“Llegaba al punto de la humillación”: atletas revelan la violencia psicológica al interior del equipo mexicano de natación artística

Infobae platicó con las deportistas que decidieron denunciar a la entrenadora Adriana Loftus por los comentarios discriminatorios que ejercía sobre ellas

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Ella es Teresa Alonso García, la nadadora que comenzó este movimiento por la justicia deportiva. (Video: Infobae)

Debajo del agua, Teresa Ixchel Alonso García, de 24 años, no escuchaba la voz de nadie. Mientras el líquido cubría su cabeza, en sus oídos se erigía una barrera y en su rostro se dibujaba una sonrisa. El nado sincronizado es su pasión y eso lo demostraba con sus participaciones dentro del conjunto representativo de México en competencias internacionales.

Sin embargo, cuenta que cuando salía de la alberca, los comentarios que recibía de su entrenadora, Adriana Loftus, no eran de aliento o felicitaciones por el control que ejercía de su cuerpo, sino de reproches por su apariencia.

Alonso García es una de las nadadoras artísticas promesas para el país, pero su crecimiento dentro del deporte se vio interrumpido por las dinámicas de violencia psicológica que vivió al interior del equipo de primera fuerza por parte de Loftus, las mismas que denunció por medio de un video en su cuenta de Instagram.

A través de esa vía dio a conocer el dolor que ha experimentado como atleta de alto rendimiento: “Me dijeron que estaba gorda, chaparra, que tengo pierna corta”. Además de la implicación psicológica que tienen esos comentarios, Teresa comenta en una plática con Infobae que también fueron determinantes para las oportunidades que pudo haber tenido en su carrera.

Ella llegó al equipo de primera fuerza como una de las mejores atletas mexicanas de la categoría Júnior, por lo que sus ilusiones eran crecer hasta formar parte de la dupla que representara a México en unos Juegos Olímpicos; no obstante, alcanzar ese puesto sería muy difícil, pues se dio cuenta de que eso no dependía de sus capacidades: “Me impactó cuando me dijo que no podía ser parte del dueto porque no llegaba la estatura”.

Acerca de este tipo de dinámicas que la entrenadora tenía con las deportistas, Teresa no sabía nada. Desde que ingresó al equipo se encontró con un obstáculo constante y doloroso al cual no sabía cómo enfrentar. “No existe un reglamento donde se diga que las atletas deben pesar tanto o deben tener tanto porcentaje de grasa o estatura”, explica la deportista.

El equipo mexicano de natación artística muestra su coordinación durante una competencia internacional. (Foto: Conade)
El equipo mexicano de natación artística muestra su coordinación durante una competencia internacional. (Foto: Conade)

Alonso García relata que la presión hacia su ella comenzó en el 2017, cuando además de recibir comentarios soeces sobre su cuerpo, no era tomada en cuenta para realizar las rutinas en el equipo. Debido a esto sintió que su lugar para los Juegos Panamericanos de Lima 2019, en donde ganó la medalla de plata, pendía de un hilo.

El hecho de que vieran su cuerpo sobre sus habilidades hacía que se sintiera desplazada. “En un principio pensaba que eran los resultados lo que importaba, pero ahí me di cuenta de que no tenía relevancia si eras buena, porque si ella decidía sacarte del equipo, lo hacía; ella tiene el control del nado sincronizado en México”, comenta mientras su rostro transmite el pesar que le ocasiona el recuerdo.

Los abusos y comentarios que padeció Teresa sucedían enfrente de todas sus compañeras. “Una de las veces en que me sentí más humillada” fue cuando la entrenadora sentó a todas las nadadoras al filo de la alberca para después señalar las medidas de cada una. Cuando llegó a ella soltó una frase que le ahoga las palabras en lágrimas: “Tere... de porcentaje de grasa y músculo estás bien, pero te ves gorda”.

