El deporte de los Estados Unidos ha recibido esta semana un duro golpe debido a la noticia de la muerte de una gran promesa del baloncesto, Ashley A.J. James. El joven de 19 años había sido una estrella del deporte en su etapa como estudiante secundario y había acordado de palabra su arribo a la Universidad Estatal de Missouri, uno de los tantos establecimientos que se habían interesado en él.
El oriundo de Virginia se encontraba con un amigo en su apartamento cuando, según pudo determinar la policía, un arma se activó de manera accidental. Luego de que la breve investigación así lo determinara, se decidió no levantar cargos contra el otro joven que allí se encontraba y que fue el único testigo de la muerte de AJ.
Ambos jóvenes estaban jugando con el arma cuando esta se disparó y la bala dio en el pecho del basquetbolista que había jugado la última temporada para la Academia Militar Hargrave. Un vecino llamó a la policía de inmediato y la ambulancia llegó a tiempo, pero a pesar de los esfuerzos James llegó sin vida al hospital.
Durante el invierno, el escolta había recibido ofertas Fresno, Murray, VCU y Saint Louis, pero finalmente optó por los Bears, a quienes se les debía unir en los próximos días para comenzar la campaña 2020.
Tras la noticia, las redes sociales se inundaron de mensajes en memoria del deportista de Virginia que soñaba con jugar en la NBA. “Estoy devastado”, escribió un ex compañero, mientras que una de sus profesoras tuiteó: “Lloré y me sentí entumecida, no tenía palabras, lloré más y las palabras inundaron mi mente. Podía escuchar la voz de AJ diciendo mi nombre. Vi esa gran sonrisa contagiosa, pensé en lo amable, tonto, divertido y decidido que era. Mis pensamientos están con la familia James. Mi amor es con AJ. Te extraño”.
Según una investigación de la ONG Gun Violence Archive, más de 38.000 personas murieron en los Estados Unidos por el uso de armas de fuego durante 2019. Se calcula que en Estados Unidos, un país con 327,1 millones de habitantes, hay entre 200 millones y 350 millones de armas de fuego en manos de la ciudadanía, pero las cifras son vagas porque no existe un censo nacional, documentación federal ni estudios de salud pública acerca de estas armas.
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