus padres, para que veas cómo somos”, le confesaron a un cronista de El Mundo.
Este lunes, la cuenta oficial del Manchester City anunció el fallecimiento de Dolors Sala Carrió. La mujer de 82 años había contraído coronavirus y murió en un hospital de Manresa, a unos kilómetros de Santpedor, el pueblo en donde vivió toda su vida, en el que fue feliz, en donde se enamoró, se casó, tuvo cuatro hijos y del que nunca quiso partir.
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