Rodrigo Pérez Chávez, la pareja sentimental de Teresa Ixchel, era de las pocas personas fuera del equipo que conocía lo que experimentaba durante sus entrenamientos. Cuando pasaba por ella al Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR) notaba que algo no estaba bien con su ánimo.

Mientras la confianza entre ellos aumentaba, también lo hacía la situación adversa que vivía en el equipo de nado sincronizado, de la cual Teresa le contaba a partir de frases que en conjunto permitían comprender su posición. Estos comentarios presentaban características similares: “Lo volvió a hacer” o “fue un día muy difícil en el entrenamiento”.

“Poco a poco fue empeorando”, narra Rodrigo mientras Teresa ve a la cámara de Infobae en el Parque México de la colonia Condesa. “Cada vez lloraba más. Entre semana entrenaba de 7:00 a las 16:00 horas. Cuando salía, iba a la escuela, regresaba a casa y se dormía. Los domingos se la pasaba dormida y cuando despertaba comenzaba a llorar hasta que un día tuvo la confianza de contarnos todo lo que estaba viviendo”.

Para Teresa, el nado sincronizado había representado su más grande pasión. (Foto: Instagram@tere_22)
Para Teresa, el nado sincronizado había representado su más grande pasión. (Foto: Instagram@tere_22)

Además del ánimo, un elemento que se veía afectado era el de su alimentación, pues no comía aun cuando pasaba tantas horas en el agua, lo cual, aunado a la presión que sentía, le llegó a producir un par de padecimientos severos que la ponían en riesgo: sangrado de tubo digestivo y anemia crónica.

El primero le causó fuertes dolores, pero no le representaba afectaciones a futuro en su labor como deportista. El segundo, en cambio, ponía riesgo su vida, ya que la anemia implica que los glóbulos rojos no dispongan de la hemoglobina, proteína necesaria para la transportación del oxígeno a través de la sangre, por lo que “en cualquier momento podía colapsar”, debido a que en el nado sincronizado las apneas (contener la respiración) son constantes.

De acuerdo con la psicóloga de la UNAM, Rocío Ivonne de la Vega, especialista en trastornos alimentarios, las disciplinas en donde el cuerpo es el principal instrumento como la gimnasia o la natación artística, la presión social puede influir en el desarrollo de conductas perjudiciales a nivel alimenticio como la anorexia o la bulimia, entre otros.

“El estilo coercitivo de hacer peticiones en torno al tema del peso”, explica a Infobae en entrevista telefónica, “puede lacerar la autoestima de las personas”, lo cual se combina con una autopercepción negativa del propio individuo.

Además, en los deportistas de alto rendimiento, debido a la naturaleza de las exigencias, se puede generar una tendencia hacia el perfeccionismo corporal, lo cual se relaciona con el hecho de querer ser la mejor en la disciplina, abonando al desarrollo de este tipo de trastornos y, por lo tanto, a la disminución del rendimiento físico y del nivel deportivo.

La importancia de Adriana Loftus en el nado sincronizado mexicano

Adriana Loftus es uno de los personajes más importantes en la historia de la natación artística, e incluso del deporte, en México. Comenzó su carrera en la década de los 70 y desde entonces se convirtió en una de las nadadoras más importantes del equipo nacional.

Samantha Flores también denunció los abusos que padecía en el equipo. (Audio: Infobae)

Como entrenadora inició a finales de la misma década, después de dejar su carrera deportiva. En 1979 dirigió su primera competencia al frente del equipo infantil que participó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, relata en el programa de Canal Once, “Leyendas del Deporte Mexicano”.

Desde aquella fecha notó la facilidad que tenía para crear rutinas y sus alumnas se comenzaron a colar en los medalleros; no obstante y a pesar de sus expectativas, nombraron a otra persona al frente del primer equipo mexicano. Eso fue frustrante para ella y en 1982 decidió viajar a Brasil para poder probar sus capacidades como maestra.

Al notar que instauró y desarrolló las bases de la natación artística de Brasil hasta un nivel competitivo, las autoridades del deporte mexicano decidieron repatriarla en 1985. Desde entonces, aunque con algunos periodos de pausa, ha sido el máximo referente del equipo nacional de la disciplina.

