En aquellos fines de semana donde Sir Jackie Stewart lograba alguna de sus 17 poles positions o uno de esos 27 triunfos (uno de ellos en la Argentina en 1972) que lo llevaron a su tricampeonato de Fórmula 1 en 1969, 1971 y 1973, volvía a su box y lo esperaba su mejor compañera de equipo en su carrera y en toda su vida, su mujer Helen quien era su cronometrista, algo muy común en esa época con las esposas de los corredores. En 2016 a ella le diagnosticaron demencia senil. Con el fin de meterse de lleno en el tema el ex piloto escocés creó una fundación para lograr encontrar una cura para su enfermedad o poder prevenirla. Lejos de campaña deportiva y de las pistas, él trata de ayudarla con la misma pasión que Helen al pie de las máquinas. Y día a día él le demuestra todo su amor incondicional.
La mujer de Stewart no era la única dándole una mano su marido. También eran “colegas” suyas cronometrando las parejas del austriaco Jochen Rindt, del brasileño Emerson Fittipaldi, del inglés Graham Hill o del recordado francés Françoise Cevert. Sin embargo Helen lo acompañó en toda su campaña. Era una excusa para estar cerca de él, pero también para involucrarse en la labor de Jackie. En esos años no estaba la telemetría ni adquisición de datos que hoy permiten saber con más detalles cómo está el coche. Por eso la tarea de tomar los tiempos no era una más: servía para tener de primera mano y con alguien de confianza los registros propios y poder compararlos con los del resto. Su labor se acentuaba en la actividad previa con los entrenamientos para poner a punto el auto y la clasificación que ordena la grilla de partida de una competencia.
Helen era capaz de cronometrar a 26 coches a la vez con un solo reloj. Hoy su marido (80 años) no entiende que su esposa (77) pierda la memoria y la razón. “Ella era capaz de monitorear a más de dos docenas de pilotos con la precisión de un láser gráfico, con una clarividencia espectacular, y de repente, ya no recuerda nada…”, afirma Stewart con dolor y nostalgia. Era común que subieran juntos al podio para celebrar las victorias.
Helen fue diagnosticada por primera vez hace cuatro años después de que no pudo recordar cómo ocurrió un accidente automovilístico en los terrenos de la lujosa propiedad de la pareja en Chiltern Hills, en Inglaterra.
Aunque el escocés no colgó el casco en la lucha por ayudarla. Salió a pista y fue así que creó la fundación “Carrera contra la demencia”, con el objetivo de recaudar fondos para fomentar la investigación sobre la enfermedad.
Él sueña con encontrar una llave que ayude a su mujer y que evite futuros casos. Aspira a llegar al “Adrian Newey de la medicina” como definió, haciendo alusión al responsable técnico del equipo Red Bull, con pasado en March, Williams, McLaren y que es uno de los ingenieros más importantes de la historia de la Máxima. “Para solucionar esta enfermedad, debo encontrar al ‘Adrian Newey de la medicina’, un genio, un gurú, un especialista en esta enfermedad, y lo buscaré en Sri Lanka, China, India, Estados Unidos o el Reino Unido, donde haga falta. Si podemos encontrar en todo el mundo esa clase de gente como Newey, tengo que creer que vamos a encontrar soluciones para esta enfermedad y una cura para esto o una medicina preventiva”, aseguró.
En diálogo con el programa televisivo Good Morning Britain, Jackie confesó que “es una enfermedad muy cruel. Verla pasar por el dolor de la demencia afecta a toda nuestra familia. Siento que tenemos que cambiar eso. Tenemos que seguir adelante. Es una curva de aprendizaje”.
Aseguró que la peor parte de la enfermedad, es que “Helen ya no puede caminar. Creo que lo de la memoria es lo de menos, pero caminar ya no es posible. La memoria es algo que podemos manejar”. Agrega que “ella necesita amor porque está perdida. Lleva cuatro años viviendo con demencia y he visto la degradación, en términos humanos, de la persona que amo”. Y reconoce que “sé que puede llegar un día en que Helen no pueda recordarme, pero le doy besos y abrazos siempre, todos los días e intento atesorar cada momento. Soy muy feliz al dárselos”. De llegar ese momento es posible que él deba recordarle su historia de amor como pasaba en la película Diario de una Pasión, donde uno de los protagonistas (Ryan Gosling) le contaba a diario a su mujer cómo fue su relación para que ella (Rachel McAdams) no la olvide, ya que también sufría de demencia.
Sin embargo esta situación de Jackie es en la vida real y suele demostrar lo que siente por su esposa con la que se casó hace 58 años. Es común verlos juntos en eventos en Europa. Y uno de los más emotivos fue en el último Festival de Goodwood (Inglaterra), el más importante del mundo de autos clásicos de carrera. Allí Stewart desfiló con su Matra MS 80 (1969), ese cuyo motor es una sinfonía inigualable. En un momento frenó y miró a Helen. Sacó una rosa y la señaló, como diciendo “es para vos”. Ella fue llevada en su silla de ruedas, la tomó y se lo agradeció con un beso.
Ambos tienen dos hijos, Paul, que fue piloto y acompañó a su padre cuando tuvieron su equipo de carrera que llegó a la F-1 entre 1997 y 1999; y Mark, un productor de cine y televisión. En el mencionado desfile en Goodwood ambos manejaron los otros dos autos campeones de su papá, los Tyrrell 003 (1971) y 006 (1973). Luego del gesto de Jackie hacia Helen, sus hijos también saludaron a su madre. Es imposible no conmoverse al ver esas imágenes.
En tanto que Jackie reconoció a la demencia de su esposa como “el mayor desafío de mi vida”. Y reveló que “cuidar a un paciente con esa enfermedad es el doble de caro que cuidar a alguien con cáncer”. Helen es atendida las 24 horas del día por un equipo de ocho enfermeras de neurociencia y la casa de cuatro pisos que la pareja comparte en las orillas del Lago de Ginebra, en Suiza, fue equipada con lo último en tecnología. “Me dolería tener que sacarla de casa y llevarla a un centro de atención especial. Es por eso que decidí que sea atendida en nuestro hogar”, sostuvo Stewart.
Con los fondos recaudados en su fundación desde 2016, un total de 1.500.000 de libras esterlinas, se financia a cinco becarios de investigación que estudian las enfermedades biológicas que causan demencia. El trabajo se realiza en asociación con Alzheimer’s Research UK, una entidad del Reino Unido que se encarga de la lucha contra la demencia y el Alzheimer.
“Incluso en el NHS (Servicio Nacional de Salud) en nuestro país y el Reino Unido, no tenés suficiente dinero para poder cuidar a estos pacientes, en hospitales y en hogares. Tenemos un gran problema con eso. Hay grandes profesionales en el Reino Unido y en todo el mundo, pero esta enfermedad es un problema global. En estos últimos 30 años, por mucho que se haya puesto en ello, no hay curas. Vamos a tener que avanzar más rápido que antes”, sostuvo el británico.
Stewart es considerado por la prensa internacional, otros corredores y dueños de equipos como uno de los mejores pilotos de la historia. No fue solo un gran campeón, si no un profesional comprometido con sus colegas. Encabezó la mejora de la seguridad en los circuitos cuando en su época la muerte visitaba con frecuencia a la Máxima. Y la vivió desde cerca como la pérdida del propio Cevert en 1973, quien era amigo y compañero suyo en Tyrrell y estaba destinado a ser su sucesor. Por su trágico accidente Jackie decidió no correr en Watkins Glen, en los Estados Unidos. Era su última competencia pues ya tenía decidido su retiro.
“Lo que me pasa ahora no es lo mismo que mejorar la seguridad de los circuitos, es más difícil. Yo sé lo que es buscar fondos para una escudería, pero esto es un trabajo mucho mayor. Tengo que trabajar duro y no voy a parar de hacerlo”, aclaró el británico que está presente en todas las fechas de la Máxima porque también es la imagen de una importante cerveza, que es uno de los patrocinantes más fuertes de la categoría. Camina por los boxes saludando a todo el mundo y nunca tiene reparos para hablar con la prensa. Tampoco con el público de diferentes edades que le pide una foto a esta leyenda viviente.
Luego Jackie vuelve a casa para seguir acompañando a su esposa a la que describió como una “mujer fantástica” que lo ayudó durante sus días de carreras. “Amo profundamente a Helen. Ella es una mujer fantástica, puso su tiempo y todo lo demás para ayudarme. Tiene un cerebro realmente brillante, y de repente tiene demencia y apenas conserva la memoria”. Y la vuelve a abrazar y besar para que no se olvide su amor.