El 2020 debía ser pura gloria para el negocio del deporte, pero a esta altura hay que olvidarse de eso. La inversión de publicidad y patrocinio, concentrada sobre todo en los Juegos Olímpicos y la Eurocopa, era récord este año, casi 50.000 millones de dólares. Hoy esa cifra está en un limbo. ¿Qué sucederá con Tokio 2020? ¿Y con la Eurocopa itinerante por 12 países? ¿Y con la Copa América que compartirán Colombia y Argentina? ¿Y con las Eliminatorias para el Mundial de Qatar 2022? Todo está abierto, ante la crisis del coronavirus, no es probablemente lógico pedirle a los dirigentes del deporte la claridad que aún no están en condiciones de aportar los líderes del mundo. Lo que está claro es que se va aceleradamente hacia un mundo casi sin deporte, algo nunca visto.
La Copa América debe comenzar el 12 de junio en el estadio de River con un muy atractivo choque entre la Argentina y Chile. ¿Cincuenta mil hinchas tapizando de barbijos las tribunas? ¿O un partido en un Monumental vacío? El presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) cree que no es una opción. “No creo factible jugar sin espectadores. La Copa América se sustenta mucho en los ingresos por venta de entradas”, dijo a Infobae Alejandro Domínguez, que como vicepresidente que es también de la FIFA está al tanto de todo lo que se analiza en Zurich de cara a lo que se perfila como una inevitable parálisis de buena parte del fútbol mundial.
Si Domínguez no ve factible jugar sin espectadores, que es lo que acaba de decidir el gobierno de la ciudad de Buenos Aires para todos los eventos deportivos bajo su jurisdicción, la siguiente pregunta es si ve probable que el torneo no se dispute en las fechas previstas. Pero el presidente de la Conmebol no quiere ir, aún, tan lejos: “Hasta el momento no tenemos informes oficiales de los gobiernos con respecto al coronavirus y su evolución en los paises anfitriones. Estamos monitoreando de cerca la postura que asumiran los dos países con respecto al coronavirus”.
La Conmebol, está claro, le tira la pelota a Iván Duque y Alberto Fernández. Que la Copa América se juegue dependerá, en gran medida, de lo que ellos decidan, y ellos decidirán en función de lo que el ministro de Salud Ginés González García le diga a Fernández y la ministra Elizabeth Hinostroza Pereyra a Duque. Si al comenzar esta semana había cierta confusión con la postura de ambos gobiernos, hoy jueves ya está claro que Buenos Aires y Bogotá apostarán a pasarse de frenada si es necesario. La declaración de "pandemia" por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) les da sobrado sustento. La meta, compleja de alcanzar, es que ninguno de los países pase por lo que está pasando Italia y lo que se perfila en España.
El asunto es, precisamente, que para frentar al virus Italia envío a 60 millones de personas a sus casas, y que España está iniciando ese mismo camino con medidas cada vez más duras. El director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, dijo hoy que “en el mejor de los casos”, la crisis durará dos meses en España, aunque podría extenderse hasta cinco.
Europa está saliendo del invierno y entrando en la primavera. España, incluso, vive esta semana insólitas temperaturas de verano. Argentina y Sudamérica, en cambio, dejan el verano para adentrarse en el otoño y el invierno. Aunque los expertos no han confirmado aún que el virus pierda fuerza en primavera o verano, lo cierto es que en invierno la gente pasa tiempo encerrada en oficinas y transporte público con escasa o mala ventilación, condiciones ideales para el contagio, además de estar expuesta a bajas temperaturas que favorecen cualquier tipo de resfrío o gripe.
¿Tendría sentido, en ese contexto, reunir a decenas y decenas de miles de espectadores en las heladas noches del junio argentino? La final está prevista para el 12 de julio en la calurosa y caribeña Barranquilla, y las temperaturas en las otras tres sedes colombianas son más amables que las de las seis argentinas, pero el torneo está armado en dos países, y la Conmebol deberá tomar una decisión pronto. La posibilidad de que solo se juegue en Colombia está siempre abierta, pero la de la cancelación también.
Todo, precisamente en un 2020 en el que la Copa América buscaba ganar seriedad y lógica, acompasándose a los ritmos de la Eurocopa, que se juega cada cuatro años. Ambos torneos se jugarán en las mismas fechas, configurando prácticamente un Mundial de fútbol. El plan apuntaba a que, en horario televisivo latinoamericano, las mañanas y las tardes fueran de la Eurocopa, mientras que las tardes y las noches se reservaban para la Copa América. Gran plan. ¿Inviable ya?