Algunos de sus principales logros fueron el noveno lugar en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, haber hecho que México se mantuviera en las primeras posiciones mundiales en las categorías de duetos y equipos, así como haber obtenido la medalla de plata en dos ediciones consecutivas de los Juegos Panamericanos.

En el 2017 fue acreedora al Premio Nacional del Deporte. “No me lo esperaba la verdad, yo esperaba ganarlo en el 2015 cuando me propusieron por primera vez, estaba muy ilusionada porque estaban propuestas las atletas (el equipo) y yo como entrenadora, habíamos tenido un muy buen año pero no se nos hizo", comentó la entrenadora en una entrevista con el diario Marca.

Durante esa misma plática se mostró feliz e incluso expresó su entusiasmo por seguir aportándole su experiencia a la disciplina: “Un premio siempre es muy emocionante, halagador, satisfactorio, un gran orgullo recibirlo, pero también conlleva una gran responsabilidad, sé que no es recibir únicamente el premio, festejar y se acabó, al contrario hay que seguir trabajando, ahora más fuerte”, concluyó.

Adriana Loftus ha sido uno de los referentes más importantes para el nado sincronizado en México. (Foto: Conade)
Adriana Loftus ha sido uno de los referentes más importantes para el nado sincronizado en México. (Foto: Conade)

Aunque es un referente, las decisiones polémicas en torno a ella han sido recurrentes en su historia como entrenadora. En 1988 asistió a los Juegos Olímpicos de Seúl con tres atletas para conformar un dueto: las hermanas Lourdes y Susana Candini y Sonia Cárdenas. Para la final del campeonato eligió a Lourdes y a Sonia, lo cual provocó la molestia de la familia Candini a pesar del buen papel que hizo el dueto en la competencia.

Respecto a la violencia psicológica que ejerce en las nadadoras, el presidente de la Comisión del Deporte, Ernesto Vargas Contreras, dio a conocer que en 2013, la nadadora Ana Karen Mendoza también había presentado una denuncia por daño moral en contra de la entrenadora, sin embargo, sus peticiones no fueron oídas.

De acuerdo con el político, Ana Karen y su mamá acudieron a un tribunal ordinario y las demandas prosperaron. Las partes firmaron un convenio, donde se mencionaba que debían despedir a la entrenadora, Adriana Loftus, y a su vez, Karen retiraría las demandas. Karen cumplió con el convenio, pero este personaje (Kiril Todorov, presidente de la Federación Mexicana de Natación) no cumplió, comentó Vargas Contreras el jueves 27 de febrero.

Teresa y Ana Karen Soto, una de sus compañeras, también denunciaron que después de obtener la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Lima y de recibir una gratificación por parte del presidente López Obrador, Loftus les pidió el 8% de ese premio para dárselo al equipo multidisciplinario que trabaja alrededor del equipo y en donde se encuentra su esposo.

Hasta el momento, Teresa no ha visto ningún resultado por parte de las autoridades deportivas mexicanas. Cuando el diario El Universal le preguntó sobre el tema a Ana Gabriela Guevara, titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) sólo mencionó “hemos hablado con Adriana. Estamos en eso”.

Por su parte, el equipo Sirenas Especiales, el cual está integrado por mujeres con Síndrome de Down y no es parte de la Federación Mexicana de Natación, publicó en su cuenta de Instagram un comunicado en donde se puede leer un agradecimiento hacia Loftus, “una mujer que desde la primera vez que llegó a nuestra casa, la alberca olímpica Francisco Márquez, nos incluyó con gran cariño y confianza”.

