Por Fabián Taboada
Nayib Bukele, Presidente de El Salvador, fue de los primeros mandatarios en advertir y pedir medidas extremas al mundo ante la pandemia del coronavirus. En el país que preside, también tomó decisiones drásticas desde un comienzo. Así, el 13 de marzo el fútbol local decretó la suspensión de sus actividades hasta el de 18 abril. Sin embargo, el miércoles 20 la Federación Salvadoreña de Fútbol y la Primera División anunciaron la decisión final: el campeón sería el líder momentáneo del certamen tras la disputa de las primeras once jornadas. Así, el Once Deportivo (con veinte puntos, una unidad más que El Vencedor) se convirtió en el primer campeón del fútbol mundial tras las interminables suspensiones por el coronavirus.
Una decisión que despertó polémicas en la incipiente historia de un club que se encontró ante los ojos del mundo con apenas siete meses de vida. El municipio de Ahuachapán disfrutó desde el año 1945 de las andanzas del Club Deportivo 11 Municipal que llegó a consagrarse campeón de primera división en dos ocasiones. Acorralado por las deudas y ya en la segunda categoría del fútbol salvadoreño, el equipo desapareció en enero de 2018. La sed de fútbol duró apenas unos años: el 20 de julio de 2019 pasado Adolfo Salume adquirió la franquicia del Pasaquina Fútbol Club -al Este de El Salvador- y mudó el equipo a Ahuachapán bajo la denominación de Once Deportivo Fútbol Club.
Las primeras impresiones no fueron las mejores. Trabajando contra reloj, el club fundado el 20 de agosto del año anterior armó un plantel desde cero con la dirección técnica del uruguayo Pablo Quiñones. Los resultados no fueron los esperados: apenas 14 puntos en 22 partidos para ubicarse con comodidad en el fondo de la tabla. Y a los problemas deportivos se le sumaron los inconvenientes para conseguir una cancha propia y el poco interés del público local que permanecía encariñado con el club desaparecido y no veía con buenos ojos el surgimiento de un nuevo equipo en la ciudad.
“Antes de llegar, me preguntaban si estaba loco”, comienza a relatar a Infobae Juan Cortés Diéguez el flamante director técnico del campeón salvadoreño. Nacido en España 36 años atrás, el DT asumió un desafío muy complicado y terminó festejando un título impensado. Cortés es un apasionado del fútbol (“De chico me di cuenta que me gustaba más entrenar que jugar”, cuenta) y de las decisiones complicadas: “A los 23 años advertí que había superpoblación de entrenadores en España y me la jugué. Así comencé a viajar por el mundo. En el camino, conocí a José Luis Chilavert, se convirtió en un amigo y referente que me abrió muchas puertas. Sinceramente me dio una gran mano para cumplir mi objetivo de dirigir en primera división”.
La travesía del español comenzó en Tailandia y Vietnam, luego se trasladó a México y Paraguay; más tarde regresó a España hasta encontrarse con la propuesta salvadoreña. La primera experiencia fue en Club Social Independiente. En la segunda, apenas un puñado de partidos le alcanzaron para conseguir el título con Once Deportivo un equipo que -según cuenta el DT- “trata de ser ofensivo siempre, conservando el balón, con posesiones largas y mucha amplitud”.
A la hora de festejar la situación actual que atraviesa el mundo ante el brote de contagios de COVID-19 se sumó a la lista de particularidades en la corta historia del club: “Estábamos en el Hotel donde vivimos parte del cuerpo técnico y varios jugadores. Ya cumplíamos con la cuarentena y sólo realizábamos circuitos físicos. Nos avisaron que había una conferencia de prensa de la Federación así que pusimos la televisión. Sinceramente, al principio, no podíamos creer lo que estábamos escuchando. Primero fueron unos minutos de silencio y luego nos dimos cuenta lo que pasaba y comenzamos a festejar. Al margen del momento que se está viviendo, conseguimos disfrutar un rato de lo deportivo”. Es que el joven club tiene triple premio: logró conservar la categoría -comenzó siete puntos abajo en la tabla de descenso-, se consagró campeón y clasificó a la Concachampions (máximo torneo continental).
Con el correr de los partidos el Estadio Simeón Magaña -la nueva casa del Once Deportivo- se fue poblando de aficionados que recuperaron la ilusión al tener un competitivo representante local. Son apenas 33 los partidos disputados en primera para el equipo que tiene la juventud como denominador común en varios de sus logros: Cortés es el entrenador más joven en consagrarse campeón en la primera división de El Salvador y advierte sobre la situación actual en medio de la pandemia: “Acá se tomaron medidas extremas desde el comienzo para controlar el coronavirus y por ahora lo está haciendo muy bien”.
Las preocupaciones del entrenador están, principalmente, a miles de kilómetros: su familia es de Jaen, pertenecen a los denominados grupos de riesgo y trabajan en un hospital. “Es realmente una situación muy fea para vivir a la distancia”, le dice a Infobae con un tono diferente al utilizado en el resto de la entrevista.Un entrenador español, un público arisco, un equipo en zona de descenso que termina festejando el campeonato, José Luis Chilavert, una pandemia, el interés mundial ante la particular consagración y mucho más. Algunas de las palabras que quedan estampadas en las primeras hojas de la historia de Once Deportivo. La historia, como en las películas, promete no tener final: continuará.