La Eurocopa es hoy un verdadero dolor de cabeza para el presidente de la UEFA, el esloveno Aleksandr Ceferin. Michel Platini, hoy caído en desgracia en medio del FIFA-Gate, le dejó un regalo parecido al que Joseph Blatter recibió en su momento de manos de Joao Havelange. Si aquello fue el primer Mundial compartido por dos países (Corea del Sur/Japón 2002), en este caso se trata de una Eurocopa repartida en... ¡doce países! Las dos semifinales y la final del 12 de julio se jugarán en Londres, pero el partido inaugural del 12 de junio, dentro de apenas tres meses, debe jugarse en Roma, la capital de un país blindado, paralizado y hoy semi aislado del resto del continente.
Esa Eurocopa 2020 debía ser la plasmación futbolera de un mundo más conectado que nunca. Volar de Londres a Munich, de Amsterdam a Bilbao o de San Petersburgo a Copenhague es casi como tomarse un tren en la Europa de hoy: muy sencillo y a buenos precios. La fiesta no sería solo en los estadios, sino en 12 países de todo el continente, una hermosa imagen para una Europa que hace solo 75 años que salió de una guerra que la arrasó. El coronavirus está poniendo en cuestión que este verano (boreal) Europa pueda vivir una fiesta.
¿Podría suspenderse la Eurocopa? ¿Podría jugarse sin espectadores, tal como está sucediendo en muchos partidos del fútbol europeo? “No puedo responder a esas preguntas aún”, admitió Ceferin en diálogo con Infobae. “Estamos analizando la situación y no hemos tomado aún ninguna decisión”.
Decisión que sí tomó ya la Confederación Asiática de Fútbol. Las eliminatorias para Qatar 2022, previstas para este mes, fueron reprogramadas para junio. Y en un camino parecido están la Conmebol, que ya pidió a la FIFA postergar el inicio de las eliminatorias, y otras confederaciones.
¿Qué va a hacer la FIFA? Las reuniones en Zurich se multiplican, también las conferencias a distancia, a tono con el momento que vive el mundo.
“Es seguro que tenenos que tomar decisiones, pero por el momento es todo especulación”, dijo a Infobae una alta fuente del ente rector del fútbol mundial. “Estamos estudiando la situación y haciendo monitoreos de diversos casos. No hay que olvidar que tenemos 211 federaciones miembro. Algunas con miles de casos, otras con cero”.
¿Cuándo van a anunciar una decisión acerca del camino que debe tomar el fútbol? “Yo diría que muy pronto”, admitió el hombre de contacto directo con Gianni Infantino, el presidente de la FIFA.
La situación es diferente a tres horas de tren de Zúrich. En Lausana, la sede del Comité Olímpico Internacional (COI), el presidente Thomas Bach bien podría estar arrojando dardos contra una diana con el rostro de Richard Pound, canadiense, ex presidente de la Agencia Mundial Antidoping (WADA-AMA) y el miembro más veterano del organismo olímpico: lleva 42 años en esa posición.
El 25 de febrero se produjo la tormenta perfecta en Tokio, un encuentro que Bach hubiera quizás pagado por evitar. Pound fue entrevistado por Stephen Wade, verdadero sabueso periodístico de The Associated Press, la mayor agencia de noticias del mundo, y dejó titulares de impacto.
El principal, que si hasta fines de mayo el coronavirus no está controlado, probablemente “se esté hablando de la cancelación de los Juegos” que deben comenzar el 24 de julio en la capital japonesa.
En Lausana son conscientes de que Pound tiene razón, de que lo que dice es una obviedad, pero nadie quería ser tan claro, y mucho menos lanzar al ruedo la idea de una cancelación, que, más allá de que los Juegos están protegidos por diversas pólizas de seguros, implicaría un daño enorme. Pound, que fue candidato en 2001 a suceder en la presidencia al español Juan Antonio Samaranch, habla con la libertad de aquel al que ya no le importa nada lo que de él digan. Y con el sustento de ser un prestigioso abogado de Montreal y ex nadador olímpico.
Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino (COA) y miembro del COI al igual que Pound, cree que Tokio 2020 será realidad. “Todo está indicando que en Oriente el crecimiento del virus paró”, dijo el dirigente y empresario a Infobae. “Hay que esperar un par de semanas. es muy dificil hacer futurologia sobre algo que es nuevo y nadie conoce a pleno. Lo que importa es lo que diga el presidente Thomas Bach”.
Pero entre los patrocinadores del COI, que son junto con la televisión el gran sustento del negocio olímpico, se está trabajando en el Plan B y el Plan C ante la posibilidad de que el A -Juegos en situación de normalidad- sea inviable.