Las atletas durante la Serie Mundial de Barcelona en 2019. A la izquierda se puede ver Teresa y detrás de ella, la entrenadora Loftus. (Foto: Conade)
Las atletas durante la Serie Mundial de Barcelona en 2019. A la izquierda se puede ver Teresa y detrás de ella, la entrenadora Loftus. (Foto: Conade)

Cuando Infobae contactó a este equipo, su directora, Paloma Torres, comentó que su experiencia con Loftus ha sido “muy positiva. Ella es una fiel creyente de dar oportunidades. Nosotras somos un grupo de atletas con discapacidad y ella nos abrazó e impulsa por seguir creciendo”.

Aunque Infobae intentó ponerse en contacto con la entrenadora Loftus, no ha tenido éxito. En cambio, el programa de Imagen TV, De pisa y corre, logró establecer relación con ella y ante su cuestionamiento acerca de estas acusaciones, dijo: “Si se van a dejar llevar por lo que una o dos niñas dicen después de toda mi trayectoria, pues creo que estamos mal”.

Cabe mencionar que este espacio periodístico está abierto para escuchar ambas partes y publicar las dos versiones de este asunto.

El caso de Teresa Ixchel no es el único

A pesar del duro panorama al que se ha enfrentado Teresa, no lo ha hecho sola. A raíz de la publicación de su video en redes sociales, más nadadoras artísticas también decidieron alzar la voz y contar lo que habían vivido al interior del equipo de primera fuerza. Una de ellas fue Ana Karen Soto, quien se veía como una de las referentes de la disciplina dentro de diez años.

Desde su perspectiva, narra en entrevista para Infobae, los comentarios de Loftus respecto a su apariencia “no estaban dentro de lo que una entrenadora le pide al atleta. Entiendo lo que es la exigencia del deporte de alto rendimiento, pero ella llegaba al punto de la humillación”.

En su caso, las críticas y señalamientos produjeron trastornos alimentarios por los que sus defensas bajaron hasta el punto de desarrollar mononucleosis infecciosa, enfermedad que la separó del equipo e incluso produjo que no participara en el Mundial de la especialidad, que se celebró en Japón, en 2017.

El equipo mexicano de natación artística después de ganar el segundo lugar en los Juegos Panamericanos. (Foto: Reuters)
El equipo mexicano de natación artística después de ganar el segundo lugar en los Juegos Panamericanos. (Foto: Reuters)

No obstante, el momento más complicado para ella fue después del Mundial de Gwanju y de los Juegos Panamericanos de Lima, cuando a pesar de sus buenas actuaciones recibió comentarios sobre su apariencia en vez de sus actuaciones.

“Fue después de eso que comencé a inyectarme carnitina, porque te piden resultados rápidos y notorios. Me inyectaba 10 mililitros cada semana y así estuve como tres meses (...) Esas inyecciones dolían mucho, se aplicaban en la parte abdominal y en los brazos. Al terminar me daba mucho sueño y me dejaban muchos moretones. Cuando me las daban sólo pensaba en que eso me traería un bien”.

Al llegar a sus entrenamientos, Karen ocultaba los moretones. Nadie supo de esa práctica mientras ella pertenecía al equipo. Además de eso, otras afectaciones a su salud eran no poder dormir o sentirse cansada. Dentro de la alberca también tuvo problemas, pues sus fuerzas decayeron de manera importante.

Sacrificaba su rendimiento y alimentación por cumplir con un estándar que también la impactó a nivel psicológico, pues los comentarios aún le afectan. Ya no le gusta usar vestidos, “siento que mis piernas se ven gordas”, lo cual no sucedía antes de las experiencias que tuvo con Loftus.

Madisson López fue otra de las atletas que se solidarizó con Teresa Ixchel. Por medio de un video en sus redes sociales denunció que al interior del equipo se “premiaba a las nadadoras que bajaban de peso con apariciones temporales en rutinas, mientras que a las que subían, las humillaba”.

Pero esa no fue la principal afectación para ella, pues aseguró que la ansiedad de cumplir con un peso ideal le generó un nivel de presión tal que incluso se hizo hoyos en la cabeza. Asimismo, antes de los Juegos Panamericanos de Lima enfermó de cólera a causa de las bajas defensas que había en su cuerpo.

