Durante los 10 minutos que duró su discurso, Michael Jordan, el mejor basquetbolista de todos los tiempos, no paró de llorar. “Estoy agradecido de Vanessa y a la familia por la oportunidad de hablar de hablar de Kobe y de Gigi”, dijo, y las lágrimas comenzaron a rodar por el rostro de la leyenda de los Chicago Bulls, quien se definió como “amigo cercano” de Kobe Bryant, aunque enseguida aclaró: “pero más que amigo era mi pequeño hermano”.
MJ fue uno de los principales oradores en el memorial en homenaje al ex escolta y su hija, a poco menos de un mes del accidente de helicóptero en la que murieron junto a otros siete tripulantes. Un Staples Center repleto (con más de 20.000 aficionados y glorias de la NBA, como Bill Russell, Phil Jackson o Shaquille O’neal, otro de los encargados de hablar) observó a un Jordan quebrado, al punto que se permitió bromear con su desconsuelo: “Tendré que ver otro Meme del Jordan llorando por los próximos 3 o 4 años...”.
“Kobe lo dejó todo en la cancha. Fue como mi hermano menor. Si esperan que hable de las comparaciones entre él y yo... Sólo quiero hablar de Kobe. Los pequeños hermanos siempre quieren meterse en tus cosas; en tus zapatos, tu closet. Quieren saber todos los detalles de la vida. Solía llamarme, escribirme, 23.30, 0.30, 3.30 en la mañana. Quería saber de movimientos, este chico tenía pasión, una pasión como nadie sabe. Si amas algo, si tienes una pasión fuerte, puedes ir al extremo, para tratar de intentarlo. Y Kobe Bryant fue una inspiración sobre la forma de querer jugar el juego, quería ser el mejor basquetbolista que podía ser. Bueno, yo quiero ser el mejor hermano mayor que puedo ser”, despertó una ovación con sus palabras.
En efecto, la Mamba Negra siempre quiso ser como Jordan. Hasta superarlo. Fue Phil Jackson, gestor del mejor Air Jordan y el responsable del despegue de Kobe el que propició el primer contacto en 1999 para que Su Majestad le diera consejos en pos de que se transformara en un jugador de equipo. “Esa primera vez me miró y me dijo, ¿trajiste las zapatillas?”, recordó el desafío. “Podía ser un dolor en el culo, pero podía sacar lo mejor de tí. Hace un par de meses me mandó un texto. Me dijo: 'Estoy tratando de enseñarle a mi hija tus movimientos, ¿qué piensas.? Le pregunté qué edad tenía. Dijo 12. Le dije a los 12 estaba jugando al béisbol”, rememoró.
“Esa actitud de competidor, ese dolor en el culo, habla de su pasión, era un desafío permanente. No sólo como deportista, sino como padre, como esposo”, hizo el puente entre el basquetbolista y el hombre de familia. “Hablamos de negocios, de familia, de todo. Me ayudó a ser mejor persona. Podíamos hablar de cualquier cosa relacionado con la vida, a las 2 de la mañana. No puedo esperar a volver a casa y abrazar a mis hijos. Verles sus caras, sus sonrisas. Eso indica que vamos a seguir aprendiendo de Kobe Bryant y de su esposa. Quiero ofrecer mis condolencias y apoyo a todas las familias afectadas por la tragedia”, continuó.
“Era un increíble padre, increíble esposo, dedicado. Nadie sabe cuánto tiempo tenemos, por eso tenemos que disfrutar el momento, vivir el momento y estar cerca de los que amamos. Kobe Bryant murió, una parte de mí murió. Tuve un hermano menor, al que intenté ayudar en todo lo que pude. Descansa en paz, pequeño hermano”, concluyó, siempre entre lágrimas.
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