Las señales no son buenas. El fuego olímpico se encenderá este jueves en Grecia, en la Antigua Olímpica, por primera vez desde 1984 sin la presencia de público. Esa llama, sustentada en el mito romántico de que nace de los rayos del sol y nunca se apaga, ya no hará un tour mundial como sucedió hasta Pekín 2008, cuando la antorcha llegó a apagarse en medio de disturbios por la situación del Tíbet y otras tensiones políticas mundiales.
No, esta vez la llama solo recorrerá Japón, y entre el 26 y el 28 de este mes recorrerá, en su primera escala, un lugar de enorme simbolismo: Fukushima.
El coronavirus lleva a la paradoja de que ya nadie le recuerda a los organizadores de Tokio 2020 el accidente nuclear sucedido hace exactamente nueve años, el 11 de marzo de 2011. Un terremoto, y sobre todo la ola de 14 metros generada por un tsunami, inundó de agua de mar la planta provocando tres fusiones nucleares y tres explosiones de hidrógeno. Enormes cantidades de agua contaminada con isótopos radiactivos llegaron al Océano Pacífico y decenas de miles de personas fueron evacuadas del área.
Tokio 2020 jura que los Juegos serán seguros, que aquel accidente nuclear no será un problema para la salud de ningún visitante. Quizás no tenga ni siquiera que probarlo, al menos no en las fechas de julio y agosto originalmente previstas. Seiko Hashimoto, ex deportista y ministra japonesa para los Juegos, dijo la semana pasada que Tokio no está obligado a celebrar los Juegos entre el 24 de julio y el 9 de agosto, y que el COI tampoco puede cancelarlos si eso sucede.
“El COI tiene derecho a cancelar los Juehos solo si no se celebran en 2020”, dijo Hashimoto al Parlamento en Tokio. “Eso puede interpretarse como que los Juegos pueden postergarse siempre y cuando se celebren en el año calendario 2020”.
Tras Pound, Hashimoto. La molestia en el COI es evidente. “Eso es pura especulación, no tenemos nada que agregar”, dijo una fuente del ente olímpico a Infobae.
En términos de deporte, Suiza es hoy el país clave. Sede de decenas de federaciones deportivas internacionales, allí se están tomando las decisiones que terminarán de configurar qué sucede. ¿Millones de personas encerradas en sus casas y, además, sin la posibilidad de disfrutar del deporte de alto nivel en la televisión?
El tenis masculino ya dio de baja todos los torneos hasta el 20 de abril, y el femenino va en la misma dirección. Pero sería lógico pensar que la suspensión se prolongará. ¿Decenas de miles de personas aglomerándose en el Foro Itálico de Roma en mayo? ¿Cientos de miles de personas desfilando por Roland Garros? Las bromas acerca de que Roger Federer eligió el mejor momento posible para operarse de la rodilla solo le aportan sonrisas a una situación que es seria y grave.
Lo mismo le sucede a la Fórmula 1, que ya postergó el Gran Premio de China y podría hacer lo mismo con el de Vietnam. Ni hablar con los de la temporada europea. El remo se quedó sin preolímpico en Italia, el boxeo también cancela eventos, el rugby del Seis Naciones deberá jugarse en otras fechas. En Estados Unidos, la NBA ya fue suspendida. Horas antes, la NBA, la MLB, la MLS y la NHL habían emitido un comunicado en conjunto anunciando que de ahora en más retringirán el acceso a sus instalaciones de aquellos que no sean deportistas o empleados esenciales. Los periodistas no podrán ya entrar a los vestuarios, algo que puede sonar a obviedad para un latinoamericano o europeo, pero que implica romper una acendrada tradición del deporte estadounidense.
Entonces, ¿habrá Juegos Olímpicos?
El presidente de una federación internacional, jefe de uno de los deportes del programa de Tokio 2020, le comentó a Infobae que esta semana recibió “una comunicación del COI autorizando a flexibilizar y hacer cambios en los preolímpicos”, eventos que el COI suele controlar con celo y sin dejar margen.
“Me imagino la posibilidad de unos Juegos sin espectadores”, dijo el diirgente. “El gran ingreso de los Juegos viene por el lado de la televisión y los patrocinadores del COI, lo de los tickets no es tan importante. Y a nivel de marketing, Tokio ha recaudado mucho más de lo que se esperaba”.
“¿Qué es peor? ¿Que no haya Juegos o que haya Juegos sin espectadores?”, se preguntó retóricamente el dirigente antes de reflexionar e ir más allá. “Y la verdad, si los Juegos al final se suspenden, el problema del mundo no será precisamente ese”.
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