Testimonio de Yulieth Barreto, ex integrante del equipo nacional de nado sincronizado. (Audio: Infobae)

Durante su periodo en el hospital, solía recibir mensajes de la entrenadora Loftus, quien le preguntaba cuándo le darían el alta para regresar a entrenar. “Me tuvieron que inyectar un calmante intravenoso porque era tanta mi desesperación de estar bien para regresar a entrenar que me quité el suero dos veces”, contó en la grabación.

Cuando una persona está inmiscuida en este tipo de situaciones, una de las mejores maneras de reaccionar, desde el punto de vista psicológico, es a partir del desarrollo de habilidades de afrontamiento como ser asertivo: “Enseñarnos a decir no, a poner límites. En este caso, a conocer tu peso, tus tallas, para después saber y explicar por qué no puedes bajar más”, detalla la psicóloga De la Vega.

El miedo era un integrante más en el vestidor

Entre las deportistas que han denunciado violencia psicológica en la selección nacional de natación artística, uno de los sentimientos recurrentes es el miedo hacia la comida y a las básculas. Una de las prácticas más comunes eran las mediciones recurrentes, las cuales consistían en obtener el peso y el porcentaje de grasa de las deportistas.

Según Yulieth Barreto, el tiempo que formó parte del equipo de nado sincronizado siempre estuvo bajo rigurosas dietas. Los días previos a las pruebas hacía mucho ejercicio para bajar la mayor cantidad de peso posible, no obstante, la noche anterior a las mismas se ponía tan nerviosa que no podía dormir: “Teníamos que cumplir con 15 kilos por debajo de nuestra estatura”.

Yulieth notaba que para no subir de peso algunas de sus compañeras preferían irse a dormir durante los horarios de comida y así no tener ningún acercamiento con los alimentos antes de regresar al entrenamiento, cuenta en entrevista para Infobae.

Otra persona que también sufrió por esta idea de bajar de peso de manera obligatoria fue Samantha Flores, quien también platica a Infobae haber sido relegada para las competencias más importantes por no conseguir el estándar de peso que Loftus les exigía.

El primer video que subió Teresa a sus redes sociales. (Video: Instagram@tere_22)

Durante los tres años que formó parte del equipo de primera fuerza fue constantemente relegada y recibía comentarios ofensivos en relación a su apariencia. Ese periodo de su vida lo describe como “desesperante”, además de que le generó “un trauma muy fuerte”.

Aunque también llevaba a cabo dietas rigurosas, nunca logró alcanzar el peso que la entrenadora esperaba: “Ella quería que bajáramos cinco kilos a la semana y eso es imposible. Para una deportista, la descompensación es enorme porque no sólo se disminuye grasa, sino también músculo”.

Sin embargo, Samantha lo intentó a través de provocarse el vómito e inyectarse cardispan, pero no obtuvo resultados. Mientras vivía ese periodo de su vida, su desempeño no era el mismo e incluso tenía miedo de comer.

Una vez que renunció, su forma de alimentarse se convirtió en la de una persona común y poco tiempo después se dio cuenta de que había logrado disminuir siete kilos, mismos que no había bajado durante su periodo en el equipo, donde también sentía dudas acerca de lo que hacía y de sus capacidades deportivas.

Otra de la representación del temor que sentían las atletas al interior del equipo era el silencio. Las entrevistadas mencionan que no tenían confianza de externar sus sentimientos y lo que sufrían porque el encargado de la salud mental del equipo era Alberto Calderón, esposo de la entrenadora Loftus.

“No había libertad para comunicar lo que una sentía”, comenta Ana Karen, quien también explican que el ambiente que se vivía en ese círculo era de miedo. “Todas estábamos muy reprimidas”, lo cual confirma Teresa: “Muy pocas personas le podían decir algo a ella, las demás estábamos calladas porque podíamos perder el puesto”.

