El botín izquierdo de Diego Armando Maradona con el que anotó su doblete a Bélgica en las semifinales del Mundial de México en 1986. El sofá de su apartamento napolitano, en el cual también se sentó Julio Iglesias. El contrato original de su traspaso del Barcelona al Napoli. Todos esos tesoros (y muchos otros más) están bajo tierra, en un sótano.
El museo de Massimo Vignati es irrepetible. No figura en ningún mapa de Nápoles, no está tampoco en las guías de viaje y la entrada es gratuita. Y sin embargo, una parte de la leyenda de Maradona está ahí, en el sótano de un edificio normal y corriente de Secondigliano, un barrio del norte de la ciudad. Un conjunto de gemas como fotografías, banderines, brazaletes, camisetas que son la envidia de cualquier fanático del astro argentino, de 59 años.
¿Cómo llegó todo allí? El museo secreto es testigo del vínculo único entre el ex enlace y una familia que estuvo a su lado durante sus siete años napolitanos, cuando era el mejor jugador del mundo."Tuve la suerte de que mi padre fuera durante 37 años el conserje del estadio San Paolo y de los vestuarios del Napoli. Y mi madre fue la única cocinera de Maradona", le explicó Massimo Vignati a la agencia AFP. Su hermana también fue la niñera de Dalma y Giannina, las dos hijas que el Diez tuco con Claudia Villafañe. Y él, Massimo, primero de niño y luego como adolescente, frecuentó a diario al ídolo, al punto de forjar una relación de amistad.
En este espacio de ensueño se puede encontrar el banco donde se cambiaba Maradona en el vestuario del estadio de San Paolo o la mítica chaqueta de K-Way con la que bailó e hizo malabares al ritmo de “Live is Life” durante un calentamiento antes de enfrentarse al Bayern de Múnich, la misma canción que esta semana volvió a sonar durante los ejercicios precompetitivos del Barcelona, a modo de homenaje del heredero del ex capitán del seleccionado argentino: Lionel Messi.
“Estábamos con Diego de lunes a domingo. Él y su mujer nos ofrecieron todas estas cosas porque sabían que éramos muchos hijos, cinco niños y seis niñas”, cuenta Vignati, mientras mira las fotos de la época, cuando el apartamento del argentino en lo alto de Posillipo, un barrio elegante de la ciudad, era como su segunda casa. “Estuve las siete temporadas de Maradona como alcanzapelotas. Los lunes, iba a jugar al ‘calcetto’ (fútbol sala) con él, no iba a la escuela. Y los martes, a veces, me llevaba al entrenamiento del Nápoles. ‘¡Diego, vamos con el Ferrari!', le pedía”, recuerda.
Durante mucho tiempo, las perlas expuestas en el sótano de los Vignati permanecieron en el estadio San Paolo. “Mi padre tenía dos habitaciones. Una para todos estos recuerdos y otra para beber un buen café napolitano. Luego de su muerte, lo traje todo aquí. Pero el club sabe que este lugar existe. Si hacen un museo, siempre estaré disponible. Espero que todo pueda volver al estadio, era el sueño de mi padre”, explica Massimo.
Claro que tamañas joyas en su poder tientan a acaudalados coleccionistas que quieren quedarse con los recuerdos de Diego. En una entrevista con Mundo Deportivo, Vignatti reveló que “hasta 20.000 euros rechacé por la fotocopia del contrato original que le llevó del Barça a Napoli”. Hoy conserje de la Universidad Federico II, la más prestigiosa de la ciudad, es además custodio de la memoria del paso de Diego por la ciudad que lo idolatra con fervor religioso.
Massimo tiene otro sueño: que Maradona, un “napolitano nacido en Argentina”, regrese al Napoli. “Con todo lo que está pasando, haría falta un Maradona. Es un niño de Nápoles, es del pueblo. Nos reconocemos en él”, opina."Si viene, habrá 90.000 personas en el estadio. Maradona... Aunque hables con los niños de hoy, lo saben. Está en el ADN de los napolitanos. Maradona es San Gennaro, el santo patrón, una figura inmortal". ¿Es posible su anhelo? En las últimas horas, Diego junior, el hijo que el astro tuvo con Cristina Sinagra, comentó en una entrevista con Cadena SER de España: “Me llena de orgullo porque pasaron muchos años y lo siguen adorando. El sueño de todos los que lo amamos es que entrene al Nápoles. A él le gustaría pero por ahora no se dio y tenemos que tener respeto por Gattuso y por Gimnasia, su actual club”.
“Son hermosos recuerdos. Era educado, alguien bueno, muy apasionado. Cuando se fue, es como si hubiera perdido un hijo”, declara Lucía, mamá de Massimo. “La última vez pasó por Nápoles, le prometió a mi madre que vendría para una buena comida, como en los buenos viejos tiempos. Siempre le gustó eso, mi madre cocina muy bien. Y él también dijo que vendría a ver el museo”, se esperanza Massimo, cuyo segundo hijo se llama Diego en honor al ex fantasista. “Podría vivir de las rentas si hubiera aceptado todas las ofertas que me han hecho. Pero son recuerdos de mi padre y de mi familia, nada está a la venta. Es un lugar dedicado a alguien al que amamos como a un hermano", concluye, en un espacio en el que se respira Maradona.
Con información de AFP
MÁS SOBRE ESTE TEMA: