Otra vez las primeras planas policiales tienen como protagonista a una de las máximas estrellas de las artes marciales mixtas del momento. El campeón de los semipesados de UFC, Jon Jones, fue detenido en Albuquerque durante la madrugada de este jueves cuando la Policía lo localizó manejando en estado de ebriedad y con un arma de fuego.
El hecho lo develó la cadena norteamericana Koat, que indicó que los oficiales acudieron a la avenida central después de haber escuchado disparos en la zona. Allí visualizaron un vehículo con el motor prendido y que tenía en el asiento del conductor al mejor peleador libra por libra. Bones aseguró no tener vinculación con los disparos y los oficiales decidieron realizarle el control de alcoholemia al notar que aparentemente estaba bajo los efectos del alcohol: tenía al menos el doble de alcohol en sangre que lo permitido por la ley.
“Jones admitió a los oficiales que había estado manejando antes y que tenía la intención de conducir ahora”, informó el citado medio. Al detenerlo, los agentes se encontraron con una pistola debajo del asiento del conductor y una botella abierta de mezcal, algo que está prohibido en Estados Unidos.
Por eso, lo apresaron y lo acusaron de DWI (conducir bajo la influencia del alcohol) agravado, uso negligente de arma de fuego, la posesión de una botella abierta y la falta de un comprobante de seguro para el vehículo.
Los agentes de la fuerza de seguridad lo trasladaron hasta la estación policía de Albuquerque (Nuevo México) y allí lo dejaron en libertad horas más tarde tras el pago de una fianza.
“Como parte de las investigaciones, nuestra Unidad de reducción de la violencia con armas de fuego llevará a cabo una prueba en el arma y las cápsulas activadas para determinar si esa arma se utilizó en algún delito. Reducir la violencia en Albuquerque es nuestra principal prioridad”, le advirtió Gilbert Gallegos, director de comunicaciones de la policía local, al sitio MMA Fighting.
El luchador de 32 años es dueño del título semipesado de la UFC de manera intermitente desde el 2011. En 2015, tras ocho defensas exitosas, le quitaron el cetro cuando semanas antes de una nueva presentación quedó involucrado en un accidente de tránsito y fue acusado de escapar del lugar. En 2016 se adueño otra vez del título interino y en 2017 se alzó con el regular, aunque nuevamente lo despojaron de la distinción: esta vez fue por un positivo de esteroides en un control de dopaje. Finalmente, en diciembre del 2018 empezó un nuevo reinado: venció al sueco Alexander Gustafsson y realizó tres defensas exitosas, la última el 8 de febrero pasado contra su compatriota Dominick Reyes.
La UFC lo considera el mejor peleador de la disciplina libra por libra incluso por encima de nombres con mayor prensa como Khabib Nurmagomedov (2°), Conor McGregor (9°) o Tony Ferguson (10°).
Si bien cuenta con un amplio historial de problemas fuera del octágono, el conflicto judicial más reciente y espinoso se desarrolló a mediados del año pasado cuando fue acusado de agresión sexual a una camarera de un bar nocturno de Albuquerque: advertían que había estrangulado y golpeado en la zona genital a la mujer. “No crean todo lo que dicen en Internet”, se defendió Bones en sus redes sociales. Mientras que su agente de prensa afirmó por entonces: “Dieron a conocer una falsa acusación. Él, junto a múltiples testigos, están listos para refutar las maliciosas mentiras que se han dicho”. Meses más tarde, la justicia cerró la causa pero le impuso no involucrarse en problemas legales ni consumir drogas durante 90 días.
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