Fue una velada a puro espectáculo en Las Vegas, con un público eufórico, dos ingresos sensacionales de los boxeadores y luego con Tyson Fury imponiéndose con jerarquía ante Deontay Wilder. Mientras que el británico optó por llegar al cuadrilátero montado en un trono, haciendo honor a su apodo de The Gypsy King, el peleador estadounidense eligió repetir su tradicional ritual de usar una impactante armadura. Aunque no fue tan buena idea.
Wilder lució un disfraz oscuro como tributo al Mes de la Historia Negra, que estaba valuado en aproximadamente USD 60.000. Pero según reveló el propio Bronze Bomber en un diálogo telefónico con Yahoo Sports que dicha vestimenta le costó la derrota: alegó que la armadura era tan pesada que lo dejó sin piernas para el combate.
“Fury no me hizo daño en absoluto, pero el hecho es que mi uniforme era demasiado pesado. No tenía piernas desde el inicio. En el tercer asalto, se me fundieron las piernas por completo. Mucha gente me decía: ‘Parecía que algo andaba mal contigo’. Hice todo lo posible para sostenerme pero sabía que no tenía las piernas debido a mi uniforme”, argumentó el ex campeón mundial de los pesados.
Deontay Wilder, quien fue derribado en ese tercer asalto y también el quinto, mostró una gran falta de equilibrio durante casi toda la pelea, ya que se resbaló varias veces y cayó otras dos veces que no fueron tomadas por el árbitro como caídas oficiales.
En este contexto, el púgil norteamericano de 34 años insistió en que la armadura le jugó una mala pasada: “Solo pude ponerla (por primera vez) la noche anterior, pero no pensé que fuera a ser tan pesado. Pesaba unas 40 libras (casi 20 kilos) con el casco y todas las baterías. Solo quería que mi homenaje fuera genial para el Mes de la Historia Negra.”
Por otra parte, The Bronze Bomber cree que tenía la oportunidad de continuar pese a que su rincón pidió detener la pelea en el séptimo asalto. Se ha mostrado molesto con sus entrenadores por tirar la toalla.
Su coach principal, Jay Deas, había criticado a su asistente Mark Breland en la conferencia de prensa posterior a la pelea por este gesto que decretó su derrota. Wilder dijo que había hablado con los miembros de su equipo previamente para que no detengan el combate.
“Estoy molesto con Mark (Breland) por el simple hecho de que hemos hablado de esto muchas veces. No es una cuestión emocional, hemos hablado sobre esta situación. Dije como guerrero, como campeón, como líder, como soberano, si estoy hablando de entrar y matar a un hombre, respeto lo mismo. Cumplo con el mismo principio de recibir. Entonces le dije a mi equipo que nunca, jamás, sin importar cómo me vea, nunca tiren la toalla porque soy un tipo especial. Todavía me quedaban cinco asaltos. No importaba cómo me viera, todavía estaba en la pelea”, descargó Wilder.
Y también le dejó un mensaje al referee Kenny Bayless, de quien dijo que fue permisivo con su rival: “El árbitro me dijo específicamente que si lo golpeaba en la parte posterior de la cabeza o lo golpeaba en el descanso, me descalificaría. Pero supongo que eso solo estaba dirigido a mí, porque permitió que Fury hiciera esas cosas. Eso es lo única que me molestó”.
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