Los 33 grados que azotaron a la ciudad de Buenos Aires por la tarde no fueron un obstáculo para que fanáticos del Barcelona y del Real Madrid se hicieran presentes en el Moby Dick Pub & Grill (Costanera) para vivir una experiencia única organizada exclusivamente por LaLiga junto a DirecTV.
Los socios de las peñas merengues y barcelonistas le pusieron el color que un fanático argentino puede aportarle a un clásico de tamaña envergadura: pasión, cánticos y festejos desmedidos.
Sillas blancas de un lado, azules y rojas del otro y un pequeño pasillo dividiendo los sectores claramente delimitados para los hinchas. En frente de ellos, la pantalla ya mostraba el saque inicial y la tensión comenzaba a hacerse presente.
Como si estuvieran en el Santiago Bernabéu, los hinchas merengues le hicieron sentir la “localía” a los azulgranas a base de cantos y gritos. El juego durante los primeros 10 minutos los acompañó, hasta que el cuadro culé comenzó a amigarse con el balón.
A partir de los 15, el recital del Barcelona con la pelota hizo que los hinchas comenzaran a creer y fue después de la llegada de Arthur y Lionel Messi cuando más eufóricos se los pudo ver, a pesar de las grandes tapadas de Courtois.
Las buenas sensaciones estaban del lado azulgrana al término del primer tiempo. Las llegadas y las conexiones del Barcelona en los 45 minutos iniciales hicieron que el seguidor culé pudiera disfrutar más tranquilamente de la comida y los sorteos que se llevaron a cabo durante el descanso.
Sin embargo, el complemento fue todo blanco. El Real Madrid dominó de principio a fin, al igual que lo hicieron los fanáticos merengues en el patio del Moby Dick Pub & Grill. Los cánticos se hacían cada vez más fuertes con las llegadas de Benzema, Isco y Vinicius y los cortes de Casemiro, Carvajal y Kroos en el mediocampo.
A los 71 minutos el recinto donde estaban ubicadas las butacas y la pantalla se convirtió en una grada más del Santiago Bernabéu. El gol del brasileño desató la locura blanca en Buenos Aires, la cual comandó uno de los fanáticos en particular y que causó el fastidio de varios seguidores del equipo culé, que se levantaron a increparlo.
La seguridad debió intervenir para frenar cualquier tipo de enfrentamiento al igual que ocurrió en el segundo gol de Mariano Díaz a los 90 para sentenciar el marcador.
Sobre el final, todo era alegría blanca. Mientras los hinchas merengues festejaban los tres puntos, ser los únicos líderes del campeonato y el hecho de haber vencido al rival de toda la vida, los fanáticos azulgrana se preguntaban qué hubiera pasado si las ocasiones que tuvieron en el primer tiempo hubiesen acabado de una manera diferente.
El predio ubicado en Av. Costanera Rafael Obligado 6350 se convirtió en un micro estadio que sintetizó lo que es la pasión del hincha argentino por su equipo de fútbol. Una pasión que no entiende de fronteras ni de costumbres, a pesar de estar separados por más de 10.500 km de distancia.