El equipo ganó el primero lugar en los Juegos Centroamericanos de 2019. (Foto: Instagram@tere_22)
El equipo ganó el primero lugar en los Juegos Centroamericanos de 2019. (Foto: Instagram@tere_22)

La inmisericorde competencia al interior del equipo

Una de las características por definición del deporte es la competencia. Sin embargo, desde la percepción de quienes han alzado la voz en la selección nacional de natación artística, esta propiedad se distorsionó hasta niveles insanos. Obtener un lugar generó en ellas conductas que iban en contra de su salud y si alguien salía por no aguantar la presión, eso representaba una oportunidad para las demás.

“No manches, ella está subiendo de peso” o “ella está dejando de comer” son frases que recuerda Yulieth de su experiencia en los vestidores del equipo y de las cuales no se enorgullece, porque acepta que en lugar de mostrar apoyo deportivo, se fijaban en quién podría dejar libre una oportunidad.

Esto, narran las nadadoras, lo aprovechaba Loftus, a quien no le importaba que alguien renunciara, pues sabía que detrás de ellas vendrían más mujeres dispuestas a todo para cumplir sus sueños. “Es triste, pero es verdad que todas somos rivales”, es la frase que usa Samantha y que se podría utilizar para ejemplificar una situación que vivió Ana Karen:

“Cuando regresé de Lima ya me quería ir, pero no sabía a quién contárselo. Nosotras somos un equipo, pero también un conjunto muy competitivo. Vas contra ellas para ganarte tu lugar, no le podía decir a nadie que me quería ir, pues iba a mostrar debilidad. Para ellas era mejor que alguien saliera para poder abarcar un lugar y pues me lo aguantaba, llegaba al entrenamiento como si nada pasara”.

La esperanza de un cambio

Antes de publicar el primer video en sus redes sociales, Teresa Ixchel Alonso García se trazó sus objetivos claramente. Ella, a quien le gusta hacer sonreír a la gente con sus rutinas, quiere prevenir futuros actos de discriminación en la disciplina y que la entrenadora Loftus ya no forme parte del equipo.

Teresa siempre fue consciente de las consecuencias de su acto y espera que despidan a Loftus. (Foto: Instagram@tere_22)
Teresa siempre fue consciente de las consecuencias de su acto y espera que despidan a Loftus. (Foto: Instagram@tere_22)

Decidió levantar la voz, explica con la misma determinación que muestra en cada competencia, por “otras que ya pasaron por lo mismo y para que no vuelva a suceder”. En el caso de que cumpla su cometido, se plantearía regresar al alto rendimiento y cumplir su sueño: participar en unos Juegos Olímpicos.

El apoyo que ha encontrado en otras compañeras se basa en el respeto que le tienen a su dedicación y a su perseverancia a pesar de los comentarios que recibía. “Se exigía mucho y aún así le hacían señalamientos sobre su aspecto”, acepta Ana Karen Soto.

Si bien mantiene sus sueños deportivos, Teresa Ixchel siempre ha sido consciente de las consecuencias de sus denuncias: “Sé que al hacer esto, mi carrera deportiva está muerta y va a ser muy difícil que el equipo me acepte de nuevo (...) pueden decir que no aguanté la presión, pero en realidad el alto rendimiento no debería ser así”.

Las denuncias de estas deportistas además de detener la discriminación hacia ellas, buscan poner un alto a la normalización de la violencia psicológica en su deporte y en todos los demás. Piden que se juzgue con base en los resultados y no en percepciones subjetivas basadas en su físico. Desde el punto de vista de Teresa Alonso García, “el atleta no es un robot y no debe ser tratado como tal”.

Al final de la entrevista, Teresa abre su maleta y saca un puñado de medallas, entre las que destacan dos de plata correspondientes a los Juegos Panamericanos. “No recordaba que tuviera tantas”, dice con modestia mientras su mirada se ilumina con el orgullo de haber alcanzado un nivel deportivo tan alto y porque también son un reto hacia quienes le dijeron que denunciaba por no aguantar la presión.

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